Disturbios en ciudad georgiana de Batumi por multa de estacionamiento, reclamos locales

Calles de Batumi. Imagen de dominio público usada por Wikipedia y producida por Oley24.

Batumi, la segunda mayor ciudad de Georgia, se vio sacudida por disturbios que dejaron dos docenas de heridos y varios autos volcados en las primeras horas del domingo 12 de marzo.

Los disturbios, durante los cuales los manifestantes usaron piedras y fuegos artificiales como proyectiles en una batalla campal con policía antidisturbios, se originó en la negativa de un hombre a pesar una multa de estacionamiento, pero parecen estar enraizados en insatisfacciones más grandes.

Las autoridades anunciaron que la agitación se ha apaciguado.

Así está ahora la entrada principal de la estación de policía de Batumi. Es triste ver la ciudad ‘destruida’ en un abrir y cerrar de ojos.

Aproximadamente esta es la zona de los disturbios en Batumi ahora. El punto de referencia es el café Akhali Gemo, 78 calle Gorgiladze.

Batumi es la capital administrativa de Adjara, región autónoma que habla un dialecto del georgiano y tiene una gran minoría musulmana. Batumi es una atractiva ciudada en la costa del Mar Negro de Georgia alentada por más de una década de continuas inversiones, y tiene una sensación relajada y alardea de una cocina distintiva propia. Hasta el khachapuri adjariano con forma de bote, o pan de queso, es diferente del pan de queso originario de otras partes de Georgia, y replica versiones del pide turco en su forma, pero incluye un huevo que flotan encima del queso.

Parece que las frustraciones políticas se mostraron durante la manifestación del 12 de marzo que pasaron a ser violencia después de que detuvieron a Jimi Varshanidze, el hombre al que que multaron. Un periodista que vive en la capital Tiflis enlazó con filmación de la manifestación donde habitantes de Batumi parecen estar afirmando su identidad local en una réplica a los comentarios atribuidos al jefe de policía de la ciudad de que los musulmanes eran «tártaros».

En días recientes, los habitantes de la ciudad han pedido el retiro del jefe de policía, que viene de Gori, ciudad de nacimiento del desaparecido dictador soviético Josef Stalin, a unos 200 kilómetros de distancia.

¿No somos georgianos? ¡Lo somos! ¿No somos adjarianos? Lo somos; ‘somos georgianos musulmanes adjarianos’.

Disturbios de Batumi: lo acusaron de llamar tártaros a los adjarianos, lo que resultó en una protesta contra el jefe de policía el 9 de marzo.
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Foto de una manifestación a pequeña escala frente a la estación de policía de Batumi el 9 de marzo. El cartel dice ‘Los adjarianis no son tártaros, señores policías’.

Una multa de estacionamiento, ¿de verdad?

Sobre cómo empezaron los disturbios, el medio georgiano Democracy and Freedom Watch informó:

The riot began after a man refused to accept a fine for parking in the wrong place and was detained by police after arguing with them.

Accounts of what happened next vary, but what is known is that the conflict escalated and that six men were arrested.

Later, hundreds of mostly men gathered outside the police station demanding the release of the arrested men and the resignation of the police leadership.

Riot police was called in to defuse the situation. Around midnight local time there were reports that the police were using tear gas against the protesters.

A video which appears to have been filmed from inside the police station shows a rain of rocks hurled at the building and at a column of retreating riot police carrying shields.

Los disturbios empezaron cuando un hombre se negó a aceptar una multa por estacionar en un lugar equivocado y fue detenido por un policía luego de discutir con él.

Los relatos de lo que ocurrió después varían, pero lo que se sabe es que el conflicto aumentó y que seis hombres fueron arrestados.

Luego, cientos de personas, en su mayoría hombres, se reunieron afuera de la estación de policía exigiendo la liberación de los arrestados y la renuncia de la dirigencia policial.

Se llamó a la policía antidisturbios para calmar la situación. Cerca de la medianoche, se informó que la policía estaba usando gas lacrimógeno contra los manifestantes.

Un video que parece haber sido filmado desde dentro de la estación e policía muestra una lluvia de piedras lanzadas al edificio y una columna de policías antidisturbios en retirada portando escudos.

Varshanidze fue puesto en libertad. Dijo que estacionó su auto frente a una farmacia y que la policía lo multó cuando salió, antes de que lo detuvieran por discutir con los agentes.

Según el medio Democracy and Freedom Watch, los «políticos de oposición sotienen que las personas de Batumi se han irritado más últimamente por las ‘irrazonablemente’ altas multas que está emitiendo la policía en este blaneario del Mar Negro».

Muchos reclamos locales se han estado forjando en Batumi desde hace tiempo para que una disputa por una multa policial cause disturbios a esa escala.

Aunque los animen foráneos, los disturbios agresivos son muy raros, parecen mostran descontento genuino con, pero no solamente, la policía.

El primer ministro georgiano, Giorgi Kvirikashvili, fue rápido en culpar a las «fuerzas políticas» por avivar el conflicto.

Probablemente sea una referencia a exlíder georgiano Mikheil Saakashvili y su Movimiento Nacional Unido (MNU) que no pudo recuperar el control del Parlamento en las urnas en octubre, donde algunos predijeron que lo verían hacer un regreso dramático a Georgia de su alojamiento en Ucrania.

La batalla entre Sueño Georgiano, representado por Kvirikashvili y financiado por el multimillonario Bidzina Ivanishvili de un lado, y Saakashvili y MNU del otro, se ha caldeado en tiempos recientes, después de una controvertida resolución judicial referida al medio opositor Rustavi-2 que favorece al control de UNM ante anteriores dueños, que más probablemente chocarían con la linea del gobierno.

Sin embargo, Batumi tiene su propia política local bastante lejana del tira y afloja que tiene lugar en un nivel nacional. Aunque las comunidades cristiana y musulmana han coexistido pacíficamente durante años, hay algunas señales de tensiones, sobre todo en torno a la construcción de mezquitas y la dominante influencia económica de Turquía en una región que alguna vez estuvo bajo control otomano.

Mientras la ciudad ha surgido como como destino turístico y centro regional de apuestas, gracias en parte a significativas inversiones turcas, quienes viven y trabajan más allá de la burbuja de estas crecientes industrias tienen poco que celebrar.

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