Hace 70 años, el 29 de marzo de 1947, empezó una guerra entre el gobierno colonial francés y grupos nacionalistas malgaches que al terminar tendría un saldo más de 100,000 habitantes malgaches muertos, según el Alto Comisionado de Madagascar. La cantidad de muertos es considerable en cuestión de números, sobre todo si se considera que la población total la época era de 4 millones. Esta cifra hace del conflicto uno de los más mortales del periodo colonial francés. La represión derrotó a los nationalistas malgaches y Madagascar siguió siendo una colonia hasta 1960.
La guerra se dio poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, en la que muchos soldados malgaches lucharon con el ejército francés. Los colonizados se unieron a las filas de soldados en la lucha contra el nazismo y el fascismo, y también para la liberación de Francia. En la sección de Madagascar del sitio web del Ministerio de Defensa de Francia, en la historia de la Segunda Guerra Mundial llamado Chemins de Mémoire (Caminos de memoria), los funcionarios franceses señalan:
Entre les deux guerres, l'exploitation des ressources de Madagascar se poursuit, ainsi que la modernisation de l'île, mais les revendications malgaches, à l'instar de celles d'autres colonies, ne sont cependant pas satisfaites. Malgré tout, dès 1939, les Malgaches répondent à l'appel de la France et 10 500 d'entre eux participent à la campagne de France en 1940, dont le tiers tombe au combat. Les 3ème, 11ème régiments d'artillerie coloniaux et le 42ème bataillon de tirailleurs malgaches s'illustrent particulièrement, tandis que des tirailleurs combattent bravement dans le cadre d'unités africaines.
Entre las dos guerras, se buscó explotar los recursos de Madagascar y la modernización de la isla, pero las reivindicaciones malgaches, como ocurrió con otras colonias, no fueron cumplidas. A pesar de todo, a partir de 1939 los malgaches respondieron al llamado de Francia y 10,500 hombres participaron en la campaña de Francia de 1940, de los cuales un tercio murió en combate. El 3er y 11mo Regimiento de Infantería Colonial y 42do Batallón de Artilleros malgaches se distinguió particularmente, mientras que la artillería combatió valientemente dentrode las unidades africanas.
Para muchos soldados malgaches, esta participación junto con la creciente madurez política de jóvenes intelectuales fortaleció su deseo de libertad. Luego de la victoria sobre el nazismo y el fascismo, los malgaches exigieron exigieron mayor autonomía dentro de la Unión Francesa, como otras colonias habían conseguido. El sitio web colaborativo Histoire coloniale et postcoloniale (Historia colonial y poscolonial), escrito por historiadores coloniales franceses, afirmó:
En mars 1946, deux jeunes députés malgaches, membres du Mouvement démocratique de la rénovation malgache (MDRM), Joseph Raseta et Joseph Ravoahangy, déposent sur le bureau de l’Assemblée Nationale à Paris, un projet de loi demandant l’indépendance de l’île dans le cadre de l’Union française. Vincent Auriol, alors président de l’Assemblée, refuse de faire imprimer ce texte car « c’était un acte d’accusation contre la France et, en somme, un appel à la révolte ». Le projet de loi est repoussé.
Aux élections législatives suivantes de novembre 1946, les trois sièges du second collège (réservés aux « indigènes »), sont remportés par les dirigeants du MDRM, Joseph Ravoahangy, Joseph Raseta et Jacques Rabemananjara.
En marzo de 1946, dos jóvenes diputados malgaches, Joseph Raseta y Joseph Ravoahangy, miembros del Movimiento Democrático para la Renovación de Madagascar (MDRM), presentaron un proyecto en la Asamblea Nacional en París exigiendo independencia para la isla de la Unión Francesa. Vincent Auriol, entonces presidente de la Asamblea, se negó a tener el texto impreso porque “era un acto de acusación contra Francia y, en suma, un llamado a la revuelta”. El proyecto fue rechazado.
En las siguientes elecciones parlamentarias, en noviembre de 1946, los tres escaños del segundo colegio (reservados para “indígenas”) los ganaron los líderes de MDRM, Joseph Ravoahangy, Joseph Raseta y Jacques Rabemananjara.
Con esos antecedentes, el 29 de marzo de 1947, dos sociedades secretas desencadenaron una ola de violencia de la noche a la la mañana en muchos lugares alrededor de Madagascar. Sin embargo, en lugar de negociar, el gobierno francés optó por reprimir el levantamiento y empezó la guerra. Un artículo del sitio web colaborativo Matiere et Evolution (Materia y evolución), dirigido por expertos historiadores, R. Paris, recordó:
Le gouvernement envoie à Madagascar des renforts, essentiellement des troupes coloniales (tirailleurs sénégalais) : au total 18.000 hommes début 1948. La répression donne lieu à de nombreux débordements et crimes de guerre : tortures, exécutions sommaires, regroupements forcés, mises à feu de villages,…
Parmi les crimes les plus graves figure celui du 6 mai 1947, quand le commandant du camp de Moramanga, dans la crainte d’une attaque, fait mitrailler plus d’une centaine de militants du MDRM emprisonnés dans des wagons.
L’armée française expérimente aussi une nouvelle technique de guerre psychologique : des suspects sont jetés vivants d’un avion pour terroriser les villageois de leur région.
El gobierno envió refuerzos a Madagascar, sobre todo tropas coloniales (infantes senegaleses), un total de 18,000 hombres a principios de 1948. La represión llevó a muchos actos de violencia y crímenes de guerra: tortura, ejecuciones sumarias, reagrupamientos forzados e incendio de aldeas.
Entre los crímenes más graves figura el del 6 de mayo de 1947, cuando el comandante del campo Moramanga, por temor a un ataque, hizo ametrallar a más de cien militantes de MDRM, que estaban prisioneros en vagones.
El ejército francés también experimentó una nueva técnica de guerra psicológica: los sospechosos eran lanzados vivos de un avión para aterrorizar a los aldeanos en su zona.
Con la pregunta “¿cuántas fueron las víctimas de la represión?”, Midi Populaire et Citoyen (Mediodía popular y ciudadano), sitio web activista progresista del sur de Francia intentó responder y exploró los diferentes intentos de concretar una cantidad:
Les chiffres cités à l’époque devant l’Assemblée nationale parlaient de 80 000 morts, une estimation qui sera reprise par les spécialistes comme Jacques Tronchon. Encore récemment, l’écrivain Claude Simon évoquait “Madagascar, dont on a longtemps caché qu’on y a tué, en 1947, 100 000 indigènes en trois jours”.
Le problème est que ces chiffres seraient faux, selon les dernières estimations de certains historiens. Maître de conférences à Paris-I- Sorbonne, Jean Fremigacci affirme, comme d’autres historiens, que le nombre de personnes tuées lors de l’insurrection n’a pas dépassé les 10 000 (dont 140 Blancs), auquel il convient d’ajouter le nombre de Malgaches morts de malnutrition ou de maladie dans les zones tenues par les insurgés.
“Cette surmortalité reste encore très difficile à évaluer, l’hypothèse la plus vraisemblable tournant autour de 20 000 à 30 000 morts” , écrit M. Fremigacci. Il n’y a pas eu de “génocide oublié” à Madagascar, conclut l’historien, mais une faute des dirigeants politiques qui, à Paris, se sont révélés incapables d’éviter un drame annoncé.
Los números citados en la Asamblea Nacional en ese entonces hablaban de 80,000 muertos, estimado que modificaron especialistas como Jacques Tronchon. Más recientemente, el escritor Claude Simon habló de “Madagascar, donde por mucho tiempo se ocultó que, en 1947, mataron a 100,000 indígenas en tres días”.
El problema es que esas cifras serían incorrectas, según últimos estimados de algunos historiadores, Jean Fremigacci, catedrático de la Universidad de la Sorbona en París, afirmó, como otros historiadores, que la cantidad de personas muertas durante el levantamiento no excedió de 10,000 (incluidas 140 personas blancas), al que agrega la cantidad de malgaches muertos por desnutrición o enfermedad en zonas a manos de los insurgentes.
«Este alto índice de mortalidad sigue siendo muy difícil de evaluar, la hipótesis más verosímil gira en torno a los 20,000 a 30,000 muertos”, escribió Jean Fremigacci. No hubo un “genocidio olvidado” en Madagascar, concluye el historidor, sino culpa en los dirigentes políticos que, en París, se revelaron como incapaces de evitar un drama anunciado.
Erick Rabemananoro, periodista que trabajó antes en Madagascar Tribune, rindió homenaje a estas víctimas de las guerras coloniales, entre los cuales estuvo su abuelo paterno. En Facebook, Rabemananoro afirmó:
J'ai l'honneur de vous présenter mon grand-père paternel, Rabemananoro. Il fut placé par la France devant un peloton d'exécution en 1942, dans le tourbillon des luttes entre France vichyste et pro-Anglais en vue du contrôle de Diégo-Suarez et Majunga, où il travaillait.
Après cette première exécution, la France récidivera en 1947 en faisant également fusiller son fils et sa fille aînés, militants du MDRM. Nul n'est besoin de souligner l'impact de ces drames sur la vie de la famille, et les difficultés de ma grand-mère pour subvenir aux besoins des sept orphelins qui restaient.
Alors, en ce jour du 29 mars où tout le monde s'excite à tort ou à raison, je voudrais juste avoir une pensée pour toutes les familles qui savent ce que c'est que d'avoir payé le prix du sang versé pour la patrie dans le combat contre la puissance coloniale. Loin des grandes théories, des discours grandiloquents et autres activités folkloriques sous couvert de patriotisme et d'anticolonialisme
Tengo el honor de presentarles a mi abuelo paterno, Rabemananoro. En 1942, Francia lo colocó ante un pelotón de ejecución, durante el caos de las batallas entre la Francia de Vichy y la Francia Aliada, con miras al punto de control de Diego Suarez y Mahajanga, donde trabajaba.
Luego de esta primera ejecución, Francia repite en 1947, y fusila a su hijo e hija mayores, ambos militantes de MDRM. No es necesario destacar el impacto de estos dramas en la vida de la familia, y las dificultades de mi abuela para satisfacer las necesidades de los siete huérfanos que quedaron.
Entonces, ese día del 29 de marzo, cuando todos se emocionan con o sin razón, solamente quisiera detenerme un momento a pensar en todas las familias que saben que pagaron un precio en la sangre derramada por el país en la lucha contra el poder colonial. Lejos de las grandes teorías, los discursos grandilocuentes y otras actividades floklóricas bajo la cubierta del anticolonialismo y el patriotismo.
Debemos regresar a 1885 para ver cuál era el escenario de este conflicto. En un tratado firmado por la reina Ranavalona III (Ranavalo-Manjaka III), Francia había definido su ocupación de la isla como un protectorado y no como colonia. Jean-Claude Legros, historiador francés y autor del libro sobre Madagascar Les flamboyants de l’exil (Los extravagantes del exilio) explica:
un traité fut signé le 17 décembre 1885, dans lequel Madagascar se voyait imposer — bien que le mot ne fût pas utilisé — un statut de protectorat (impliquant la prise en charge par la France des relations extérieures de Madagascar), assorti du paiement d’une indemnité de dix millions de francs.
En contrepartie, les territoires Sakalava repassèrent sous l’autorité du gouvernement malgache et la reine se vit reconnaître le droit de « présider à l’administration de toute l’île ». En 1888, la reine fut même faite Grand-Croix de la Légion d’Honneur.
Se firmó un tratado el 17 de diciembre de 1885, por el que a Madagascar se le impuso, aunque no se usó la palabra, estado de protectorado (que implica que Francia se hacía cargo de las relaciones exteriores de Madagascar), junto con el pago de una indemnización de diez millones de francos.
En compensación, los territorios Sakalava regresarían a la autoritdad del gobierno malgache y a la reina se le reconoció el derecho de “presidir el gobierno de toda la isla”. En 1888, se concedió a la reina la Gran Cruz de la Legión de Honor.
La reina creyó que el tratado anterior que firmó el 1 de octubre de 1895, con el general Jacques Charles René Achille Duchesne en representación de Francia, le garantizaría la corona y que la centenaria corona malgache sería preservada. Sin embargo, para la potencia colonial que quería expandir su imperio, el tratado no fue más que una treta. Al final, la reina fue derrocada del poder y exiliada a Argel.
En un artículo de 1895 de la Revista de dos mundos (cuarto trimestre, libro 132), el economista francés Paul Leroy-Beaulieu escribió franca y mordazmente sobre la colonización de Madagascar por parte de su país:
La prise de possession de Madagascar par la France, quelque prix qu’elle nous ait coûté, quelles que soient les fautes ou les erreurs qu’on ait pu constater dans la préparation de l’expédition, a été une grande et belle œuvre. Une question se pose, toutefois, à l’heure actuelle, qu’il importe de trancher dans le bon sens, alors qu’il en est encore temps. Serons-nous vraiment les maîtres de la grande île australe ? Le traité intervenu entre la France et la reine Ranavalona nous donne-t-il un titre précis, incontesté, complet, non seulement pour l’administration intérieure, mais aussi à l’égard des étrangers, Anglais, Américains, Allemands ? Ne nous procure-t-il pas, au contraire, un domaine grevé de nombre de servitudes plus ou moins perpétuelles, et dont nous supporterons tous les frais sans jouir d’aucun avantage quant aux profits ?
La toma de posesión de Madagascar por parte de Francia, sea cual sea el precio que nos costó, sean cuales sean las faltas o errores que se haya constatado en la preparación de la expedición, ha sido un obra grandiosa y hermosa. De todas maneras, se plantea una pregunta en esta época, que importa zanjar en el buen sentido mientras todavía hay tiempo. ¿Realmente seremos los amos de esta gran isla austral? El tratado entre Francia y la reina Ranavalona nos da un título preciso, sin oposición, completo para la administración interior ¿pero también con respecto a extranjeros, ingleses, estadounidenses, alemanes? ¿Nos concede un dominio cargado de numerosas restricciones más o menos perpetuas, y de la que pagaremos todos los costos sin disfrutar de ninguna ventaja con respecto a las ganancias?
Más de un siglo después, en noviembre de 2016, durante una conferencia entre jefes de estado de la Organización Internacional de Francofonía en Antananarivo, capital de Madagascar, el presidente francés François Hollande reconoció que las tropas coloniales habían cometido atrocidades durante la guerra:
«C’est bien parce qu’il y avait eu cet engagement des Malgaches pour la France mais aussi pour la liberté, que beaucoup, après la Seconde guerre mondiale, ont commencé à songer à l’indépendance, à cette aspiration qui montait du peuple. Ce mouvement a soulevé l’île tout entière en 1947 et elle fut brutalement réprimée par la France. Je rends hommage à toutes les victimes de ces événements, aux milliers de morts et à tous les militants de l’indépendance qui ont alors été arrêtés et condamnés pour leurs idées».
Realmente es porque hubo este compromiso de los malgaches por Francia, pero también por la libertad, que después de la Segunda Guerra Mundial se empezó a soñar con la independencia, esa aspiración que crecía entre el pueblo. Este movimiento provocó un levantamiento en toda la isla en 1947 que fue brutalmente reprimido por Francia. Rindo homenaje a todas las víctimas de estos acontecimientos, a los miles de muertos y a todos los militantes de la independencia que fueron arrestados y condenados por sus ideas.
Una cosa es que los líderes francesas reconozcan estos crímenes de guerra, pero pedir perdón y pagar una compensación es otra cosa. Francia ha cobrado sus deudas con Alemania, pero hasta ahora no ha cumplido con enfrentar las consecuencias de las guerras que empezó.