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Amenazan con desalojo a indígenas en Dourados, Mato Grosso del Sur

Categorías: Latinoamérica, Brasil, Ambiente, Derechos humanos, Medios ciudadanos, Pueblos indígenas

 

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Casa de oraciones en la Reserva Indígena de Dourados, cercana a Yvu Vera. Foto: Marcello Casal Jr. – Agencia Brasil CC-BY 3.0.

Este post fue publicado originalmente [1] en el sitio web del Instituto Socioambiental, asociado de Global Voices.

En la ciudad de Dourados, en el sur de Mato Grosso del Sur, una comunidad de pueblos guaraní kaiowá y terena vive en continua amenaza de desalojo judicial. Queda a las afueras del municipio y es una de las seis comunidades que retomaron áreas que forman parte de la Reserva Indígena de Dourados –creada hace 100 anos por el Servicio del Protección al Indio para confinar a los pueblos indígenas de la región y dejar tierras libres para la colonización.

Las decisiones que determinan la ejecución de cinco mandatos de restitución de posesión de las tierras contra los indígenas fueron publicadas el dia 11 de enero por la Justicia Federal de Dourados, pero datan del 14 diciembre 2016, cuando se dispuso un plazo de 20 días para que la Fundación Nacional del Indio (Funai) cumpliese la orden de restitución. El plazo venció el 31 de enero de 2017, por lo que la Policia Federal quedó facultada para cumplir las órdenes de desalojo en cualquier momento.

A fines de enero, los líderes indígenas habian sido notificados de la marcha del procesamiento, la Funai y la Policia Federal aconsejaron que se retirasen voluntariamente de la zona, pero los guaraní kaiowá y terena no aceptaron: “La comunidad decidió que no va a salir, que se mantendrá firme. Hay personas con problemas de salud, anciano,s personas conocedoras de nuestra historia. La tierra tiene que ser demarcada”, afirma Russi da Silva Martins, del pueblo terena.

Yvu Vera, con alrededor de 20 hectáreas, fue retomada en febrero de 2016 y concentra una población de 200 personas, que viven en aproximadamente 70 chozas, al margen del anillo de circunvalación de la ciudad. Esta es una de las cuatro zonas tomadas cercanas a Dourados; en 2016 eran seis, pero dos, Ita Poty y Unati Pokee Huvera fueron desalojadas.

Olla a presión

En marzo de 2016, después de la recuperación de las tierras, los propietarios comenzaron a considerar acciones de restitución. Los cinco que obtuvieron fallos favorables ahora reclaman la posesión de la propiedad del Sitio Bom Futuro, la Granja Bom Futuro y el Sitio São Luiz, pero los indígenas afirman que ellos no tienen los títulos de propiedad de esos inmuebles.

Esa zona es parte de un Grupo de Trabajo de Identificación de los territorios indígenas de la Cuenca Douradopegua, que no ha sido concluido por la Funai. La entidad indígena interpuso un recurso y espera el avance del jucio. Mientras tanto los indígenas temen ser sorprendidos por la policia, como ya ha sucedido [2] en otros casos.

En Caarapó, Mato Grosso del Sur, más al sur, otros dos territorios indígenas que forman parte de la TI Dourados Amambaipeguá I, también están amenazados de restitución: Jeroky Guasu y Ñamoy Guavira'y, identificados por la Funai el año pasado.

La Reserva Indígena de Dourados [3] tiene 3.475 hectáreas y es conocida por tener uno de los mayores índices de violencia y densidad demográfica en Tierras Indígenas. El área supera ampliamente la población de las demás reservas creadas por el Servicio de Protección al Indio (SPI) a comienzos del siglo XX: en 2010, los indígenas de la reserva representaban el 6,22% de la población de Dourados, la segunda ciudad más grande de Mato Grosso del Sul; en 2014, llegaron a ser 15.023 personas, según los datos de la Secretaria Especial de Salud Indígena (Sesai). Ver en el gráfico abajo, el desarrollo demográfico de la Reserva de Dourados.

Para el antropólogo Diógenes Cariaga, que estudia la reserva, las restituciones están directamente relacionadas al gran aumento demográfico en el interior de la zona y a la situación de vulnerabilidad generada por el régimen histórico de confinamiento.

“A partir del momento que ellos toman las tierras, infringen el sistema de la reserva, regido por la tensión entre grupos familiares. El aumento de tierras retomadas se relaciona directamente con el incremento de la densidad demográfica”, explica. Según él, los indígenas tienen en claro que los procedimientos de demarcación y sus derechos territoriales pueden verse afectados por la crisis política del país. “Permanecer en la tierra es una manera de ejercer presión”.