La última vez que tantas personas se fueron a la huelga en Brasil fue en 1996

La mayor concentración fue en Largo da Batata, en el centro de São Paulo. Foto: Ricardo Stuckert, publicada con autorización.

Millones de trabajadores están en huelga en Brasil contra reformas que debilitarían leyes laborales y pensionales impulsadas por el gobierno conservador de Michel Temer, quien reemplazó a Dilma Rousseff como presidente de Brasil hace un año después de un controvertido proceso de destitución.

El transporte público quedó parcialmente cerrado en la mayoría de las capitales estatales, incluidas la mayor del país, São Paulo. Trabajadores bancarios, de la industria petrolera, profesores y servidores civiles estuvieron entre los que han cesado sus labores durante 24 horas, desde la medianoche del viernes 28 de abril. Los encabezaban activistas de movimientos sociales y organizadores sindicales, que también realizaron manifestaciones públicas.

A diferencia de las protestas que han ocurrido repetidamente en Brasil en los tres últimos años, estas manifestaciones tuvieron lugar también en ciudades más pequeñas y los suburbios más pobres de las grandes ciudades. Los manifestantes bloquearon algunas de las principales rutas interestatales del país, puentes, aeropuertos y terminales de buses desde las primeras horas del viernes. Muchas personas informaron que el día parecía un domingo o un feriado.

La última vez que Brasil vio una huelga general de proporciones comparables fue en 1996, cuando en Brasil gobernaba otro presidente partidario de la austeridad. En Twitter, las etiquetas #GreveGeral [Huelga general] y #BrasilEmGreve [Brasil de huelga] fueron tendencia todo el viernes.

Manifestantes en Belo Horizonte, la cuarta ciudad de Brasil. Foto: Mídia Ninja CC BY-SA 2.0.

El 26 de abril, la Cámara de Diputadora de Brasil aprobó reformas laborales que aumentarían la semana laboral de 44 a 48 horas, disminuiría las penalidades a las empresas que despidan trabajadores y haría más difícil a los trabajadores demandar a sus antiguos empleadores.

El proyecto es parte de una serie de reformas impulsadas apresuradamente por Temer, que disfruta de una sustancial mayoría legislativa, y también de apoyo del sector empresarial, a pesar de la disminución de su popularidad política. Una encuesta de Ipsos dada a conocer el 26 de abril pone su nivel de aprobación en apenas 4 %. Otros proyectos anteriores aprobados como leyes incluyen un congelamiento a los aumentos en el gasto público y legislación que levanta restricciones a subcontratación. En las siguientes semanas, también se espera que el Congreso vote en grandes reformas de pensiones.

El gobierno dice que las reformas son necesarias para contrarrestar el enorme déficit público de Brasil, y fueron anunciadas primero a fines de 2015 por el partido político de centro PMDB en un documento titulado «Puente al futuro«. El plan se lanzó poco antes de que el partido terminara su alianza de 12 años con el Partido de los Trabajadores —rompimiento crucial que permitió que el Congreso destituyera a fácilmente a Dilma Rousseff en abril de 2016. Rousseff fue elegida con el 54 por ciento de los votos en octubre de 2014 con una plataforma muy diferente,en la planteaba preguntas sobre la legitimidad de las nuevas reformas del gobierno.

Un escándalo de corrupción que nunca termina, con nuevas peticiones en las últimas semanas que implicaban a importantes líderes del partido y al propio Temer, también ha aumentado el descontento del público y pone al país en un estado de incertidumbre hasta las elecciones generales de 2018. Es probable que el propio Temer quede impedido de postular en las elecciones, pues fue condenado por violar leyes electorales en 2014, lo que llevó a algunos críticos a señalar que ahora es virtualmente incomprensible para futuros votantes, pues impulsa políticas de estado bastante impopulares.

Manifestación en la Zona Sur de São Paulo en las primeras horas del viernes 28. Foto: Mídia Ninja CC BY-SA 2.0.

Muchos no estuvieron a favor de la huelga general del viernes 28. Grupos conservadores como el Movimiento Brasil Libre y Ven a la calle, que estuvieron en primera línea de las protestas a favor de la destitución en 2015 y 2016 y apoyan las reformas de austeridad, dicen que las protestas son solamente una plataforma política para el Partido de los Trabajadores. Ambos han iniciado campaña en medios sociales donde convocan a la gente a cruzar los piquetes e ir a trabajar, mientras que el Movimiento Brasil Libre, que por lo general está a favor de una retórica más agresiva, calificó a los manifestantes de «terroristas«.

«Esas reformas son cosas de gente mala». Manifestante en São Paulo. Foto: Mídia Ninja CC BY-SA 2.0.

La policía dispersó algunos grupos con gas lacrimógeno y balas de hule, pero dejó intactos a otros grandes grupos de manifestantes. En São Paulo, la policía detuvo a 16 activistas del Movimiento de Trabajadores Sin Techo de Brasil, que defiende la vivienda social y posiblemente sea el mayor movimiento social de Brasil ahora, y se infrormó que los acusaron de “asociación criminal”.

En Río de Janeiro, la policía dispersó a un gran grupo de manifestantes en las primeras horas de la noche.

Pelotón de choque de la policía avanza en dirección a los manifestantes en el centro de Río.

Ya con la mayoría de manifestaciones dispersadas, se llevó a cabo una gran concentración la noche del viernes en el centro de São Paulo y los manifestantes marcharon hacia la casa de Michel Temer, que está cerca.

Protesta en la ciudad de Salvador. Foto Mídia Ninja CC BY-SA 2.0.

Protestas más pequeñas de apoyo a los manifesantes de Brasil tuvieron lugar también en algunas capitales europeas, como Berlín.

Manifestación de brasileños en el extranjero en Berlín en apoyo a la huelga nacional.

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