Documental: ¿Cuál fue el rol de los medios masivos de Brasil en el asesinato de una adolescente?

La imagen de Eloá en la ventana, llorando mientras la retiene su secuestrador, sigue impresa en la memoria colectiva de Brasil. Captura de pantalla de ‘¿Quién mató a Eloá?’

Si preguntas a cualquier brasileño por el «caso de Eloá», seguramente sabrá de qué se trata. En octubre de 2008, el país entero presenció en vivo durante una semana el secuestro y asesinato de Eloá Cristina, de 15 años, que fue mantenida como rehén y posteriormente asesinada por su exnovio Lindemberg Alves, entonces de 22 años.

El 13 de octubre de 2008, Eloá se encontraba con varias compañeras de clase haciendo un trabajo escolar en su pequeño apartamento dentro de un conjunto habitacional de Santo André, área metropolitana de São Paulo, cuando irrumpió Lindemberg armado con una pistola. El joven no aceptaba que la relación se había terminado. Dos de sus amigas fueron liberadas en el momento, pero Nayara, la mejor amiga de Eloá, se quedó. Llamaron a la policía y enseguida se presentaron también los medios.

Mientras la policía negociaba con Lindemberg, dos canales de televisión transmitían la crisis en vivo. Incluso un reportero llegó a entrevistar a Eloá y a Lindemberg a través de la misma línea telefónica que usó la policía para negociar la liberación de las rehenes. Eloá tuvo que responder preguntas como «¿Todavía lo amas?», mientras analizaban su perfil en las redes sociales. En uno de los programas televisivos, un supuesto especialista dijo que «esperaba que todo terminara bien», que Eloá y Lindemberg resolvieran sus diferencias y se casaran.

La directora Livia Perez, acostumbrada a relatar historias sobre género, se centró en el caso para debatir sobre la violencia de género | Foto: Alf Ribeiro/Utilizada con permiso

A pesar de que Lindemberg había liberado a Nayara el primer día de la crisis, la policía le pidió a la chica que volviera para ayudar en la negociación con el agresor.

Cinco días después, el viernes por la tarde, la policía finalmente entró al apartamento. Se oyeron disparos y vieron salir a Nayara con una herida en la cara. A Eloá la sacaron del lugar inconsciente. Recibió un disparo en la cabeza. Lindemberg forcejeó con la policía en las escaleras externas del edificio, a la vista de una gran cantidad de reporteros y curiosos que estaban concentrados afuera.

Todo esto fue transmitido por la televisión en vivo y lo vieron millones de personas.

La imagen de Eloá llorando en la ventana mientras la retenía su secuestrador, apenas días antes de su muerte, se convirtió en un símbolo emblemático no solo de la crisis de rehenes más larga de la historia de Brasil, sino también de la peor manejada y también la más sensacionalizada.

Ocho años después, la directora brasileña Livia Perez decidió hacer una crónica de lo que pasó con Eloá. Pero no quiso contar la historia mediante entrevistas a quienes conocían a Eloá. Por el contrario, puso la atención en los reporteros y la policía, con el objetivo de analizar cómo los medios y la sociedad idealizan las historias de violencia contra la mujer.

Su galardonado documental corto «¿Quién mató a Eloá?», estrenado en 2016, se proyectó en los festivales de cine de todo el mundo, desde Uruguay y México hasta Francia, desde las escuelas de Corea del Sur hasta las cárceles de Brasil. En una entrevista con Global Voices, Perez habló de su motivación para llevar a cabo el proyecto, la brutal realidad de la vida cotidiana de las brasileñas (en el país, matan a 13 mujeres por día), y los temas recurrentes de los medios cuando cubren casos de violencia hacia mujeres y niñas.

El documental de 24 minutos está disponible con subtítulos en inglés y en español:

Global Voices (GV): ¿Qué te llevó a contar la historia de Eloá?

Livia Perez (LP): O tipo de crime do qual Eloá foi vítima é também o crime que vitima milhares de mulheres brasileiras. A história de Eloá é também a história de muitas brasileiras. O Brasil é o 5º país em que mais se matam mulheres e apesar disso a imprensa não pauta a violência contra a mulher ao noticiar esse tipo de crime. Essa foi minha principal motivação: reconhecermos o crime contra Eloá como feminicídio.

Livia Perez (LP): El tipo de crimen del cual fue víctima Eloá es el tipo de crimen que afecta a miles de mujeres brasileñas. La historia de Eloá es la historia de muchas brasileñas. Brasil ocupa el quinto lugar en cantidad de mujeres asesinadas, y sin embargo, la prensa no habla de violencia contra las mujeres cuando cubre este tipo de delitos. Esa fue mi motivación principal: reconocer el crímen de Eloá como un feminicidio.

GV: ¿Qué fue lo más difícil de trabajar en esta historia?

LP:  O maior desafio foi não reproduzir os vícios do jornalismo tradicional nas formas estéticas do filme, ou seja, refletir sobre como contar sobre este crime utilizando imagens produzidas pelos meios de comunicação tradicionais mas também os criticando ou propondo outras perspectivas.

LP: El mayor desafío fue no reproducir los vicios del periodismo tradicional en la estética del documental, es decir, reflexionar sobre la manera de relatar este crimen utilizando las imágenes transmitidas por los medios masivos y, al mismo tiempo, criticándolos y proponiendo otras perspectivas.

GV: En el documental no hay entrevistas con la amiga de Eloá que sobrevivió al secuestro ni con los familiares, ni siquiera con el investigador a cargo del caso, algo que sería habitual en los documentales criminalísticos. ¿Por qué elegiste este ángulo?

LP: Justamente porque o filme não é sobre este caso específico ainda que o utilize como base.  É preciso ver o cenário de forma relacional, e não individualizada. Não me interessava utilizar a mesma narrativa da qual lançou mão a imprensa, não me interessava espetacularizar o crime como algo isolado e único. A escolha pela narrativa enfocada na atuação da imprensa permitiu também questionar o posicionamento da polícia e da sociedade perante os feminicídios.

LP: Justamente porque el documental no es sobre este caso específico, aunque lo tomo como base. Es necesario mirar el escenario de forma relacional y no aislada. No me interesaba usar la misma narrativa de los medios, no me interesaba sensacionalizar el crimen como un hecho aislado y único. La elección de una narrativa enfocada en la actitud de los medios me permitió también cuestionar la postura de la policía y de la sociedad frente a los femicidios.

GV: La historia de su asesinato transmitido en vivo y de cómo los canales televisivos minimizaron la situación de la rehén parece casi surrealista, pero ¿qué parte de todo eso destacarías?

LP: Na minha opinião existem muitas irregularidades a começar pela difusão da notícia de sequestro o que no decorrer dos dias só fez com que o sequestrador se sentisse mais poderoso. Entre os absurdos do repórter que se diz ‘amigo da família’ e do advogado que torce para que ‘tudo termine em pizza e num casamento’ entre vítima e sequestrador acho que o fato da imprensa poder falar com o sequestrador pelo telefone é o mais problemático pois ela acaba por mediar uma situação de risco para a qual não tem competência. Também é muito nociva para a construção da narrativa romântica do crime e o enaltecimento da personalidade do criminoso que a mídia faz para tentar ganhar/manter a audiência.

LP: En mi opinión, hubo muchas irregularidades, empezando por la difusión de la noticia del secuestro que, con el pasar de los días, hizo que el secuestrador se sintiera más poderoso. Entre todos los disparates, como el periodista que dijo ser ‘amigo de la familia’ y el abogado que esperaba que ‘todo terminara bien y con una boda’ entre la víctima y su secuestrador, creo que lo más problemático fue que los medios hubiesen logrado una comunicación telefónica con el secuestrador, porque terminaron como mediadores en una situación de riesgo para la cual no estaban capacitados. También fue muy nociva la construcción de una narrativa romántica en torno al crimen y el enaltecimiento de la personalidad criminal que hicieron los medios para captar o mantener a la audiencia.

GV: El documental cuestiona esa narrativa del “hombre inconforme” y el “crimen pasional”, muy usada por el periodismo para justificar los feminicidios. ¿Crees que se ha visto algún cambio en ese aspecto desde 2008?

LP: Quero acreditar que sim, algumas coisas mudaram mas sei que outras nem tanto. Acho que as redes e as fontes de informações alternativas ficaram muito mais viáveis com a internet e levam cada vez mais gente a questionar os meios de comunicação tradicionais e consequentemente a difusão que fazem dos crimes de machismo (feminicídio, estupro, abusos, assédios…)

LP:  Quiero creer que sí, algunas cosas cambiaron pero sé que otras no tanto. Las redes sociales y las fuentes de información alternativas se hicieron muy viables gracias a internet y llevan cada vez a más gente a cuestionar los medios tradicionales y, en consecuencia, la manera de informar los crímenes sexistas (femicidios, violaciones, abusos, acoso…).

Al menos tres medios lograron entrevistar al secuestrador durante la crisis de rehenes, utilizando la misma línea telefónica que usaba la policía para llevar a cabo la negociación. Captura de pantalla de ‘¿Quién mató a Eloá?’

GV: Una encuesta reciente reveló que el 57% de los brasileños está de acuerdo con que “el delincuente bueno es el delincuente muerto”. Sin embargo, en el caso de los feminicidios, muchos parecen mostrar más empatía hacia el asesino que hacia la víctima. ¿Por qué crees que es así?

LP: Sou totalmente contra o discurso «bandido bom é bandido morto» e repudio o justiçamento social e o populismo penal. O que acontece nestes crimes que ganham as mídias é que são noticiados de forma machista, ou seja, os autores de feminicídios são mostrados como como dignos de pena, enquanto as verdadeiras vítimas são recriminadas, culpabilizadas e ignoradas. Isso causa uma inversão de valores muito danosa e pior muitas vezes promovidas por empresas e grupos que operam em concessões públicas como é o caso das TVs abertas. Foi assim no sequestro e assassinado de Eloá, no sequestro e assassinato de Eliza Samudio, na repercussão do estupro coletivo de uma adolescente numa favela no Rio de Janeiro…

LP: Estoy totalmente en contra de la idea de que “el delincuente bueno es el delincuente muerto” y repudio la vigilancia parapolicial y el populismo penal. Lo que pasa con estos crímenes es que se informan de manera sexista, es decir, se describe a los autores del femicidio como personas dignas de lástima mientras se recrimina, culpabiliza e ignora a la verdadera víctima, lo que genera una inversión de valores sumamente dañina, y lo peor es que muchas veces esta inversión de valores la promueven las empresas y grupos que tienen las concesiones públicas, como es el caso de los canales de televisión abierta. Es lo que pasó con el secuestro y asesinato de Eloá, el secuestro y asesinato de Eliza Samudio, durante la cobertura de la violación colectiva de una adolescente de una favela de Rio de Janeiro…

GV: Desde 2015, el feminicidio es un término legal dentro del Código Penal de Brasil. Por ende, es un delito ya contemplado en nuestra legislación, pero aun así seguimos siendo el quinto país con más mujeres asesinadas. ¿Cuál es el problema?

LP: Acho que falta um esforço coletivo para combatermos essa alta taxa de feminicídio. A meu ver o começo poderia ser pela reforma da mídia ou então pelo cumprimento do artigo 8.º, inciso III, da Lei Maria da Penha que prevê a responsabilidade dos meios de comunicação para a erradicação e prevenção da violência doméstica e familiar.

LP: Creo que nos falta el esfuerzo colectivo para combatir la elevada tasa de feminicidios. A mi parecer, debería empezar por una reforma de los medios masivos o la aplicación del artículo 8, Cláusula III, de la ley Maria da Penha, que prevé la responsabilidad de los medios de comunicación para erradicar y evitar la violencia doméstica y familiar.

GV: Durante el último año, América Latina (una de las regiones con mayores tasas de femicidios del planeta) se ha puesto de pie para protestar contra la violencia de género con campañas como #NiUnaMenos. ¿Cómo percibes estos acontecimientos?

LP: São levantes fundamentais e esperançosos numa América Latina que ainda é muito machista. Agora acho que precisamos integrar o feminismo às pautas políticas e ainda tem uma luta grande por representatividade a ser conquistada.

LP: Estas manifestaciones son fundamentales y esperanzadoras para una América Latina que sigue siendo muy machista. Ahora, creo que debemos integrar el feminismo al debate político y todavía tenemos una larga lucha por delante para conquistar la representatividad.

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