Videojuego ofrece mirada poco común sobre la revolución iraní de 1979

Captura de pantalla de 1979 Revolution: Black Friday.

Para cineastas, escritores y periodistas, Irán sigue siendo un tópico atractivo. Pero se vuelve un desafío eterno encontrar una visión que retrate al país que no incluya sesgo, prejuicios o exotismo inherentes. Se han llevado a cabo intentos nobles por parte de los occidentales en su papel de «revelar» a Irán y mostrar su «lado humano», pero la mayoría de las veces adoptaron puntos de vista clásicamente orientalistas que satanizan al país y su historia. Muchas de las producciones hechas por iraníes, destinadas al público estadounidense y europeo, terminaron reduciendo la complejidad del país a simples metáforas fáciles de consumir por los occidentales.

Sin embargo, un nuevo videojuego de diseño iraní triunfa en la rara hazaña de ofrecer una narrativa accesible y auténtica de la historia de Irán, sin desatender su contenido ni la creatividad. El juego 1979 Revolution: Black Friday (Revolución de 1979: Viernes Negro) brinda una entretenida plataforma para jugadores interesados en la historia, y les permite explorar una de las revoluciones más emblemáticas del siglo pasado, y revive acontecimientos sucedidos hace 38 años, que han tenido una poderosa repercusión en Irán.

Elaborado por Navid Khonsari, iraní radicado en Estados Unidos, el juego emplea un estilo «elige tu propia aventura», que permite que el jugador tome importantes decisiones sobre problemas sociales y políticos del momento, y que observe cómo se despliega una historia compleja llena de suspenso, drama e intriga. Incluye detalles de diferentes características que evocan un fuerte sentido de reconocimiento para las audiencias iraníes, y a la vez resulta interesante aun para los no iraníes. Particularmente disfruté del guion que, aunque está grabado principalmente en inglés, está condimentado con frases y expresiones iraníes.

Una historia de dos revoluciones

La acción del juego comienza en los momentos posteriores a la revolución. En los calabozos de la prisión de Evin, al protagonista lo interroga uno de los monstruos del Irán postrevolucionario —Assadollah Ladjevardi, guardián de Evin y fiscal jefe de Teherán. Lejos de caer en el lugar común de idealizar al Irán prerevolucionario, el juego intenta examinar el clima político que llevó a la caída del Shah y ofrece una mirada equilibrada a las fuerzas en juego en el país.

¡Oh, oh, oh! Asadollah Lajevardi… ¡Haj Agha!

La interacción entre el protagonista y Ladjevardi es el punto central del juego, contrasta los dos polos opuestos que lucharon contra el Shah durante los acontecimientos de 1979. Quienes tomaron el poder luego de la revolución emplearon muchas de las mismas tácticas políticas crueles que el Shah, mientras que muchos de los opositores del Shah continuaron en su lucha por la libertad. Al explorar esta dinámica, el juego nos recuerda que todas las revoluciones tienen un potencial de producir no solo oscuridad y barbarismo, sino también actos heroicos de sacrificio, pasión y coraje.

Elecciones y consecuencias

El juego se centra en las elecciones que tu personaje debe enfrentar como resultado de sus actividades como fotógrafo y activista. Esto incluye dilemas filosóficos, como apoyar la no violencia o participar en luchas armadas, o ser leal a la familia por sobre los aliados políticos. Las elecciones del jugador producen consecuencias, por lo que reflejan las decisiones difíciles con las que los activistas deben lidiar durante cualquier revolución.

La única carencia del juego es su relativa brevedad, y el hecho de que la historia a veces se desarrolla más bien como una película, contrariamente a lo que sería un juego de acción. Fuera de estos problemas, 1979 Revolution: Black Friday es un juego inteligente, cautivador y lleno de emoción.

En el mundo real, los acontecimientos de la revolución de 1979 son aún un punto en discordia tanto en Irán como entre los iraníes en el extranjero. Están quienes justifican a la dictadura del Shah y también quienes idealizan los acontecimientos, e ignoran la complejidad de lo que sucedió después. Es raro encontrar un relato que no esté influido por la ideología.

1979 Revolution: Black Friday toma esa línea, trata con respeto a ese período. Grupos revolucionarios y organizaciones que participaron en la revolución son contextualizados correctamente dentro de la historia. El juego ofrece una representación acertada de la diversidad de grupos involucrados en los acontecimientos, incluidas mujeres y a quienes apoyaban políticas de izquierda, dos grupos que en los tiempos modernos iraníes permanecen sin poder político.

Por último, la atención por los detalles del juego es notable. Incluye docenas de puntos con referencias históricas, desde imágenes y grabaciones hasta representaciones de incidentes y acontecimientos importantes. Las calles muestran grafitis de la época, los mismos cánticos y consignas que tuvieron eco en Irán hace más de 30 años. Esta historia interactiva ofrece una excelente ventana hacia la época, y coloca al jugador en el medio de la revolución.

La crítica más severa de 1979 Revolution: Black Friday está reservada al gobierno actual de Irán y las traiciones a los ideales por los que murieron tantas personas. Esto se alinea con el espíritu del juego de denunciar a quienes obtuvieron el poder, y rinde tributo a los ideales que inspiraron el cambio y la esperanza.

1979 Revolution: Black Friday finaliza, adecuadamente, con una dedicatoria a «todos los padres e hijos de la revolución», un recordatorio de que su legado es más importante que nunca.

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