Dedícale una reflexión a los disidentes que viven con temor del largo brazo del Estado azerbaiyano

Azerbaiyán (este) y Georgia (oeste). ¿Vecinos y cómplices en el Cáucaso?

La inseguridad que experimentan activistas y periodistas azerbaiyanos que viven en la vecina Georgia recuerda en líneas generales a Diez negritos, la novela de Agatha Christie donde los visitantes de una isla desierta empiezan a desaparecer misteriosamente uno por uno.

Como los personajes de la isla de Christie, los disidentes son conscientes de la creciente sensación de amenaza, y hablan al respecto con cualquiera que los escuche. Pero nadie parece poder protegerlos de su autoritario gobierno, cuyos brazos llegan más allá de sus propias fronteras y tiene un hábito de buscar venganza contra quienes considera enemigos del estado.

A diferencia de la novela, la mayoría de estas personas se cononcen desde hace tiempo. Alguna vez fueron parte de una pequeña comunidad de personas preparadas para enfrentar al régimen arraigado, rico en petróleo y fantásticamente corrupto de su país.

En algún momento, todos salieron de Azerbaiyán por temor a la persecución, y encontraron refugio muy cerca, en la relativamente democrática, elegante y derruida Tiflis, capital de la vecina Georgia. Pero en el espacio exsoviético, donde algunos de los más implacables servicios de seguridad operan con impunidad a través de las fronteras, nunca estás a salvo realmente.

Un secuestro impactante

El reciente secuestro del periodista azerbaiyano Afghan Mukhtarli, que se mudó a Georgia con su esposa e hija en 2015 por temor a una persecución en su ciudad natal de Zaqatala, da fe de esto.

El 29 de mayo, de camino a su casa en Tiflis, Mukhtarli fue secuestrado por un grupo de hombres no identificados, y fue llevado a través de la frontera georgiano-azerbaiyano sin su pasaporte, según su abogado.

En Azerbaiyán fue detenido y acusado de «cruce ilegal de frontera», «contrabando», y «resistencia a la autoridad». La policía local Azerbaiyán sostuvo haberle encontrado 10,000 euros a Mukhtarli.

Leyla Mustafaeva muestra el pasaporte de su esposo, que desapareció en Georgia y milagrosamente cruzó a Azerbaiyán. ]Georgia debe investigar!

Comunidad en peligro

Mukhtarli nunca se ha sentido seguro. En diciembre de 2016, habló con la autora de este artículo sobre sus temores de que algo podría ocurrirle algún día. Muchos otros azerbaiyanos que viven en Georgia y otros países se han quejado de estar bajo vigilancia del Estado azerbaiyano.

El transfuguismo no hay ayudado a su causa. El 4 de mayo, una plataforma en línea fundada por un exprisionero político azerbaiyano que se reinventó como portavoz del Gobierno publicó una lista de azerbaiyanos que han vivido o viven actualmente en Georgia: el nombre de Mukhtarli aparecía en la lista.

Georgia/Azerbaiyán: Secuestran a periodista a través de la frontera
Un periodista y activista político azerbaiyano fue secuestrado en Tiflis, la capital de Georgia, el 29 de mayo de 2017, y luego llevado ilegalmente por la frontera a Azerbaiyán
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Azerbaiyán tiene espantosos antecedentes de sancionar a los críticos. Human Rights Watch está muy preocupado por la seguridad de Afgan Mukhtarli.

Periodista azerbaiyano exiliado Afgan Mukhtarli fue secuestrado de Georgia con riesgo de ser torturado en Azerbaiyán.

El periodista y activista político azerbaiyano Afgan Mukhtarli fue secuestrado en Tiflis el 29 de mayo y reapareció detenido en Bakú el 30 de mayo. Mukhtarli dice que personas que hablaban georgiano le pusieron una bolsa en la cabeza y lo golpearon. Las autoridades  georgianas deberían investigar inmediatamente, incluso si las autoridades georgianas fueron cómplices en transferir ilegalmente a Mukhtarli o si participaron activamente en su secuestro. Azerbaiyán tiene espantosos antecedentes de acosar y sancionar a quienen critican al Gobierno. A HRW le preocupa seriamente la seguridad de Mukhtarli. Las autoridades azerbaiyanas deberían liberarlo inmediatamente.
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Georgia debe investigar inmediatamente el pase ilegal del periodista azerbaiyano a Bakú. Azerbaiyán debe liberar a Afgan Mukhtarli.

La lista en el artículo es larga y también incluye nombres de activistas y periodistas que en los últimos años han viajado a Georgia por trabajo, conferencias, reuniones y tratamientos médicos.

Los autores del artículo favorable al Gobierno señalaron que eran solamente falsos pretextos para encubrir los verdaderos fines de los viajeros de asegurar dinero e instrucciones para sabotear al Estado azerbaiyano.

Otro nombre mencionado en el artículo es el de Gozel Bayramli, vicepresidenta del marginado partido opositor Frente Popular. El 25 de mayo, fue detenida en la frontera entre Georgia y Azerbaiyán y colocada en detención previa a juicio durante tres meses a su regreso de Georgia, a donde fue por tratamiento médico.

De manera similara a Mukhtarli, Bayramli está acusada de cometer contrabando, después de que policía de fronteras sostiene haber encontrado US$12,000 no declarados en su bolso.

El partido opositor azerbaiyano Frente Popular dice que su vicepresidenta fue detenida.
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La lista de prisioneros políticos de Azerbaiyán sigue creciendo; una figura opositora clave, Gozel Bayramli, fue detenida.

Nuevo arresto político en Azerbaiyán: Gozel Bayramli, vicepresidenta del Frente Popular fue detenida en la frontera cuando regresaba Georgia.

El 23 de mayo, Farman Jeyranov, otro azerbaiyano, fue arrestado en Georgia luego de una orden judicial de Tiflis, y sentenciado a dos meses de detención antes del juicio acusado de fraude quirúrgico y de ocultar información que se considera supone una amenaza a la vida humana.

Jeyranov es médico de profesión, y ayudó a fundar clínicas en Bakú y Tiflis. Se reinstaló en Georgia hace varios años. Se cree que su arresto se dio luego de presiones a las autoridades georgianas por parte del Estado azerbaiyano. Espera evitar la extradición.

Los casos de Mukhtarli y Agalarli llegan después de que otros dos miembros de la oposición, Gozel Bayramli y Farman Jeyranov, fueron detenidos en Georgia.

¿Democracia del Cáucaso?

El papel de Georgia, país que aspira ser parte de la Unión Europea y la OTAN, en la desaparición de Mukhtarli sigue siendo un misterio al estilo de Agatha Christie.

En conversación con un medio de comunicación local dos días después del secuestro de Mukhtarli y bajo presión de organizaciones de derechos que se manifestaron en Tiflis, el presidente georgiano Giorgi Margvelashvili reconoció que la «desaparición de una persona es una dificultad seria para nuestra condición de estado y soberanía».

Por su parte, el ministro de Asuntos Internos, Giorgi Mgebrishvili, descartó todo delito y sostuvo que «las autoridades de Georgia no tienen nada que ver con esta versión del caso, ni pueden tener relación».

Eso parece improbable, y hasta completamente imposible. Pero si lo que afirma Mgebrishvili es cierto, un nota formal de protesta diplomática dirigida de Tiflis a Bakú podría aliviar en algo las crecientes preocupaciones por la seguridad de otros exiliados azerbaiyanos que aún viven en Georgia.

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