Un veterano bloguero izquierdista brasileño llamado Eduardo Guimarães se encontró metido en un caso legal referido a sus escritos por el escándalo de corrupción Operação Lava Jato (Operación Lavado de Autos) que involucra a docenas de políticos y magnates.
Las autoridades confiscaron la computadora portátil y los teléfonos de Guimarães, y el juez Sergio Moro, a cargo de la investigación de Lava Jato, ordenó la revelación de los registros telefónicos de Guimarães, lo citó para interrogarlo y, según Guimarães, intentó obligar al bloguero a que revelara sus fuentes. El juez tomó esas acciones a pesar del hecho de que la Constitución de Brasil protege a los periodistas de revelar la identidad de sus fuentes.
Después, el juez Sergio Moro revirtió su decisión, pero la acción destacó la debilidad de los mecanismos de protección de los periodistas ciudadanos en Brasil.
Los fiscales en la investigación Lava Jato en curso están trabajando para impedir los esfuerzos de una red de servidores civiles que están filtrando información confidencial sobre las averiguaciones a la prensa. Sostienen que Eduardo Guimarães es uno de los que ha recibido información confidencial.
En marzo de 2016, Guimarães reveló en su blog que el exepresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores, sería citado como testigo por los investigadores de Lava Jato –lo que pasó a las pocas semanas de la publicación de la noticia.
El blog de Guimarães, Blog da Cidadania (Blog de ciudadanía), es muy conocido y está alineado con el anterior gobierno del Partido de los Trabajadores.
El 21 de marzo, la Policía Federal en São Paulo llevó a Eduardo Guimarães a testificar a la fuerza, luego de una orden judicial emitida por el juez Moro. Guimarães dijo que lo obligaron a dar contraseñasa de su teléfono y computadora a los agentes de policía, que irrumpieron en su casa en la madrugada, y también que fue interrogado en la sede de la policía sin la presencia de su abogado. Agregó que está sorprendido por todo esto pues, según él, la policía ya sabía quién era su fuente.
Los documentos dados a conocer por la Policía Federal el 23 de marzo mostraron que los investigadores revisaron los perfiles de medios sociales de los servidores civiles que tenían acceso a los archivos de Lula el año pasado, y optaron por buscar una orden judicial para la divulgacion de los registros telefónicos de quienes tienen publicaciones izquierdistas y similares. Según los documentos, así encontraron la fuente de Guimarães, antes de que el juez Moro ordenara que se revelaran sus registros telefónicos.
Esto inició una ola de protestas en línea en la blogósfera del país (incluidos blogueros de derecha) que criticaron lo que parecía una flagrante violación de la Constitución de Brasil que consagra los derechos de los periodistas a proteger la identidad de sus fuentes. Los fiscales federales luego emitieron una declaración oficial en defensa de la medida, y dijeron que la protección constitucional no se aplicaría a Guimarães porque su blog era una «plataforma para presentar opiniones personales y propaganda política».
La nota oficial de la Justicia Federal de Paraná afirma:
Não é necessário diploma para ser jornalista, mas também não é suficiente ter um blog para sê-lo. A proteção constitucional ao sigilo de fonte protege apenas quem exerce a profissão de jornalista, com ou sem diploma
No es necesario tener un diploma para ser periodista, pero tampoco es suficiente tener un blog para ser periodista. La protección constitucional a la confidencialidad de las fuentes se aplica solamente a los que ejercen la profesión de periodista, con o sin diploma.
Las críticas solamente se intensificaron con la publicación de la nota. La ONG Reporteros sin Fronteras declaró que era preocupante que un juez pudiera dictar una definición de actividad periodística basado solamente en el contenido de la publicación. La Federación Nacional de Periodistas y el Sindicato de Periodistas de São Paulo firmaron una nota conjunta de condena a la decisión, que consideran se inspira en los tiempos de la dictadura militar.
Hasta Reinaldo Azevedo, que edita el blog de derecha más popular de Brasil, defendió a Guimarães, y señaló que el arresto del bloguero era una violación a las reglas constitucionales que protegen la actividad periodística. Muchos periodistas y activistas, de un amplio espectro ideológico, también se unieron a las críticas em medios sociales.
Luego de las protestas, el juez Moro revirtió su decisión. El 23 de marzo, emitió una resolución que solicitaba que se excluyera de la investigación toda la información recogida sobre el testimonio de Guimarães, así del barrido de su equipo electrónico. Los fiscales también dijeron, en su defensa, que el objetivo de la medida no era identificar a las fuentes de la información publicada por Guimarães, lo que ya sabían, sino recoger evidencia adicional en relación con todos los impilcados en las filtraciones.
¿Quién llega a ser periodista en Brasil?
La Constitución de 1988 establece el derecho de los periodistas de proteger a sus fuentes. Pero no tiene una definición legal de a quién se puede considerar periodista.
La profesión estaba regulada antes por la Ley de Prensa, editada en 1967 por el exrégimen militar, que definió la profesión periodística como la ejercida solamente por trabajadores y colaboradores frecuentes de empresas de comunicaciones registradas con el Gobierno, que también habían obtenido un título en periodismo. Pero en 2009, la Suprema Corte derogó esa ley, estableció que tenía ‘inspiración´antidemocrática’ y que era incompatible con el nuevo orden constitucional instituido en in 1988.
Hoy, en Brasil e internacionalmente, hay una definición clara de la profesión de periodismo. Ni los títulos ni tener trabajo en un medio de comunicación tradicional son criterios para su definición, y las líneas son más borrosas con la existencia generalizada de medios de comunicación alternativas en internet.
Pero la experiencia de Guimarães puede indicar que los parámetros de libertad de prensa en Brasil están disminuyendo. En el informe anual de Reporteros sin Fronteras sobre libertad de prensa, Brasil cayó cinco posiciones en una tabla a nivel mundial de 2015 a 2016, y ahora ocupa el 104 lugar de 180 países. La concentración de medios de comunicación en manos de unas cuantas prósperas familias y la falta de un mecanismo nacional para la protección de los reporteros son las principales razones para esta situación actual.