- Global Voices en Español - https://es.globalvoices.org -

Qué pasa cuando mamá y papá enfrentan deportación de Estados Unidos

Categorías: Norteamérica, Estados Unidos, Juventud, Medios ciudadanos, Migración e inmigración

“Entiendo lo difícil que es cuidar niños pequeños”, dice Luis Duarte, de 19 años, segundo de la derecha, que cuida ahora, a sus tres hermanos menores después de que sus padres, originarios de México, fuesen detenidos por los agentes de inmigración estadounidenses a finales de mayo. Crédito: Deepa Ferndandes.

Esta historia de Deepa Fernandes [1] originalmente apareció en PRI.org [2] el 11 de junio de 2017. Se publica aquí como parte de un acuerdo de colaboración entre PRI y Global Voices.

Cuando Francisco Duarte, de 19 años, vio a sus padres esposados ​​y expulsados ​​por funcionarios de inmigración a finales de mayo, en el exterior de su casa de San Diego, California, todo lo que pudo hacer fue consolar a sus histéricas hermanas mellizas de 12 años.

Luego se fue a buscar ayuda para sus padres. Necesitarían un abogado de inmigración y Francisco tendría que reunir sus papeles.

Su hermano menor, Luis, de 17 años, se acercó para cuidar de las hermanas menores —les cocinó huevos con jamón cuando llegaron a casa de la escuela ese día.

Los hermanos estaban ocupados en averiguar las tareas del hogar, asegurándose de que sus hermanas pequeñas estuvieran bien.

Y entonces se dieron cuenta. Tenían que pagar el alquiler en menos de una semana. Ahora tendrían que pagar todas las facturas de la familia. Duarte dijo que él y su hermano reunieron todo el dinero que sus padres tenían. Llegaba a USD2 500.

Necesitarían complementar el salario de su padre de alguna manera. Él era el sostén de la familia, admnistraba el negocio de venta de helados de la familia. «Mi mamá y mi papá se conocieron cuando vendían helados en carretillas hace 20 años cuando vinieron a este país», dijo Duarte.

Mientras Francisco y Luis empujan sus propios carritos de helados para ayudar, ninguno consigue alcanzar el dinero que su padre aportaba, dijo Duarte.

Francisco Duarte padre y su esposa, Rosenda Pérez, fueron arrestados por agentes de inmigración el 23 de mayo. Duarte había dejado su casa en National City, California, para comprar el periódico al otro lado de la calle. Su esposa salió a ver lo que estaba pasando y también fue arrestada. Los funcionarios dicen que han sido acusados ​​de «violaciones de inmigración» en Estados Unidos. No hay cargos penales contra ellos y tampoco tienen antecedentes penales.

La pareja de San Diego se encuentra entre un creciente número de no ciudadanos arrestados por cargos de inmigración civil durante los primeros meses del gobierno de Donald Trump. Del 22 de enero al 29 de abril, más de 41 000 personas sospechosas de vivir en Estados Unidos sin la debida autorización han sido detenidas por agentes federales —un aumento de casi un 40 por ciento con respecto al mismo período de 2016, según funcionarios estadounidenses [3].

Una cuarta parte de los detenidos son acusados ​​de estar en Estados Unidos sin condición legal, pero no tienen antecedentes penales. Es un grupo que no estuvo tan en la mira del gobierno de Barack Obama. Los últimos números muestran que Trump está cumpliendo con su promesa de campaña para cambiar eso, como detalló recientemente [4] la periodista Maria Sacchetti en The Washington Post.

Antes de su detención, Duarte pudo ceder la custodia de sus tres hijos menores a Luis, su hijo mayor.

Para los niños, ha sido un torbellino. Hace poco, Francisco buscó a miembros de la comunidad para que escribiesen cartas de apoyo a sus padres.

Llegó a casa hambriento. «He estado fuera toda la mañana», dijo Luis. «Hemos estado como locos, haciendo todo lo que podemos por nuestros padres, así que sí, [estoy tomando] mi desayuno a las 2:37 p.m».

Mark Lane, asistente legal en una firma de abogados de inmigración de Los Ángeles, se sentó con Francisco y discutieron qué más se necesitaba reunir para el caso de sus padres. Lane fue una de las personas a las que Francisco pidió ayuda el día en que sus padres fueron arrestados.

«Antes del gobierno de Trump, tal vez tuviese dos o tres llamadas a la semana, ahora tengo 10 a 15 llamadas al día», dijo Lane. «La gente está muy asustada, están dividiendo a las familias».

Lane, cuya firma ha tomado el caso de los padres de Francisco, habló con los niños sobre los gastos que tendrían que pagar. Los cuatro niños están en la escuela, con poco tiempo para trabajar y generar ingresos. Así que decidieron recurrir a un terreno que conocen bien: las redes sociales.

Hicieron un breve video sobre su situación, lo publicaron en YouTube y lo enlazaron a una página de recaudación de fondos de GoFundMe. Fijaron su objetivo de recaudación en USD70 000 y, pocos días después, lo habían superado. Hasta ahora, han conseguido más de USD72 000 en donaciones.

Están atónitos y agradecidos.

 Pero no solo llegaba dinero a raudales —la gente también se acercaba a decir que los apoyaban.
«Es muy estimulante recibir todos los días mensajes, y me están haciendo saber que están a mi lado, y que si necesito algo, solamente debo llamar por teléfnono, enviar un mensaje», dijo Francisco.
Francisco padre tuvo dificultades para entender la campaña en redes sociales que sus hijos están llevando a cabo en su nombre, dijo su hijo. Durante una llamada telefónica reciente, Francisco hijo le explicó a su padre cómo conseguían el dinero y el apoyo.

Su padre preguntó quién estaba donando. «Mucha gente», le dijo su hijo. «Maestros, vecinos, amigos, gente de toda la ciudad», le dijo a su padre durante su conversación telefónica.

A medida que se extendía la voz en las redes sociales, los amigos comenzaron a ir por la casa para ayudar. Un grupo de amigos de Luis de la escuela están ayudando. Luz María Castañón dijo que no quieren que Luis sufra en la escuela.

«Va a ser el mejor estudiante, de verdad. [No hay] otra media (GPA) como la suya».

En la cocina, otra amiga, María de Jesús, cocina tacos. Dijo que debería cocinar para los niños hasta que sus padres regresaran a casa.

Las mellizas, Aracely y Yarely, vieron cómo esposaban a sus padres ​​y cómo se los llevaban los funcionarios de inmigración. Fue confuso, dijo Aracely, y los echan mucho de menos. Especialmente cuando llegan a casa de la escuela.

«Normalmente, mi mamá estaría aquí y, a veces, tendría un pequeño bocadillo preparado», dijo Yarely.

Las chicas no son gemelas idénticas, pero tienen la misma sonrisa dulce y triste. Se mantienen ocupadas guardando las cosas en su habitación.

«A veces es un poco abrumador, pero, um, …», Yarely se va apagando.

Luis se hace cargo de sus hermanas, se asegura de que estén bien y luego tiene que irse. «Voy a ir a lavar la ropa ahora porque nuestras sábanas están realmente asquerosas», dijo.

¿Es este su trabajo normalmente?

“No, en realidad, no.»

Después de lavar, tiene que estar en casa con sus hermanas. Su hermano seguirá reuniendo cartas de apoyo a sus padres.

«Ahora entiendo lo difícil que es cuidar niños pequeños», dijo Luis.