En junio, en Bahréin, Al Wasat, uno de los medios de comunicación realmente independiente de la región, cerró sus puertas.
El 4 de junio, el Ministerio de Información de Bahréin informó a Al Wasat que suspendería inmediatamente las ediciones en línea e impresa del periódico por una columna que incluía «difamación de un país árabe hermano». El artículo de opinión en cuestión, publicado el 4 de junio, se refería a la ola de protestas que pedían trabajo y desarrollo económico en Al Hoceima y otras ciudades en Marruecos.
Al Wasat, que informa sobre Bahréin y otros países en la region del Medio Oriente y el Norte de África. es único por el hecho de no tener vínculos con ningún gobierno no personas cercanas a una familia gobernante.
En una declaración publicada el 14 de julio, Amnistía Internacional dijo que el cierre del periódico y el sitio web era una “decisión arbitraria” y parte de una “campaña tota para aplastar la libertad de la prensa” en el reino insular de Bahréin.
Amnistía Internacional también pidió a las autoridades renovar la acreditación del destacado periodista Nazeeha Saeed y otros periodists y que la condena a Saeed por trabajar sin permiso fuera anulada.
Bahréin, país de mayoría musulmana chiíta gobernado por una familia real musulmana suní, ha tenido protestas en los últimos seis años. En febrero de 2011, en la capital Manama, decenas de miles dee manifestantes pacíficos que pedían reformas democráticas tomaron un importante punto de la ciudad, la glorieta Lulu (Perla), pero los sacaron a la fuerza. En los días y semanas siguientes, murieron docenas de personas (la mayoría chiítas) cientos quedaron heridos, miles fueron acorralados y aproximadamente 5000 fueron despedidos arbitrariamente de su trabajo.
Al Wasat informó la noticia de la ocupación de la glorieta Lulu y sus consecuencias, y por eso pagaron un alto precio. Cuando sus oficinas y su imprenta, que quedaron destrozadas, fueron atacadas por una turba justiciera en 2011, la policía no intervino. Y en 2012, el cofundador de Al Wasat, Karim Al Fakhrawi, fue asesinado.
Cuando Al Fakhrawi se quejó con la policía que las autoridades iban a demoler su casa, lo detuvieron. Una semana estaba muerto. Al comienzo, las autoridades dijeron que su muerte fue resultado de una falla renal, pero una investigación posterior indicó que lo golpearon hasta matarlo mientras estaba detenido.
En diciembre de 2012, dos oficiales de policía fueron condenados por homicidio y recibieron sentencias de siete años para cada uno, que luego de apelación, quedaron reducidas a tres años.
Esta condena llegó en parte debido a una investigación de la Comisión Independiente de Investigación de Bahréin (BICI), grupo independiente de analistas de derechos humanos convocado por el Gobierno bahreiní en junio de 2011 en respuesta a la condena internacional por su manejo de las protestas.
En noviembre de 2011, BICI expidió un informe condenatorio del régimen, donde daba cuenta de la fuerza excesiva del régimen y la impunidad con que la policía arrestó y torturó y mató a los manifestantes.
En la sección que trataba con el acoso de los medios, el informe señaló:
It is clear that the media in Bahrain is biased towards the GoB (government of Bahrain). Six of the seven daily newspapers are pro-government and the broadcasting service is State-controlled. The continuing failure to provide opposition groups with an adequate voice in the national media risks further polarising the political and ethnic divide in Bahrain.
Es claro que los medios en Bahréin no son objetivos con respecto al Gobierno de Bahréin. Seis de los siete diarios son progubernamentales y el servicio de transmisión está controlado por el Estado. Con el continuo incumplimiento de de a los grupos de oposición una voz adecuada en los medios nacionales aumenta el riesgo de polarizar más la división política y étnica en Bahréin.
El sétimo periódico era Al Wasat.
El informe de BICI recomendó que el Gobierno «considerara relajar y pemitir mayor acceso de la oposición a las transmisiones de televisión, emisiones de radio y medios impresos». Pero a pesar de las promesas del rey Hamad de realizar íntegramente todas las recomendacion del informe de BICI, y a pesar del artículo 24 de la Constitución del reino, que establece libertad de prensa, la situación de la libertad de prensa en Bahréin sigue complicada.
Como todos los demás estados del Consejo de Cooperación del Golfo, Bahréin ha promulgado y aplicado legislación draconiana con el fin de silenciar a sus críticos. En 2014, el Gobierno reformó el Código Penal para especificar una sentencia de prisión de siete años y una multa de hasta 10,000 dinares bahreiníes (USD26,500) para todo aquel que insultara públicamente al rey, bandera o himno nacional bahreini. En 2016, el Ministerio de Información aprobó un decreto que presentaba un plan de licencia para medios electrónicos.
Mansoor al Jamri, editor en jefe de Al Wasat, ha sido reconocido por su dedicación a los valores de un periodismo objetivo, libre e independiente. A pesar de enfrentar constante presión de la familia gobernante, siguió fiel a su creencia de que lo que Bahréin y el Golfo necesitan son medios que hablen al poder con la verdad, y que solamente con medios libres y sin restricciones, Bahréin y los demás estado del Golfo empezarán a construir sociedades inclusivas.
Con esta ética, Al Wasat ha enfrentado constante acoso. Ha sido suspendido varias veces, a sus periodistas les han negado la acreditación y los han arrestado y el Gobierno ha retenido la publicidad del sitio web para reducir sus recursos. El personal ha sido sujeto de campañas de odio en línea que han incluido amenazas de muerte. Y aun así, Al Wasat y su editor siguieron trabajando para que el Gobierno rindiera cuentas.
Pero el 24 de junio, el directorio de Al Wasat informó a su personal que no tenía más opción que dar por terminados los contratos de 185 trabajadores de medio tiempo y jornada completa ante la suspensión y continua negativa del Gobierno.
Como pidió una periodista bahreiní que prefirió permancer en el anonimato:
…freedom of expression is under sustained attack here and with the shuttering of Al Wasat, there is no real journalism left.
…la libertad de expresión está bajo ataque sostenido acá con el cierre de Al Wasat, ya no queda periodismo verdadero.