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En recuerdo de Lehman Brightman, nativo y pionero de derechos civiles estadounidense

Categorías: Norteamérica, Estados Unidos, Derechos humanos, Etnicidad y raza, Medios ciudadanos, Protesta, Pueblos indígenas, The Bridge

Captura de pantalla de Lehman Brightman en un video de 1970 en la Universidad de Oregon (YouTube).

Un pionero de los derechos civiles de los nativos estadounidenses y del activismo falleció [1] el 18 de junio de 2017 en Walnut Creek, California. Una vida de rebelión y lucha por reclamar una historia perdida llegó a su fin.

Lehman Brightman, nativo estadounidense de origen sioux y creek, nació en la reserva sioux del río Cheyenne en 1930. Brightman fue un líder militante y organizador de los derechos de los nativos estadounidenses en las décadas de 1960 y 1970, y después enseñó sociología e historía en el área de la Bahía de San Francisco.

Su muerte, y también su vida y su legado, tuvieron poca cobertura en la prensa tradicional —que en muchas maneras refleja la realidad de la lucha de los nativos estadounidenses por el reconocimiento y justicia en Estados Unidos. Pero aunque esas noticias suelen quedar relegadas a un pie de página o una última página, la vida y la historia de Brightman y del movimiento de derechos de los nativos estadounidenses sirven como testamento de la vitalidad y poder de esta apasionada búsqueda de justicia.

Brightman usaba a menudo la frase “poder indio”, y creía que un tono militante estaba justificada, dada la larga historia de genocidio y abuso sufrida por los nativos estadounidenses a manos del Gobierno de Estados Unidos. El lenguaje vehemente de Brightman y su actitud de irse sin rodeos se reflejaba en su retórica y en sus acciones, que llevaron una sensación de fuerte liderazgo y dignidad a los nativos estadounidenses similares a la ejercida por Malcolm X.

La corrección política nunca fue esencial para Brightman. En un discurso a una multitud en 1969, Brightman proclamó [2] que “nos llamamos nativos estadounidenses porque un blanco tonto nos dio el nombre de indios pues pensó que había desembarcado en India”. Pero había acción.

A mediados de 1968, Brightman formó Nativos Estadounidenses Unidos en el área de la Bahía de San Francisco. Brightman dijo [3] que lo formó “solamente por dar un poco de pelea. Y vaya que di mucha pelea”.

El 20 de noviembre de 1969, Brightman participó en la toma de la isla de Alcatraz, cuando empezó una simbólica ocupación de 19 meses para reclamar derechos de tierras de los nativos estadounidenses y organizar un frente unido para un nuevo movimiento. La ocupación aumentó por una creciente sensación de urgencia entre los nativos estadounidenses de qe la acción radical era la respuesta a años de descuido y represión del Gobierno federal. En agosto de 1970, Brightman lideró a un grupo de activistas en una ocupación del monte Rushmore.

Este video de 1970 [4] cubre la postura militante de Brightman y el grupo que participó con él. La filmación de sus acciones captura la vitalidad y la esperanza de una era, y contrasta notoriamente con la absurda narrativa de los medios.

En 1976, el FBI allanó la casa [5] de Brightman después de que albergó a Dennis Banks, activista del Movimiento Indígena Estadounidense [6] y que era fugitivo en ese momento. El caso recibió atención nacional y Brightman dijo no lamentar sus acciones, y a menudo contaba la historia a sus alumnos.

«Arrestan a líder indio fugitivo Banks». Titular de 1976 del San Francisco Examiner donde aparece Brightman.

Fui uno de los afortunados de tomar una clase con Brightman, que a menudo acompañaba su discusión de historia de Estados Unidos con sus relatos de haber servido durante la Guerra de Corea, de sus organización en la década de 1960, y hablaba con franqueza de la conducta de las autoridades federales.

Los recientes acontecimientos en Standing Rock [7] sirven como recordatorio de que la injusticia contra los nativos estadounidenses sigue estando presente en Estados Unidos. La negativa de Lehman Brightman de aceptar complacencia, y la búsqueda de dignidad de su generación a través de la acción directa y cambio a través del enfrentamiento, tiene lecciones para el presente y el futuro, sobre todo para comunidades de color y personas del tercer mundo.

Este breve recuento no puede hacer justicia a Brightman ni a su enorme legado. Sin embargo, espero que anime a los que no lo conocieron a inspirarse en su trabajo, y en la extraordinaria historia de activismo y resistencia por parte de los nativos estadounidenses en Estados Unidos.