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Examen de ingreso a la escuela secundaria en Trinidad y Tobago: ¿Elitista, divisivo, irrelevante?

Categorías: Caribe, Trinidad y Tobago, Educación, Juventud, Medios ciudadanos
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Material para una exposición del Ministerio de Educación de Trinidad y Tobago. Foto: Colin Campbell, CC BY-NC-ND 2.0.

El 4 de julio de 2017, padres en todo Trinidad y Tobago esperaban con ansiedad los resultados de un examen que determinaría a qué escuela secundaria asistirían sus hijos preadolescentes los siguientes cinco años. El examen de Evaluación para el Ingreso a Secundaria [2] (SEA por sus siglas en inglés), introducido en 2001 por el Ministerio de Educación como reemplazo del Examen de Ingreso Común, es básicamente lo mismo que su antecesor: un examen para determinar la asignación académica.

Trinidad y Tobago se jacta de ofrecer educación gratuita universal para todos [3], pero en realidad no todas las escuelas del país cuentan con el mismo nivel de infraestructura ni de personal. Además, las escuelas no se asignan por zona, por lo tanto los niños son sometidos a gran presión para lograr el ingreso a escuelas «prestigiosas», no necesariamente cercanas a sus hogares, y así obtener educación secundaria de calidad. Según el punto de vista del ministerio, esto puede ser una consideración práctica: supuestamente hay más niños que terminan la escuela primaria que vacantes en las escuelas secundarias, por eso es necesario separarlos académicamente. Pero este argumento no se sostiene, pues todos los jóvenes que hacen el examen son asignados a una escuela.

La prueba termina siendo un mecanismo para que los estudiantes que logran una buena nota vayan a las mejores escuelas. La clase social y los contactos también influyen. A veces los padres usan sus influencias para que sus hijos entren a las escuelas que desean.

Todos los años, los padres se quejan de la prueba y solicitan al Ministerio de Educación que la elimine, pero nada cambia. Un exempleado del ministerio explicó: «Si decidieran dividir las escuelas por zona, tendrían que mejorar muchísimas escuelas para que todas tengan el mismo nivel. ¿Qué padre estaría dispuesto a sacrificar a su hijo haciéndolo ir a esas escuelas mientras las mejoran? No se me ocurre ninguno. Por eso mismo seguirá existiendo el examen SEA». Esto a pesar de que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señaló [4] que «el Caribe y Latinoamérica son las regiones con las mayores desigualdades en aprendizaje. Los niños de familias adineradas aprenden mucho más que los niños de familias con menor nivel socioeconómico».

La educadora Patrice Cox-Neaves dijo a Global Voices que, a mediados de los años 1990, la doctora Claudia Harvey, entonces directora de Educación, creó un plan educativo que consistía en evaluar la producción académica de lo niños a lo largo de la formación escolar con un panel de expertos independientes en distintas materias. Si en el nivel 2 (8 años de edad) había falencias en el aprendizaje, los niños debían quedarse en el grado y recibir clases de apoyo. Los niveles 3 y 4, los años en que empieza a aumentar la presión académica por el futuro examen, valdrían el 40% de la evaluación final, mientras que el nivel 5 (el año en que hacen el examen) valdría el 20%. Los niños seguirían teniendo tres opciones de escuela secundaria, igual que en la actualidad, pero dos de esas tres escuelas estarían en la zona de su hogar. El plan de la doctora Harvey estaba diseñado para dejar obsoleto al examen en cinco años, pero nunca se implementó.

Más de 20 años después, el debate [5] continúa [6]. Luego del examen 2016, la escritora Nazma Muller reflexionó [7] en Facebook:

An education system that rewards a few at the expense of the rest—at the age of 11—is not about education at all; it's about divide and conquer. Until the day ALL our children – even the disabled – have access to a relevant, empowering education that will liberate their minds and prepare them for real life, we must fight to dismantle this oppression and divisiveness.

Un sistema educativo que recompensa a unos pocos a expensas del resto, a la edad de 11 años, no se trata de educación para nada; se trata de dividir para conquistar. Debemos luchar por desmantelar la opresión y la división hasta que TODOS nuestros niños, incluso aquellos con discapacidades, tengan acceso a educación relevante que los empodere, libere sus mentes y los prepare para la vida real.

El examen de 2017 provocó aun más ira en los usuarios de redes sociales porque un error en la prueba angustió mucho a los estudiantes. Cuando estaban por anunciarse los resultados, tanto sitios web para familias [8] como usuarios de Facebook [9] bienintencionados publicaron consejos [10] para padres sobre cómo lidiar con el resultado. Luego se reveló que más de 2000 estudiantes sacaron notas de 30% o menos [11] en el examen, lo que pone en duda la eficacia del sistema educativo para crear pensadores críticos.

En una publicación pública de Facebook, el dramaturgo Tony Hall escribió [12]:

i hope these poor children are able to survive this irrelevant 19th century education system. i almost didn't. they have my utmost sympathy. i am lucky to be still alive. come to think of it, maybe i did not survive.

Espero que estos pobres niños puedan sobrevivir a este sistema educativo irrelevante del siglo XIX. Yo casi no pude. Los compadezco profundamente. Tengo suerte de seguir vivo. Ahora que lo pienso, tal vez no sobreviví.

Nazma Muller concordó [13]:

Fire bun SEA. Elitist, divisive child abuse. Fifty how much years after independence and we still on this shit?

Abajo el SEA. Es maltrato infantil elitista y divisivo. Nos independizamos hace… ¿cuánto, 50 años? ¿Y seguimos con esta porquería?

Se habló mucho en internet sobre el tono elitista del SEA. El artista Dave Williams dijo [14]:

A SUPERIORITY COMPLEX IS AS AWFUL AS SHAME. SEA season has provoked a lot of talk about the shame of the kids who didn't do all that well […] The shitty thing about the system is that we don't seem to see the equally destructive superiority that we inculcate in the ‘successful’ children. […] Our Exhibition (pre-CE), Common Entrance, and now SEA have been successful at ensuring that we're all deeply damaged one way or the other and that our society will never escape classism, inequality, and credentialism or a status quo from which none of us are escaping unscathed. Nevertheless, people have been acknowledging that the system causes shame – powerful shit causing kids to feel that they are inside themselves wrong, inadequate, and not good enough – scars-for-life shit – but we keep it in place because we either are or wish to end up on the ‘good’ side of it. This country has had too much money for us to be putting ourselves through this over and over again.

EL COMPLEJO DE SUPERIORIDAD ES TAN TERRIBLE COMO LA VERGÜENZA. Se habló mucho en la época del SEA sobre la vergüenza de los niños a los que les fue mal […]. Lo asqueroso del sistema es que no vemos el complejo de superioridad que les inculcamos a los niños «exitosos», que es igual de destructivo […] Los exámenes de Exhibición (anterior al de Ingreso Común), el de Ingreso Común y el SEA han logrado asegurar que todos estemos profundamente dañados de una u otra forma y que nuestra sociedad nunca salga del clasismo, la desigualdad y credencialismo, ni del statu quo del que nadie escapa ileso. Sin embargo, las personas reconocen que el sistema causa vergüenza, provoca que los niños sientan que ellos están mal, que son inadecuados y no son lo suficientemente buenos. Es una porquería que te afecta de por vida. Pero mantenemos el sistema porque estamos o queremos estar en el lado «bueno». Este país ha tenido demasiado dinero como para que sigamos sometiéndonos a esto una y otra vez.

Con una opinión similar, Jill Lian Goddard sugirió [15]:

Every year, at this time, I post words of grief regarding the SEA and the damage it does to our society. But I think it's important for me to face some realities. The SEA is there to line us up in order in the class and status system. It's just part of a system that does this. Even if we got rid of it tomorrow, saving children from the deep damage which it causes in probably 75 percent of the national population, it will change nothing unless we change the idea that ‘some people are worth more than others.’ Most of us in TT believe this. Some people are worth more than others. The worthy get the resources and the unworthy don't. Most of your order in the line is predicated on where, in the line order, you were born. It includes skin color, hair texture, family financial resources, neighborhood, education level of parents, etc. You know the drill. And a few people, very few, who have a specific skill set or combination of circumstances, are allowed to shift their place.

Todos los años en esta época, publico palabras de pena por el SEA y el daño que causa a nuestra sociedad. Pero es importante que enfrente la realidad. El SEA está para clasificarnos en orden en el sistema de clase y de estatus. Solo es parte de un sistema que hace esto. Incluso si mañana lo elimináramos y salváramos a los niños del profundo daño que causa a probablemente el 75 por ciento de la población del país, nada cambiará a menos que cambiemos la idea de que «algunas personas valen más que otras». En Trinidad y Tobago, la mayoría pensamos esto. Algunas personas valen más que otras. Las de mayor valor obtienen recursos y las de menor valor no. Tu lugar en la jerarquía depende en su mayor parte del lugar en que naciste: color de piel, textura del cabello, recursos económicos de la familia, vecindario, nivel educativo de los padres, etc. Ya saben cómo es. Unas pocas personas, muy pocas, con habilidades específicas o una combinación de circunstancias, pueden cambiar de lugar.

Si bien algunos usuarios de las redes sociales abordaron el panorama general y sus resultados desalentadores, otros fueron más prácticos.

Lesley-Ann Noel, becada Fulbright, opinó [16] que era hora de actuar:

Parents it's time for us to develop strategies to boycott and get rid of this classist exam! #civildisobediencetime [17]

¡Padres, es hora de que creemos estrategias para boicotear y elminar este examen clasista! Es momento para la desobediencia civil.

La criminóloga Renee Cummings se preocupó [18] por la tradición de publicar los resultados en el periódico, en vista del problema del aumento en los delitos:

Publishing SEA results in the newspaper is a major safety/security risk. The entire country has access to such private information. That concept has outlived its usefulness, if it ever was useful. Does the Ministry of Education secure a release from parents giving permission for the name of the child and the school to be published? I find it most irresponsible and it needs to stop. Back in 50s, 60s, 70s, it was probably a big thing or a proud moment for the entire village or community to see a child's name and ‘achievement’ in the newspaper. For the child who didn't live up to expectations, it was certainly a public shaming. But in these high crime times, it is not safe.

Publicar los resultados del SEA en el periódico es un riesgo de seguridad grave. Todo el país tiene acceso a información privada. Este concepto ya no es útil, si es que alguna vez lo fue. ¿El Ministerio de Educación obtiene autorización de los padres para publicar el nombre de sus hijos y de la escuela? Me parece totalmente irresponsable, no debe hacerse más. Probablemente en los años 1950, 1960 o 1970 era un acontecimiento importante para toda la aldea o la comunidad ver el nombre y el «logro» de un niño en el periódico. Para los niños que no cumplían con las expectativas, sin duda era una vergüenza pública. Pero con estos índices de delitos, no es seguro.

Karel Mc volvió a lo básico [19] con valiosos consejos para los padres:

It is at this stage especially that the gap begins to widen between kids who have access to prestige education, and those who now gamble with the chance of going to a school that is not considered prestige, but may have dedicated teachers, or worst-case scenario… not-so-dedicated teachers. And I don't say this to be a killjoy, but to make us all aware of the societal gap that widens between the child who made 91 and 95 and the child who made 83 and 60. We all have made those types of grades – or worse – at some point in our lives, but at junctures like these kids feel it in different ways.

Depending on where they go, expectations may decrease thereby decreasing children's output. It is even moreso now that our kids need our support, dedication, and encouragement. We must sit and read with them, supervise their schoolwork, and investigate the quality of education at school and at lessons. Let teachers know that we don't play with our kids’ education. Fire lessons teachers who are doing minimum for maximum pay.

And we must teach our children to be bold. Some institutions teach our children to be sheep. To be slaves. To be buffers. […] Do not let the system teach our children to be subservient. They sometimes try to kill their spirit and independence. Sociology teaches us that education socialises us into serving different purposes in wider society. Do not let a secondary school determine who your child is, and who they will be. […]

Our Government and our Ministry of Education are not doing anything to ensure that our kids are inspired and empowered in schools. So we must do it. […] I hope our future generation will be bolder than us, and create the change that we have failed to create. But they need us to place that seed in them first.

Sobre todo en esta etapa, se ensancha la brecha entre los niños con acceso a educación de prestigio y los que se arriesgan a ir a una escuela considerada sin prestigio, pero que puede tener docentes que se esfuerzan; o, en el peor de los casos, que no se esfuerzan. Y no lo digo por aguafiestas, sino para que todos tomemos conciencia de la creciente brecha social entre el niño que sacó 91 y 95 y el que sacó 83 y 60. Todos sacamos esas notas, o menos, en algún momento de la vida, pero en estos momentos críticos a los niños los afecta de diferentes formas.

Según donde vayan, las expectativas pueden bajar, y en consecuencia baja el desempeño de los niños. Entonces nuestros hijos necesitan más que nunca de nuestro apoyo, dedicación y aliento. Debemos leer con ellos, supervisarles la tarea e investigar la calidad educativa en la escuela y en las clases. Que los docentes sepan que no jugamos con la educación de nuestros hijos. Hay que despedir a los docentes que hacen lo mínimo por el máximo sueldo.

Y debemos enseñar a nuestros hijos a ser valientes. Algunas instituciones les enseñan a ser ovejas. A ser esclavos. A ser relleno. […] No dejemos que el sistema enseñe a nuestros hijos a ser sumisos. A veces tratan de aniquilar su espíritu y su independencia. Los docentes de sociología nos enseñan que la educación nos socializa para que cumplamos diferentes funciones en el conjunto de la sociedad. No dejen que la escuela secundaria determine quién es o será su hijo. […]

Nuestro Gobierno y nuestro Ministerio de Educación no están haciendo nada para asegurar que nuestros hijos se sientan inspirados y empoderados en la escuela. Así que debemos hacerlo nosotros. […] Espero que la próxima generación sea más valiente que la nuestra y cree el cambio que no logramos. Pero necesitan que primero les plantemos esa semilla.