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Después de que su ensayo fuera viral, autor chino se disculpa por redacción «imprecisa» sobre auge económico de Pekín

Categorías: Asia Oriental, China, Arte y cultura, Censura, Desarrollo, Economía y negocios, Libertad de expresión, Medios ciudadanos, Migración e inmigración, GV Advox
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Ciudad de Pekín. Imagen de Flickr de Michel_china CC: AT-SA-NC.

En otras partes del mundo, un escritor estaría encantado si su publicación en línea se leyerea millones de veces de la noche a la mañana. Pero en China, la popularidad puede tener como resultado presión política, sobre todo si el escritor no sigue la línea ideológica del Partido Comunista Chino.

Recientemente, Zhang Wumao, autor de un ensayo titulado «En Pekín, 20 millones de personas hacen como si vivieran» (lee la traducción completa al inglés en Beijing Cream [2]), se vio obligado a disculparse con el público por «difundir energía negativa». Menos de un día después de que el ensayo fuera apareciera en una cuenta pública en WeChat, se había visto más de cinco millones de veces.

El escritor Zhang Guochen nació en la provincia de Shaanxi, al oeste de China, y se mudó a Pekín a los 25 años en 2006. Empezó a bloguear poco después y tiene publicados dos novelas: «La primavera se quema» y «La tumba de la princesa». Zhang escribe con el pseudónimo Zhang Wumao («50 centavos» en chino), probalbemente en referencia a los comentaristas de internet de China, a quienes el Gobierno financia.

El ensayo viral de Zhang comentaba sobre el rápido desarrollo económico y arquitectónico de Pekín y la creciente desigualdad económica. Destaca las difíciles vidas de los migrantes internos que no tienen casas registradas en Pekín y que por lo tanto no tienen la red de seguridad en que se suelen convertir las propiedades heredadas para los pekineses nativos.

A continuación, extractos del ensayo traducidos al inglés por Megan Pan de Beijing Cream:

Beijingers are very busy, busy all the way until 11 o’clock at night, and even then they are still stuck in traffic on the Third Ring Road; the time cost of socializing in Beijing is too high

[…]

I feel complete indifference for this city’s awesome structures and long history. Climbing the Great Wall, I only think of Lady Meng Jiang [who wept for her husband who died building the Great Wall], finding it difficult to stir up that lofty pride for the wonders of the world once more; walking into the Forbidden Palace, I see only one empty building after another, which is even less lively and interesting than my hometown’s pigpen.

[…]

In Beijing, this generation of migrants without inherited property are destined to be trapped within the housing system their whole lives. They struggle for decades to buy a house the size of a birdcage, then struggle a few more decades to swap it out for a slightly bigger second house, and if you make strides, congratulations, you can now consider school district housing.

[…]

Those who have successfully achieved their dreams are currently fleeing to Australia, New Zealand, Canada, and the west coast of America. Those who have chased their dreams in vain are also fleeing, they are returning to Hebei, Dongbei, and their hometowns.

And in this city remain 20 million people, pretending to live. In reality, there is no life in this city. Here, there are only the dreams of few and the work of many.

Los pekineses están muy ocupados, ocupados todo el día hasta las 11 de la noche, y aun entonces están atorados en el Tercer Anillo Periférico; el costo del tiempo de socializar en Pekín es demasiado alto.

[…]

Siento completa indiferencia por las asombrosas estructuras de la ciudad y la larga historia. Si subo la Gran Muralla, solamente puedo pensar en Lady Meng Jiang [que lloró por su esposo, que murió construyendo la Gran Muralla], y se me hace difícil despertar ese noble orgullo por las maravilla del mundo una vez más; si camino por el Palacio Prohibido, veo solamente una construcción vacía tras otra, que es menos vivaz e interesante que la pocilga de mi ciudad natal.

[…]

En Pekín, esta generación de migrantes sin propiedad heredada está destinada a quedar atrapada dentro del sistema de viviendas su vida entera. Luchan por décadas para comprar una casa del tamaño de una jaula de pájaro, luego luchan unas cuantas décadas más para cambiarla por una casa más grande, y si das el paso, felicitaciones, ya te puedes considerar vivienda de distrito escolar.

[…]

Quienes han logrado tener éxito en sus sueños están yendo ahora a Australia, Nueva Zelanda, Canadá y la costa oeste de Estados Unidos. Quienes persiguieron persiguieron sus sueños en vano también huyen, regresan a Hebei, Dongbei y sus ciudades natales.

Y en esta ciudad quedan 20 millones de personas, que hacen como si vivieran. En realidad, no hay vida en esta ciudad. Acá solamente hay los sueños de pocos y el trabajo de muchos.

El ensayo de Zhang resonó con muchos cibernautas, en particular los que trabajan o han trabajado en Pekín. Los precios de las viviendas [3] aumentaron en Pekín en los últimos años, con tasas que llegan a 5 y 6% por semana, y adelantos de hasta 80% para algunos compradores. Para los jóvenes trabajadores, se ha vuelto más y más difícil pagar una hipoteca para un pequeño departamento en Pekín.

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Hora punta en la mañana en Pekín. Foto publicada al dominio público.

Algunos repitieron la opinión de Zhang y escribieron sobre sus propias experiencias en Pekín, mientras otros reprocharon sus estereotipos de «viejos pekineses», en particular la afirmación de que hijos únicos nacidos en Pekín tienen cinco propiedades heredadas de sus abuelos y padres.

El ensayo se volvió a publicar en varios medios en línea. Pero el 25 de julio desapareció de todas las cuentas y todos los sitios web de medios sociales.

El comentario Diario del Pueblo, portavoz del Partido Comunista Chino, atacó [5] el ensayo como «exageración bizarra»:

此文是典型的怎么邪乎怎么写。先贴标签,再煽情绪。北京没有人情味儿、老北京人屁股底下五套房、2000万人成了假装在生活……

Este ensayo es un caso clásico de exageración bizarra. Primero, pon la etiqueta, luego agita la emoción. Pekín no es solamente una ciudad hospitalidad, los viejos pekineses se sientan en cinco propiedades, 20 millones de personas hacen como si vivieran…

El artículo destacó que la lucha de los pekineses son simplemente lo que viene con el inicio de una nueva vida, no el resultado de «hacer como si se tuviera» vida.

Otro artículo de comentario publicado en el medio gubernamental Xinhua también acusó [6] a Zhang de sensacionalizar el problema general de urbanización como algo específico de la ciudad capital.

Zhang se disculpó en una entrevista [7] el 28 de julio con un medio local, cinco días después de que su ensayo se volviera viral. En su entrevista con medios locales, dijo que estaba bajo mucha presión después de que su publicación se volviera viral y quería disculparse por actuar como un niño consentido y por ser «impreciso» en su redacción.

La eliminación de la publicación y la disculpa del autor provocaron una reacción furiosa en medios sociales, donde se criticó que las autoridades hubieran borrado su trabajo. A continuación algunos comentarios de un hilo de noticias [8]en Weibo:

道毛歉,负能量的东西不能说,都看新闻联播好了

¿Por qué disculparse? El pueblo chino tiene que ver las noticias en Televisión Central China (CCTV) solamente porque las noticias de ‘energía negativa’ no se pueden hablar.

这也要道歉???如果这篇文章写的全部是谎言,怎么会引起万千“北漂”强烈共鸣???作者破坏了大家做梦是么?

¿Por qué tiene que disculparse? ¿Podría ser que el artículo resonara entre miles de migrantes en Pekín? ¿Es porque el autor perturbó los sueños del público?

暂不论文章对错 写个文章居然要道歉 呵呵 下次该文字狱了吧

Estés o no de acuerdo, de ninguna manera el escritor del artículo debe disculparse en público. Se viene una inquisición literaria.

La desaparición del ensayo de Zhang y la posterior disculpa no es una sorpresa en el actual clima político de China, donde las autoridades han endurecido los controles a internet para asegurar la estabilidad social antes de la crucial reorganización del poder en el congreso del Partido Comunista en noviembre. WeChat y Weibo han sido sometidos a censura más severa para asegurarse de que la esfera pública en línea esté llena de voces a favor del Gobierno.