Esta historia de Jason Strother apareció en PRI.org el 6 de julio de 2017. Se vuelve a publicar aquí como parte de la colaboración entre PRI y Global Voices.
La huida de alrededor de 30 000 desertores norcoreanos hacia Corea del Sur puede no parecer una trama llena de risas. No obstante, una serie de historietas en línea creada por un refugiado norcoreano, que ahora vive en Seúl, trata de añadir una dosis de humor a lo que a menudo es una travesía espantosa y una reinserción difícil.
Tras su propia deserción a Corea del Sur en 2010, Choi Seong-guk, de 37 años, se dio cuenta de que las dos Coreas ya no constituían el mismo país; han surgido muchas diferencias culturales y lingüísticas durante los más de 70 años de división.
Para Choi, que trabajó en SEK, el principal estudio de animación de Pyongyang, una de las primeras diferencias notables fue que los dibujos en el sur no tenían nada que ver con los del norte.
«Cuando vi por primera vez los dibujos surcoreanos no los entendía», dice. «No había historias sobre patriotismo, atrapar espías ni guerra. Me parecían inútiles».
Choi ha tenido facilidad para dibujar desde que era niño, cuando sus profesores lo felicitaban por sus bocetos de malvados soldados estadounidenses que hacía «lo más feos y violentos posible».
En 2016, Choi volvió a dibujar y comenzó una serie de historietas en línea llamada «Rodong Shimmun», que significa «Interrogatorio laboral»; es un juego con el nombre de «Rodong Shinmun», el periódico sindical de Corea del Norte.
La serie satírica sigue a un grupo de refugiados recién llegados en sus primeros seis meses en Corea del Sur en un centro estatal de integración. Choi se burla de sus reacciones de recién llegados, como el impacto por toda la comida en el restaurante bufé.
Asimismo, cuenta la historia de un desertor con mal de amores, que dice se basa en sus propios y bochornosos malentendidos culturales.
«Conocí una vez a una surcoreana que me pidió el número de teléfono y me dijo que quería ser mi amiga», recuerda. «De alguna forma lo malinterpreté como que quería casarse conmigo».
La mujer continúa diciendo una expresión cariñosa común en Corea del Sur. En una siguiente viñeta, Choi explica a los lectores cómo esto causó confusión.
«En Corea del Norte, eso solo se dice entre parejas. Entre amigos nos decimos ‘colega'».
Sin embargo, no todos los dibujos de Choi son graciosos. Algunos representan escenas de gente que pasa hambre en las calles.
Otra retratan cómo algunos desertores escaparon bajo fuego de los guardias de la frontera.
Choi dice que espera que su serie de historietas ayude a cambiar la mentalidad de los surcoreanos, que por lo general son apáticos respecto a los refugiados norcoreanos.
Y podría estar funcionando.
«Rodong Shimmun» recibe ahora decenas de miles de visitas, y algunos lectores dejan comentarios sobre cómo les ha ayudado a entender mejor las diferencias culturales entre Corea del Norte y del Sur. Otros escriben que sienten que entienden más a los desertores.