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Huracán Irma golpea a Puerto Rico, ya azotado por la crisis

Categorías: Ambiente, Desastres, Economía y negocios, Medios ciudadanos, Política, Últimas noticias
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Captura de pantalla del video «Huracán Irma en Puerto Rico» publicado en YouTube por el usuario «Detodo Unpoco».

Al momento en que se escribió el original [2] de este artículo, el huracán Irma estaba a horas de pasar por el archipiélago de Puerto Rico. Sus primeras lluvias y ráfagas de viento se estaban recién dejando sentir, y las personas seguían clavando paneles de madera en sus ventanas, haciendo compras de último minuto en los supermercados, usando Facebook y arriesgando la vida para presenciar el amenazante esplendor de las crecientes mareas y oleajes.

Mientras algunos disfrutan su última chuleta frita y arroz con habichuelas, la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) predecía lo peor para algunas zonas y ciudades en Puerto Rico, que en el peor de los casos incluyen cortes de suministro eléctrico de entre tres a cuatro meses. Otras zonas seguían siendo evacuadas de las partes costeras del noreste, donde se prevé que el huracán Irma golpee con más fuerza. Aunque muchos centros de refugio estaban bien equipados, otros, como el de la vecina isla de Culebra [3] –municipalidad insular [4] de Puerto Rico– se está quedando sin plantas de energía y otros recursos esenciales.

Desastre natural agravado por injusticia ambiental y crisis por deuda

La corporación Applied Energy Systems (AES) que genera energía a partir de carbón, fue sancionada con una multa [5] de la Junta de Calidad Ambiental (JCA) por no cubrir adecuadamente cenizas tóxicas [6], AGREMAX [7] (compuesto de derivados de combustión de carbón) y desechos de carbón que arrojan y producen cerca de la ciudad de Peñuelas [8] y otras ciudades y áreas aledañas. Las cenizas no cubiertas [9], AGREMAX y desechos de carbón están a merced de los vientos del huracán Irma y de las corrientes de agua, lo que representa un serio riesgo para la salud de las comunidades en todas partes.

Además, Puerto Rico enfrenta actualmente una de las más dañinas crisis financieras y sociopolíticas [10] de su historia contemporánea, el país enfrenta una deuda de USD74,000 millones y USD49,000 millones de obligaciones pensionarias [11]. La receta para este desastre de deuda ha incluido draconianos recortes presupuestales [12], medidas de austeridad y política neoliberal, que empeoraron una precariedad de décadas. A la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) se le acaban los fondos, con lo que solamente queda tener esperanza en que el Congreso y el Senado se reincorporen y proporcionen más financiación.

«…con la esperanza de que un poco de humanidad salga de todo esto»

Por su parte, los puertorriqueños tratan de prepararse para lo que viene. Las perspectivas son sombrías, y la sensación de que los medios y el Gobierno los han dejado de lado agrava profundos sentimientos de descontento. Como dice la escritora Maureen O'Danu, también se puede ver la condición de Puerto Rico por la importancia que se da a las injusticias de la isla en medios internacionales y estadounidenses, como lo expresa en su artículo «En el ojo del huracán Irma hay (demasiada) calma [13]«.

Al escribir esto, el frente principal del huracán Irma está golpeando las islas Vírgenes (estadounidenses y británicas) y Puerto Rico. Lo reformulo: Al escribir esto, el huracán Irma está golpeando Estados Unidos. […] Y sí, la devastación para Florida o Georgia o las Carolinas probablemente va a ser tremenda. Y habrá una historia inmensa. Pero *igual es* la historia del huracán que pasa directamente sobre Puerto Rico, nuestro tan descuidado territorio estadounidense, y sobre las islas Vírgenes, otro territorio estadounidense que depende del turismo para sobrevivir.

O'Danu retrocede en la historia y reflexiona sobre las desigualdades de otros estados, y sostiene que el racismo es una de las razones por las que el desastre en Puerto Rico no llegará a los titulares fuera de la isla:

[…] because racism, as we wake up tomorrow morning, we will not be subjected to hundreds of pictures of the devastation in Puerto Rico, which *will be worse* than Houston for a myriad of reasons. We will not hear the rescue stories, the stories about pets. We will not have major companies putting donation pages for Puerto Rico on their splash pages of their Internet spaces. We will have ugly shades of the “poor savages, shouldn’t we do something”? We will have hand wringing and expressions of sadness and pity.

[…] debido al racismo, cuando despertemos mañana, no estaremos sometidos a cientos de fotos de la devastación en Puerto Rico, que *será peor* que en Houston por muchísimas razones. no escucharemos historias de rescates, las historias de mascotas. No habrá importantes empresas abriendo páginas de donaciones para Puerto Rico en sus espacios de internet. Tendremos feos matices de “pobres salvajes, ¿no deberíamos hacer algo”?. Tendremos apretones de manos y expresiones de tristeza y lástima.

También, en la ansiedad de las preparaciones, en Medium, Kristen Fink escribe:

I write this with a cup of Café Lareño on one hand. I am counting the hours until the stillness turns to chaos. I can already notice how little by little people are saving their phone battery for the emergency. There are less jokes now, more compact information, and many goodbyes. […] This monster could take everyone back to zero, a fresh start. Those who live on the coast have been told to evacuate, the waves could reach up to 35 feet and winds are over the 150 mph mark; they might get back to a sandy mountain where their home once was. There are many unprotected windows and roofs just because the people who live in them cannot afford the means to make them safe. There are bosses forcing people go to work even under these hazardous conditions. Some people will only be without power for a couple of days while others will be left without a home forever.

I´m hoping for a little humanity to come back after all of this.

Escribo esto con una taza de café Lareño en una mano. Cuento las horas hasta que la quietud se convierta en caos. Ya puedo notar cómo poco a poco la gente está ahorrando la batería de su teléfono para la emergencia. Ahora hay menos bromas, más información compacta y muchas despedidas. […] Este monstruo puede hacer que todos vuelvan a fojas cero, un nuevo comienzo. A los que viven en la costa les han dicho que evacúen, las olas pueden llegar hasta los 10 metros y los vientos pueden superar los 200 kilómetros por hora. Pueden regresar a una montaña arenosa donde alguna vez estudo su hogar. Hay muchas ventanas y techos desprotegidos solamente porque quienes viven ahí no tienen los medios para hacerlos más seguros. hay jefes obligando a personas a ir a trabajar incluso bajo estas condiciones peligrosas. Mientras lgunos quedarán sin energía por unos días, otros se quedarán sin casa para siempre.
Tengo la esperanza de que un poco de humanidad salga de todo esto.