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¿Los civiles muertos en recientes ataques aéreos fueron víctimas de la nueva estrategia de Trump en Afganistán?

Categorías: Asia Central y Cáucaso, Afganistán, Derechos humanos, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Política, Relaciones internacionales

El avión EA-10 Thunderbolt II en los aparcamientos en la pista durante la llegada al aeródromo de Bagram, Afganistán, el 31 de marzo de 2013. La flota aérea forma parte de un nuevo despliegue desde la Base de la Fuerza Aérea Moody, Ga. (Foto de la flota aérea de EE.UU./sargento David Dobrydney).

Los afganos han reaccionado con furia e incredulidad después de que dos ataques aéreos llevados a cabo a finales de agosto por las fuerzas estadounidenses y afganas contra militantes dejaran un saldo de 24 civiles muertos.

El 28 de agosto, un bombardeo contra militantes en la zona de Zir-e Koh, en la provincia occidental de Herat, dejó un total de 15 civiles muertos [1], según la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA). Otros informes no oficiales [2] indican que las muertes por el bombardeo ascienden a 20 o más. Dos días después, otro ataque aéreo conjunto por parte de fuerzas afganas y estadounidenses contra los talibanes acabó con la vida de 11 civiles e hirió a otros 16 [3] en el distrito de Pol-e Alam, en la provincia meridional de Logar.

Citando a fuentes locales, algunos periodistas citan una cifra mayor de víctimas mortales. El periodista Emran Feroz tuiteó:

Escenas del ataque aéreo estadounidense de hoy en Logar, Afganistán, que dejó al menos entre 28 y 31 civiles muertos.

Ali Mohammad Latifi, también periodista, indicó que la cifra de fallecidos era de 28:

Aquí se dice han muerto 28 civiles de Khost como consecuencia de los ataques aéreos de Estados Unidos en Logar, un día después de que otros 13 murieran en Herat.

Estos ataques desataron la ira en Afganistán y aumentaron la preocupación por la nueva estrategia en Afganistán del presidente estadounidense, Donald Trump [8], que parece que va a aumentar los ataques sobre posiciones de los militantes mientras reduce al máximo los riesgos de los soldados estadounidenses.

Hamid Karzai, expresidente de Afganistán, condenó en un tuit el segundo ataque:

Hamid Karzai condena enérgicamente los ataques de Estados Unidos, en la provincia de Logar, que han provocado la muerte de civiles, incluidos mujeres y niños.

Mujib Mashal, conocido periodista afgano del New York Times, advirtió que estos ataques pueden afectar las relaciones entre Afganistán y Estados Unidos, y recordó el deterioro de las relaciones durante el segundo mandato de Karzai:

Por el contexto, tenemos que recordar que las bajas civiles (y la rabia local) fueron unos de los motivos que propiciaron que la relación Karzai-Obama fuera tan tóxica.

En Facebook, el usuario afgano Sar Hussain Bakhtari condenó los ataques aéreos en una publicación [13]:

در حمله هوایی نیرو های خونخوار آمریکایی در لوگر تعداد از هموطنانم شهید زخمی شده است
آمریکا هرگز به خیر ملت ما نیست بهتر است مثل که
قشون سرخ از کشور بیرون رانده شود تروریست در کجا است آمریکا کجا را بمباران میکند ملت باید علیه آمریکا
بخیزد و هشدار جدی بدهد
لعنت بر آمریکا شیطان
مرگ بر آمریکا

En un ataque aéreo en Logar, las sanguinarias fuerzas estadounidenses en Logar martirizaron e hirieron a compatriotas míos. Estados Unidos no está aquí por el bien de nuestra nación; la decisión sabia es expulsarles tal como hicimos con el Ejército Rojo. ¿Dónde están los terroristas y dónde lanzan las bombas los estadounidenses? La nación debería alzarse contra la presencia de Estados Unidos. ¡Maldito sea el demonio de Estados Unidos! ¡Muerte a Estados Unidos!

La guerra contra la militancia en Afganistán sigue siendo un problema para la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán (AIHRC) [14] y para Naciones Unidas [1], que han condenado el aumento de las muertes de civiles. La UNAMA ha registrado un aumento del 43 % [15]de las muertes de civiles en Afganistán por operaciones aéreas durante el primer semestre de 2017.

La nueva estrategia de Estados Unidos para combatir el terrorismo en Afganistán se centra en el apoyo aéreo [16] a las Fuerzas de Seguridad Nacional y Defensa Afganas (ANDSF). Según un informe de Reuters [16], desde que Trump asumió la presidencia en enero de 2017 hasta el 20 de agosto, hubo 2.244 ataques aéreos, mientras que en 2016 hubo un total de 1.074.

Según la nueva estrategia de Estados Unidos [17], el objetivo de estos ataques son cuatros grupos: los talibanes, la Red Haqqani, los islamistas de la provincia de Jorasán (IS-KP) y al-Qaeda.

Las muertes de civiles, sin embargo, son comunes en ataques pues grupos insurgentes como los talibanes utilizan civiles como escudos.

En noviembre de 2016, un ataque aéreo estadounidense mató a 30 civiles e hirió a 25 [18] en la provincia norteña de Kunduz, que desencadenó una ira inmensa en el país. El año anterior, la flota aérea de Estados Unidos atacó un hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) en la misma provincia, que causó la muerte a 42 civiles [19], entre los que se incluían pacientes y personal médico del área de traumatología del hospital.

En los primeros 12 años que siguieron a la invasión de Estados Unidos, las fuerzas armadas estadounidenses bombardearon al menos ocho bodas [20]. Tras estos ataques, la población, de duelo y enfadada, presenta los ataques como deliberados [21].

No se puede derrotar a la insurgencia en Afganistán sin el apoyo aéreo de Estados Unidos y de la OTAN, que han prometido una inversión de 7,000 millones de dólares en las fuerzas áreas afganas para los próximos cuatro años.

Pero a medida que pasa el tiempo, los ataques aéreos que causan derramamiento de sangre de civiles están haciendo que se pierdan los “corazones y mentes” afganas por los que alguna vez Washington sostuvo [22] que combatía.