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Discurso del rey de Marruecos en el «Día del trono» no convence a muchos

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Marruecos, Medios ciudadanos, Política, Protesta

Foto muy difundida de las protestas de la región del Rif, en Marruecos, 14 de agosto de 2017. Fuente: Youssef Ouled en Twitter [1].

El 29 de julio de 2017 se celebró el aniversario de la entronización del rey Mohammed VI tras el fallecimiento de su padre, Hassan II. La fecha se conoce como «Día del trono» (عيد العرش), y siempre se acompaña de un discurso.

Pero este año, el discurso llega en tiempos tumultuosos. Durante los últimos meses, se han producido protestas [2] en la región norte del Rif tras la muerte de Mohcine Fikri, pescador que murió aplastado en un camión de basura cuando intentaba recuperar el pescado que le había confiscado la policía. El movimiento que produjo esta muerte fue creciendo y finalmente fue bautizado como el «Hirak», palabra árabe que significa «movimiento».

Además de las protestas dentro del país, los emigrantes marroquíes en el resto de el mundo se han manifestado contra la represión del Estado y la policía en el Rif, y exigido la liberación de los prisioneros políticos.

En este estado de cosas, periodistas y activistas marroquíes tenían curiosidad por lo que comentaría el rey sobre las protestas en el discurso del Día del trono. Unas semanas antes, la policía había detenido [3] a más de cien manifestantes que protestaban contra el desempleo y la corrupción, entre ellos el destacado activista Nasser Zefzafi [4].

Durante su discurso, el rey ofreció el perdón real a algunos prisioneros políticos con vínculos al Hirak. Aunque este gesto fue muy celebrado por los medios marroquíes, Btissam Akarkach, activista rifeño que ha seguido de cerca los acontecimientos, dijo a Global Voices que es importante señalar «que solo se ha liberado a 11 personas de la ciudad de Alhucemas [5], una de Casablanca [6] y cinco de Nador [7]«.

Aunque los medios marroquíes publicaron que «Su Majestad el Rey perdonó a 1178 convictos en el Día del Trono», una información que difundió la propia web del Gobierno, el número real [8] es mucho menor, como señaló Reuters.

«La monarquía rechaza su papel como actor político principal»

En su discurso, el rey planteó esta pregunta: «¿Cuál es el significado de responsabilidad, si el funcionario que debería actuar pierde la perspectiva de una de las exigencias más básicas de esa responsabilidad, que es la de escuchar los temores de los ciudadanos?».

Mucha gente consideró el discurso poco convincente.

El rey es el hombre más poderoso de Marruecos. Es el jefe del estado y del ejército. Toda la policía, ministros y alcaldes trabajan para él, y la familia real posee grandes negocios en distintos sectores del país. Por tanto, mucha gente cree que podría hacer más contra la corrupción en Marruecos.

Amina A, estudiante de Relaciones Internacionales en Casablanca, dijo a Global Voices que esto no es ninguna coincidencia:

This is the official discourse. The monarch denies his role as the chief of the states and the main political actor. We can understand that the state is saying clearly that we have lost the game, we have no solutions, and you are stuck in it.

Este es el discurso oficial. El monarca niega su papel como jefe del estado y principal actor político. Se puede entender que el Estado está diciendo claramente que hemos perdido la partida, que no hay solución y estamos atorados en ese conflicto.

Muchos activistas marroquíes comentaron en las redes sociales que el rey ha aplicado una táctica muy acertada distanciándose de los problemas del país, y Amina está de acuerdo:

He is basically saying ‘I'm not responsible of the issues that are happening for decades in Morocco. I am, like you, overwhelmed by the speed that it takes. By your side I watch and condemn it, corruption is all over around us.

Básicamente, está diciendo: «Yo no soy responsable de los problemas que ha sufrido Marruecos durante décadas. Como ustedes, estoy abrumado por la velocidad que está tomando. A su lado, miro y condeno, la corrupción nos rodea por todas partes».

Un periodista que habló con Global Voices bajo anonimato, argumenta que todo forma parte de la controladísima imagen mediática del rey:

The King is very much concerned about his image. Nothing is left to coincidence, everything is calculated. The pictures on the streets are to show people that he is a cool King, not a cold dictator like other rulers, on TV he wants the Moroccans to believe his informal title as King of the poor.

Al rey le preocupa mucho su imagen. Nada se deja al azar, todo está calculado. Las fotos en la calle se hacen para mostrar a la gente que es un rey simpático, no un frío dictador como otros gobernantes. En televisión quiere que los marroquíes se crean su título informal de Rey de los pobres.

Después de suceder a su controvertido padre, aparentemente Mohammed VI deseaba ser un rey muy distinto. De vez en cuando, se filtra a la prensa y a la televisión estatal algún selfie en la calle con la gente, en los que el rey aparece haciendo obras de caridad ataviado con el atuendo tradicional marroquí.

Cuando la Primavera Árabe de 2011 alcanzó a la mayor parte del mundo árabe, el rey Mohammed VI, en respuesta al movimiento 20 de Febrero [9], anunció que nombraría un comité encargado de cambiar la Constitución. Aunque muchos consideraron que esta medida era simplemente cosmética, sirvió para diferenciarlo de otros dictadores árabes brutales como Mubarak de Egipto, Gadafi de Libia y Assad de Siria.

Y aun así, poco después de su liberación, la popular activista Salima Ziani, conocida como «Silya», que había pasado casi dos meses en la prisión Oukacha de Casablanca, tuvo que ser hospitalizada por malnutrición y fuerte estrés psicológico causados por su encarcelamiento.

Esta es la realidad de los manifestantes en el Marruecos actual, como afirma Btissam Akarkach. «Todos estos perdones reales, hasta ahora solo han liberado a 11 personas. La gente piensa que han soltado a cientos, pero nada de eso es cierto».

Este argumento se pudo comprobar el 20 de julio, cuando miles de personas tomaron las calles de Alhucemas, y Imad Attabi, de 25 años, resultó con graves heridas por la brutal represión policial, y murió a causa de las heridas [10] dos semanas más tarde, poco después del discurso del rey.