Steven Seagal redescubre la celebridad en Asia Central, y la consecuencias son alarmantes

Steven Seagal se reúne con el primer ministro kirguiso Sapar Isakov. Captura de pantalla de la cadena de televisión estatal KTR.

«Cuando las gaviotas siguen a los barcos pesqueros», dijo una vez el futbolista francés Eric Cantona a un grupo de desconcertados periodistas británicos, «es porque creen que arrojarán las sardinas al mar».

En un incidente casi sin relación pero igualmente confusos, Steven Seagal, actor serie B de Hollywood, rastrea a través de Asia Central exsoviética, y no lo hace puramente por buena voluntad.

Es un hombre con un plan preocupante.

¿Стивен qué? Oh, Стивен, ¡eres tú!

El recorrido de Seagal por la región que empezó a comienzos de septiembre le ha dado tiempo y espacio para volver a sentirse famoso.

Por si no supiste, Seagal, de 65 años, dejó de hacer películas de las que el público supiera en la misma década en que Eric Cantona dejó de jugar fútbol: 1990.

Sin embargo, la caída en picada en la taquilla no ha persuadido a Seagal ni a los directores con los que trabaja de cambiar mucho el formato de sus películas, si esta cíitica de un estreno de 2016 que protagonizó sirve de algo:

If you're reading this review of the Steven Seagal vehicle «The Asian Connection,» it is probably too late to dissuade you from seeing almost any other movie. I get it: you want to see a movie with a vaguely racist-sounding title starring the has-been star of cheesy action films like «Hard to Kill,» «Marked for Death,» and «Above the Law.» These films are bad, but in an endearingly disastrous way. The same is basically true of «The Asian Connection,» a lousy bank heist flick and one of Seagal's most engagingly tacky recent efforts. I want to defend this movie, but it's so bad that I must warn you: if you watch this film knowing that it is Steven-Seagal-wearing-a-du-rag-and-glowering-impassively-at-attractive-young-women bad, you will get what you pay for. That's both an endorsement and a warning.

Si estás leyendo esta crítica de la película de Steven Seagal «La conexión asiática», probablemente es muy tarde para disuadirte de ver casi cualquier otra película. Lo entiendo: quieres ver una película con un título que suena vagamente racista protagonizada por quien fuera estrella de cursis películas de acción como «Difícil de matar», «Señalado por la muerte» y «Por encima de la ley«. Estas películas son malas, pero de una manera ecantadoramente desastrosas. Lo mismo es cierto para «La conexión asiática», un golpe de cuarta a un banco y uno de los esfuerzos más simpáticamente cursis de Seagal. Quiero defender esta película, pero es tan mala que debo advertirles: si ven esta película sabiendo que es mala como una con Steven Seagal con un pañuelo en la cabeza que mira amenazadoramente a atractivas jóvenes, recibes lo justo por tu dinero. Es un respaldo y una advertencia.

Pasaportes a mí

Las conexiones de Seagal con Asia Central y Rusian tienen al menos más de una década, como se detalla en esta bien redactada crónica de sus diversos viajes a países exsoviéticos.

Desde fines de 2016, es titular de un pasaporte ruso, y el 15 de septiembre, el primer ministro de Kirguistán, Sapar Isakov, decepcionó a muchos compatriotas cuando le extendió la misma oferta.

Edil Baisalov, exjefe de gabinete convertido en entusiasta opositor de medios sociales, fue mordaz en Facebook:

Я считаю оскорбительным для Кыргызской Республики, и даже не смешным с точки зрения заезжей звезды, предлагать Сигалу гражданство Кыргызстана. Наше законодательство содержит исчерпывающий перечень оснований для получения кыргызского гражданства.
Дружба иностранца с премьер-министром не является одним из таких оснований. Реакцией на такой жест Исакова прошлой ночью стало всеобщее даже не возмущение, а отвращение.

Considero una ofensa a la República Kirguisa ofrecer nacionalidad kirguisa a una estrella visitante. Nuestra legislación contiene una exhaustiva lista de causales para obtener la nacionalidad kirguisa. La amistad de un extranjero con un primer ministro no es una de esas causales. Anoche, la reacción al gesto de Isakov fue universal. No fue tanto de indignación como de extrema repulsión.

Sapar Isakov: El rápido crecimiento de Kirguistán estará asociado con Steven Seagal.
«Eres un gran amigo de nuestro país, la figura que inspira los Juegos Nómades, y el rápido crecimiento de nuestro país estará asociado con tu nombre, porque el componente cultural tiene un rol grande para cualquier país».

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Sapar Isakov: El rápido crecimiento de Kirguistán estará asociado con Steven Seagal.

Esto se está saliendo muuuucho de control.

Imagen del Gobierno kirguiso difundida por Kaktus Media.

Y se pone peor…

Hasta ahora, el recorrido de Seagal por la región también ha incorporado a los autocráticos Kazajistán y Uzbekistán.

En Uzbekistán, se dice que llegó como reemplazo de Jean-Claude Van Damme, que debía aparecer en un torneo de artes marciales pero se sintió mal en el último momento.

Día común y corriente, toma común y corriente, Steven Seagal común y corriente. ;-)

Pero ¿por qué debería importarnos su visita? ¿No debería Steven Seagal ser libre de construir puentes y facilitar el intercambio cultural a través de deportes violentos mientras estrecha la mano sin que le importe mucho a líderes en países que van de semiautoritarios a algo peor?

En realidad, no. Es problema es que este último viaje de Steven Seagal por Eurasia es para todo menos para promocionar el antiguo y conocido intento de Steven Seagal de hacer de Genghis Khan en una película épica de algún productor con los bolsillos llenos.

¿Una idea horrenda, horrenda? Probablemente. Firma aquí y tal vez puedas tratar de impedir que ocurra.

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