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Africanos muestran solidaridad en línea con rohingya perseguidos en Myanmar (Birmania)

Categorías: Myanmar (Birmania), Derechos humanos, Etnicidad y raza, Gobernabilidad, Guerra y conflicto, Historia, Medios ciudadanos, Política
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Rohingya desplazados en el estado de Rakhine, Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Mancomunidad de Naciones – Flickr, OGL.

El mundo tenía grandes esperanzas de que finalizase la persecución contra la comunidad rohingya cuando la Liga Nacional para la Democracia [2] (LND) llegó al poder. Este partido había sido admirado por su enfoque no violento por su oposición a la dictadura militar que gobernó Birmania durante varias décadas. La esperanza estaba aún más justificada por el hecho de que la líder del partido, Aung San Suu Kyi [3], fue laureada con el Premio Nobel de la Paz en 1991, y también condecorada por otros países y organizaciones internacionales. Desafortunadamente, la esperanza fue reemplazada por un sentido de profunda decepción cuando empeoró el sufrimiento del pueblo birmano.

Más allá del compromiso con el respeto de los derechos humanos, la situación en Birmania produjo agitación en línea entre los africanos, particularmente entre aquellos en Africa Occidental donde la población musulmana suele exceder el 90%. Allí, se practica un islam tolerante, a pesar de los intentos de los yihadistas por imponer su ideología y visión del Islam. Por ejemplo, el pueblo senegalés, del cual el 95% es musulmán, eligió a Léopold Sédar Senghor [4], que es cristiano, como primer ministro.

La página web panafricana pressafrik.com publicó una reseña de Bougane Gueye Dany, desde Senegal, Dakar, donde explora los crímenes contra los rohingyas. Ahí denuncia [5] la continua limpieza étnica en el país así como la apatía de los líderes políticos birmanos y de la comunidad internacional:

‘Rohingya tu n'existes pas’. Ce roman d’Yves Bourni est d'une actualité grave et brûlante. Au moment où l'un des drames les plus ignobles touche ces musulmans birmans, le monde affiche une indifférence coupable qui montre à suffisance une cruauté, illustration d'une indignation à géométrie variable…

Le leader birman, leur principal bourreau, Ashin Wirathu estime que ‘l'Islam est une religion de voleurs par qu'il permet d'épouser une femme de confession différente’. Il va même jusqu'à dire publiquement dans des videos qui circulent que les chiens, les alcooliques et les drogués valent mieux que les musulmans…

La communauté internationale a les yeux rivés ailleurs. Ce n’est pas non plus la tasse de thé de la presse africaine particulièrement sénégalaise…

Qui ne dit mot consent. Notre silence est troublant. Où est notre diplomatie ?…

Il faut en parler, il faut s'indigner, il faut les aider.

‘Rohingya tu n'existes pas’ (‘Rohingya, no existes’), título de la novela de Yves Bourni, es de una actualidad grave e imperiosa. En un momento en que una de las tragedias más espantosas afecta a los musulmanes birmanos, el mundo ha mostrado una imprudente indiferencia que llega a ser cruel, y es un ejemplo de la indignación desigual frente a la tragedia…

La líder birmana, su principal verduga, Ashin Wirathu, dijo, «el islam es una religión de ladrones ya que permite a los hombres casarse con una mujer de otra fe. Wirathy llega incluso a decir públicamente, en videos que han estado circulando en línea, que los alcohólicos y los drogadictos valen más que los musulmanes…

La comunidad internacional parece indiferente y la situación de los rohingya en Birmania ya no es urgente en la prensa africana, especialmente en las noticias senegalesas.

El silencio es consentimiento. Nuestro silencio es preocupante. ¿Dónde está nuestra diplomacia?

Debemos hablar sobre esto, debemos enfadarnos, debemos ayudarles.

El sitio de noticias Africa News publicó las palabras [6] del Premio Nobel de la Paz sudafricano, Desmond Tutu, que rompió su silencio mediático para expresar su profunda tristeza sobre la situación:

‘Je suis maintenant vieux, faible et officiellement à la retraite, mais je romps mon voeu de garder le silence en raison de ma profonde tristesse au sujet de la situation désespérée [des Rohingyas]’, a écrit Mgr Tutu dans une lettre adressée à la prix Nobel de la paix Aung San Suu Kyi.

‘Si le prix politique à payer pour votre ascension politique en Birmanie est votre silence, le prix est assurément trop élevé (…). Il est incongru pour un symbole de justice de diriger ainsi un pays’, a-t-il estimé…

Mercredi, cette dernière est sortie de son silence pour dénoncer un ‘iceberg de désinformation’ dans la crise dans son pays.

‘Estoy viejo, débil y oficialmente jubilado, pero rompo mi voto de silencio por la gran tristeza que siento sobre la trágica situación [de los rohingya]´, escribe Desmond Tutu en una carta dirigida a la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.

Continúa: ‘Si el silencio es el precio político que pagaste para llegar a donde estás hoy, es con certeza un precio demasiado alto […]. Es incongruente que un sistema de justicia como este gobierne un país’.

El miércoles [6 de septiembre], Ang San Suu Kyi salió a denunciar el ‘iceberg de desinformación’ que rodea la cobertura de la crisis en su país.

Recordando un discurso dado hace dos años, Ahmadou Mukhtar Kanté, imán, escritor y orador, también de Dakar, ofreció un punto de vista [7] basado en las enseñanzas del Corán:

En 2015, sur invitation de l’ambassadeur du Rwanda au Sénégal, nous avons prononcé un discours lors de la 21ème Commémoration du Génocide (Kwibuka 21) célébrée à Dakar. Qui nous aurait dit qu’en 2017, face au drame qui est en cours en Birmanie, nous aurions recours au même discours assorti de quelques remaniements aux fins d’en faire une contribution adaptée au sujet ?…

C’est après avoir fait le récit de l’épisode fratricide entre les deux fils d’Adam, que le Coran a énoncé deux enseignements éthiques fondamentaux: le crime contre l’humanité et le devoir de la protéger : « (…) C’est pourquoi Nous avons prescrit aux enfants d’Israël que quiconque tuerait une personne non coupable d’un meurtre ou d’une corruption sur la terre, c’est comme s’il avait tué tous les hommes. Et quiconque sauve un seul homme, c’est comme s’il avait sauvé tous les hommes (…) » (Coran 5 : 32) Ces versets nous indiquent combien il est grave de refuser à l’autre la dignité d’humain et le droit à la vie.

En 2015, invitado por el embajador de Ruanda en Senegal, dimos un discurso durante la XXI Conmemoración del Genocidio (Kwibuka 21) celebrado en Dakar. ¿Quién habría imaginado que en 2017, con esta tragedia que sucede en Birmania, volveríamos a los mismos argumentos y retórica, con apenas alguna modificación, para contribuir adecuadamente al tema? […]

Después de haber explicado el suceso fratricida entre los dos hijos de Adán, y que el Corán sentó las bases para dos enseñanzas éticas fundamentales –el crimen contra la humanidad y el deber de protegerla: «(…) Por esta razón decretamos para los Hijos de Israel que quien mata a una persona sin que esta haya cometido un crimen o sembrado la corrupción en la Tierra es como si matase a toda la humanidad. Y quien salva una vida es como si salvase a toda la humanidad». (Corán 5:32). Estos versos muestran la gravedad de negar la dignidad humana de otra persona y el derecho de vivir en paz.

En la página web Justice.Info, Adama Dieng, consejero especial de las Naciones Unidas para Senegal, aportó la siguiente declaración [8] sobre la prevención del genocidio:

Les Rohingyas vivant au Myanmar n’ont pas droit à une identité nationale. Ils ont été dépouillés de  leur citoyenneté. Ils sont apatrides. Pendant plusieurs années, ils ont souffert de pratiques et de politiques sévères de discriminations ainsi que de restrictions touchant à l’exercice de droits fondamentaux, y compris la liberté de mouvement, le droit de se marier et de fonder une famille. Des milliers de Rohingyas déplacés par les violences de 2012 vivent reclus dans des camps de déplacés, tandis que d’autres milliers n’ont eu d’autre choix que de fuir par terre ou mer. Beaucoup d’entre eux se sont retrouvés victimes des réseaux de trafic humain ou ont péri en voulant se rendre dans d’autres pays de la région. Au Myanmar, une campagne dangereuse conduite par des extrémistes proférant des discours de haine antimusulmans et anti-Rohingya pourrait conduire à davantage de violence.

Los rohingya que viven en Myanmar no tienen derecho a la identidad nacional. Son apátridas. Durante años han sufrido prácticas y políticas discriminatorias que afectan al ejercicio básico de los derechos humanos, incluida la libertad de movimiento, el derecho a casarse y construir una familia. Miles de rohingya que han sido desplazados por la violencia en 2012 viven recluidos en campos de desplazados, mientras que otros miles no tienen ninguna oportunidad de escapar ni por tierra ni por mar. Muchos caen víctimas del tráfico de personas o perecen en el trayecto hacia otros países de la región. En Myanmar, una campaña peligrosa liderada por extremistas está extendiendo un discurso tóxico contra los musulmanes y los rohingya que podría conducir a todavía más violencia.

En Burkina Faso, el blog Net Afrique es uno de los medios que también han comentado [9] sobre la situación:

Le gouvernement birman, au premier rang duquel l’ex-opposante Aung San Suu Kyi, rejette les accusations de l’ONU de possibles « crimes contre l’humanité » commis par l’armée depuis fin 2016 contre les Rohingyas. Traités comme des étrangers en Birmanie, ils y restent apatrides, privés de tout droit, même si certains vivent dans le pays depuis des générations.

El Gobierno birmano y, sobre todo, Aung San Suu Kri, rechazó las acusaciones hechas por Naciones Unidas sobre posibles ‘crímenes contra la humanidad’ cometidos por el ejército desde el fin de 2016 contra los rohingya. Tratados como extranjeros en Birmania, siguen siendo apátridas, les niegan sus derechos, aun cuando algunos han vivido en el país por varias generaciones.

El investigador nigeriano Labaran Yusuf, de Jos (Nigeria), recordó los hechos históricos [10] que enfatizan la injusticia y la falta de justificación para la persecución de los rohingya:

Attacked with impunity, stripped of the vote and driven from their homes, the Rohingya, a Muslim ethnic minority of about 1.3 million in the predominantly Buddhist Myanmar (formerly Burma), are considered as the most persecuted minority in the world.

The Rohingya, according to many historians and Rohingya groups, probably arrived in what was then the independent kingdom of Arakan (now Rakhine) as long ago as the 8th century. They were seafarers and traders from the Middle east and were joined in the 17th century by tens of thousands of Bengali Muslims captured by the raiding Arakanese. ‘Rohingya’ simply means ‘inhabitant of Rohang’, the early Muslim name for Arakan. The kingdom of Arakan was later conquered by the Burmese army in 1785.

With the British conquest of Arakan in 1825, Arakan and Burma were administered as part of British India. Thousands of labourers from Bangladesh and India migrated to what is now known as Myanmar, and such migration was considered as internal, according to the Human Rights Watch (HRW). However, this migration of labourers was viewed negatively by the majority of the native population.

After gaining independence from Britain in 1948, the Burmese government refused to recognise the Rohingya as Burmese citizens. The government viewed the migration that took place during the British rule as ‘illegal’, and this led many Buddhists to consider the Rohingya offensively as ‘Bengali’, a recent invention created for political reasons. After the military coup in 1962, things only worsened for the Rohingya, coupled with the fact that they were only given foreign identity cards, which limited the jobs and educational opportunities they could pursue and obtain.

Atacados con impunidad, despojados del voto y alejados de sus hogares, los rohingya, minoría étnica musulmana de 1.3 millones en la predominantemente budista Myanmar (antigua Birmania), son considerados como la minoría más perseguida en el mundo.
Los rohingya, según muchos historiadores y los propios grupos rohingya, llegaron probablemente en lo que en aquel entonces era el reino independiente de Arakan (ahora Rakhine) en el siglo VIII. Eran marineros y comerciantes de Oriente Medio a los que se unieron, en el siglo XVII, decenas de miles de musulmanes bengalíes capturados por las incursiones de los arakaneses. Rohingya significa simplemente ‘habitante de Rohang’, antiguo nombre musulmán para Arakan. El reino de Arakan fue conquistado más tarde por el ejército birmano en 1785.
Con la conquista británica de Arakan en 1825, Arakan y Birmania fueron administrados como parte de India británica. Miles de trabajadores de Bangladesh e India migraron a lo que ahora se conoce como Myanmar, y tal migración fue considerada como interna, según Human Rights Watch (HRW). Sin embargo, la mayoría de la población nativa vio negativamente esta migración de trabajadores.
Tras independizarse del Reino Unido en 1948, el Gobierno birmano se negó a reconocer a los rohingya como ciudadanos birmanos. El Gobierno vio la migración que tuvo lugar durante el mandato británico como algo ‘ilegal’, y esto llevó a muchos budistas a considerar a los rohingya como bengalíes, de forma ofensiva, junto con el hecho de que sólo se les dio cédulas de identificación extranjera, que limitaban su acceso a trabajos y oportunidades educativas.

Diallo Boubacar, desde Guinea, reacciono con una publicación en Facebook [11] sobre la historia de solidaridad africana con la lucha por la libertad de Aung San Suu Kyi:

On s'est battu a l'epoque pour Cette dame de Rangun, pour sa liberation de soi disant captivity de la junte birmane.
A present on est estomaque.

En su momento, luchamos por esta señora de Rangún (Aung San Suu Kyi), por su libertad de la llamada cautividad de la dictadura birmana.

Pero ahora, estamos atónitos.

Hocine Berkane, desde Argel, Argelia, cree que lo que ocurre ahora en Birmania es una vergüenza [12] para la humanidad. 

C'est une honte pour toute l'humanité l'être humain a perdu toutes les valeurs qui font de nous des humains privilégiés par Dieu sur toutes ses créatures vivantes nous sommes devenus pire que les bêtes sauvages. On est entrain de revenir à l'âge de la pierre.

Es una vergüenza para la humanidad, los humanos hemos perdido los valores que Dios nos dio y que nos convirtieron en una especie privilegiada entre las creaciones vivientes, pero ahora nos hemos vuelto peores que las bestias. Parece que estamos volviendo a la Edad de Piedra.