Con más de 90.000 suscriptores, el canal de Telegram “MDK” no es solo una de las tiendas de ventanilla única de memes rusos más populares de la aplicación de mensajería, también es un negocio muy lucrativo.
El administrador de MDK contó a RuNet Echo que cobra 25.000 rublos (USD420) por un solo anuncio en su canal, una pataforma de blogueo de características intermedias entre una cuenta de Facebook y una de Twitter. No hizo comentarios sobre la cantidad total de dinero que generaba el canal, pero algunas fuentes de los medios rusos manifestaron que los canales populares de Telegram como MDK pueden generar hasta un millón de rublos (USD17.000) al mes. Sin embargo, no es tanto si los comparamos con otros canales de corte más político.
El surgimiento de los canales de Telegram es una de las consecuencias de la creciente popularidad de la aplicación de mensajería creada por Pavel Durov, el empresario tecnológico detrás de Vkontakte, imitación de Facebook que sigue dominando el espacio de las redes sociales rusas.
Most popular chat apps in Russia, graph by @thebell_io pic.twitter.com/X2uHDQfj1o
— Fabrice Deprez (@fabrice_deprez) 27 de septiembre de 2017
Las aplicaciones de chat más populares de Rusia. Gráfico de TheBell.
Los canales de Telegram son una característica distintiva que permite que la aplicación de mensajería se pueda usar también como una plataforma de blogueo: cualquiera puede suscribirse a un canal, pero solo el creador puede publicar en él. Los canales crecieron rápidamente en tamaño y cantidad durante los últimos dos años y, en algunos casos, se volvieron grandes transacciones comerciales. Uno de los canales más populares de Telegram ocupó los titulares de la prensa rusa en septiembre de 2017 cuando se vendió por 5 millones y medio de rublos (USD95.000) apenas dos semanas después de que su creador lo vendiera en 1,2 millones de rublos (USD20.000).
Sin embargo, el lado comercial de los canales se puede volver turbio, puesto que demostró ser atractivo no solo para los sitios de noticias y distribuidores de memes sino también para toda una nueva ola de blogueros políticos anónimos que se especializan en revelar lo que sostienen es «información interna» sobre las políticas del Kremlin.
El 27 de septiembre, el diario económico ruso Vedomosti informó que los canales de Telegram eran un nuevo mercado para los “anuncios políticos”, y argumentaron que las empresas y los actores políticos estaban dispuestos a pagar hasta 450.000 rublos (USD7.500) para publicar información en estos canales. Un administrador del canal político “Karaulny”, que cuenta con 26.000 suscriptores, informó a RuNet Echo que las ofertas para publicar en su canal iban de los 50.000 a 150.000 rublos y se relacionaban básicamente con “conflictos corporativos”, pero no dijo si aceptaron o no las ofertas.
El artículo de Vedomosti no especifica qué tipo de información se publica por estos valores, aunque cita una fuente que afirma que la publicación de “información negativa” (conocida también como malas relaciones públicas) cuesta el doble o el triple que los anuncios positivos.
Es probable que estos precios surjan de una creencia cada vez más arraigada de que los canales han logrado fidelizar a una audiencia dentro de los altos rangos del aparato estatal ruso. En enero de 2017, el medio local Ura.ru afirmó que los canales de Telegram eran una lectura de rutina para los informes y reuniones matutinas de los diputados de la Duma y de los gabinetes de varios ministerios. En septiembre, Vedomosti también reveló que el Servicio Federal de Seguridad de Rusia vigilaba los canales, al igual que los ministerios de Defensa y del Interior.
En los últimos años, gracias a una oleada de informaciones y algunas primicias, los canales políticos anónimos se volvieron una importante (aunque controvertida) fuente de percepciones sobre la vida política de Rusia. “Nezygar”, el más popular de estos canales, pasó de tener 16.000 suscriptores a principios de 2017 a más de 72.000 en septiembre.
Esta creciente popularidad también generó críticas por la falta de transparencia sobre la cual prosperan estos canales anónimos. Oleg Kashin, periodista ruso y ávido usuario de Telegram, dijo en enero al canal televisivo Rain TV que “si Rusia tuviera buenos politólogos, un periodismo político activo y medios fuertes e independientes, no existiría el fenómeno ‘Nezygar'”.
Dado que, en general, tanto los canales como los altos funcionarios que supuestamente los leen son anónimos, hay dudas sobre su poder real de influencia, aunque abundan las teorías sobre sus orígenes. Sin embargo, y según una fuente citada por Vedomosti, ya sean un “juguete” del área de políticas internas del Kremlin o un nuevo medio para los expertos en política, una cosa sí es clara: son un negocio prometedor.