En una España polarizada, ¿qué significa ser español?

«+ AMOR» pintado en un muro en Barcelona en 2009. Foto de Almusaiti via Flickr. CC BY-SA 2.0.

«Fractura» es la palabra del día en España, donde el impulso a la independencia de la región de Cataluña y la reacción del Gobierno español no solo han llevado al país a territorio político inexplorado, sino también han sembrado el odio.

Muchos alertan que la crisis está engendrando una mentalidad de «nosotros contra ellos», que es peligrosamente errónea por su simplismo e incómodamente familiar para un país que hace apenas cuatro décadas estaba bajo una dictadura fascista.

Si no apoyas el referéndum de independencia del 1 de octubre, que fue suspendido por el Tribunal Constitucional y considerado como ilegal por el Gobierno central, eres anticatalán. Si no aplaudes las acciones del Gobierno central, incluida la violencia policial contra los votantes catalanes, estarás contra España. El castellano es el único idioma aceptable, o el catalán lo es. Solo hay una identidad española, o solo una identidad catalana. O todo o nada.

Mensajes como estos abundan. Pero, ¿de verdad la situación es tan binaria, y España tan uniforme? A juzgar por la popularidad de la publicación de una joven sobre lo que significa ser español, la respuesta es no.

En su misiva viral, Laura Moreno de Lara describe una España que no solo celebra sus varios culturas, idiomas y costumbres distintos, sino también se define por esa diversidad. Un país no de desdén y violencia, sino de solidaridad y amor.

El post se publicó originalmente el 2 de octubre, y desde allí se difundió ampliamente en WhatsApp. Parece que ha tocado la fibra sensible de muchos en en toda España, ha atraído más de 324.000 «likes» y 37.000 comentarios a pocos días de su publicación.

Moreno de Lara dijo al sitio de noticias Verne que quería «humanizar» el concepto de ser español tras ver tantas personas hablar de identidad desde un filtro político. A continuación, su mensaje con algunas anotaciones para los que no conocen España:

No cariño, tú no eres español. Ser español no es llevar la bandera, ni gritar como un berraco [sic] frases de odio que espero que no sientas. Tampoco lo es ponerse una pulserita en la muñeca, ni cantar [el himno fascista] el cara al sol. El concepto de ser español es algo totalmente distinto, o al menos lo debería ser, porque a estas alturas de la historia yo ya no sé qué decirte.

Como española que soy, te voy a contar lo que para mí es ser español:

Ser español es arder cuando arde [el parque nacional] Doñana [por un fuego incontrolado] o temblar cuando tembló Lorca [por el terremoto de 2011]; es sentarte a escuchar historias de meigas [brujas] en Galicia y llegar a creértelas; es ir a Valencia y no sentir rabia por leer un cartel en valenciano, sino que te agrade poder llegar a entenderlo y es presumir de que las Canarias nada tienen que envidiarle al Caribe.

Sentirse español es sufrir por no haber podido vivir [el movimiento contracultural conocido como] la movida madrileña, enamorarte del mar al oír Mediterráneo de [Joan Manuel] Serrat, es pedirle borracha a tu amiga catalana que te enseñe a bailar sardanas, querer ir a Albacete para comprobar si su feria es mejor que la de Málaga y sorprenderte al ver lo bonita que es [la ciudad autónoma española] Ceuta [situada en el norte de África].

Para mí, ser español es presumir de que en Andalucía tenemos playa, nieve y desierto; sentir casi mérito mío que un alicantino esté tan cerca de un Nobel, pedirle a un asturiano que me enseñe a escanciar la sidra y morirme de amor viendo las playas del País Vasco en Juego de Tronos.

También es española la cervecita de las 13.00, el orujo gallego, la siesta, el calimotxo, la paella, la tarta de Santiago, las croquetas de tu abuela y la tortilla de patatas. Lo son las ganas de mostrarle lo mejor de tu ciudad al que viene de fuera y que tú le preguntes por la suya; es hacerte amiga de un vasco y pedirle que te enseñe los números en euskera, por si pronto vuelves a por 2 ó 3 pintxos; es enorgullecerte de ser el país ejemplo a nivel mundial en trasplantes, de formar parte de la tierra de las mil culturas y de ser los del buen humor.

No hay nada más español que se te pongan los vellos de punta con una saeta o con una copla bien cantá, atardecer en las playas de Cádiz, descubrir casi sin querer calas paradisiacas en Mallorca, hacer el camino de Santiago en septiembre maldiciendo el frío o que Salamanca y Segovia te enseñen que no hay que ser grande para ser preciosa.

Así que, acho, picha, miarma, perla, tronco, tete, [varios apelativos cariñosos] mi niño… eso es ser español, lo otro es política. Pero si de política quieres impregnar este concepto, también te vuelvo a decir que te equivocas: porque ser español no es desear que le partan la cara a nadie, es sufrir la situación de paro de tu vecino o el desahucio que has visto en la tele; ser español no es oprimir el SÍ o el NO de toda una comunidad autónoma, es indignarte cuando nos llaman gilipollas con cada nuevo caso de corrupción; ser un buen español es querer que en tu país no haya pobreza, ni incultura, ni enfermos atendidos en pasillos del hospital y, joder, querer quedarte aquí para trabajar y aportar todo lo que, durante tanto tiempo, precisamente aquí has aprendido.

Eso es ser español, o al menos, eso espero.

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