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Historias detrás de DACA, el ya finalizado programa para jóvenes inmigrantes indocumentados de Estados Unidos

Categorías: Norteamérica, Estados Unidos, Activismo digital, Arte y cultura, Derechos humanos, Medios ciudadanos, Migración e inmigración, Periodismo y medios, Política, Protesta, Rising Voices
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Activistas protestan contra el fin de DACA en Los Ángeles, el 5 de septiembre de 2017. «Deporta al odio, no a los dreamers» y Unidos soñamos/Defiende DACA». Foto de Molly Adams en Flickr, utilizada con licencia CC BY 2.0.

En septimbre, el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, anunció que el gobierno de Trump quiere acabar con el programa que garantiza permisos de trabajo y de estudio renovables durante dos años a inmigrantes que entraron en el país como niños indocumentados.

En los días posteriores al cambio en la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia [2] (DACA, por sus siglas en inglés), protestas [3], manifestaciones [4], peticiones [5], «campañas en la plataforma resistbot [6]» y acusaciones [7] inundaron internet y las calles del país. Los críticos acusan a la Casa Blanca de ser cruel, pues muchos de los que participan en el programa llegaron a Estados Unidos cuando eran niños y se sienten estadounidenses.

DACA entró en vigor a través de la acción ejecutiva del presidente Barack Obama [8] en 2012. La versión legislativa del programa, conocida como la ley DREAM (literalmente, sueño), no logró ser aprobada varias veces en el Congreso.

Casi 800.000 beneficiarios de DACA, a los que se les conoce como dreamers (soñadores) en referencia a la ley DREAM, se enfrentan a la posibilidad de ser deportados cuando sus permisos expiren en alguons meses si el Congreso no hace nada para impedirlo.

La decisión provocó un debate renovado sobre la verdadera definición de ser «estadounidense», con organizaciones como Define American [9] al frente, que utilizan historias reales que le ponen cara a las cifras.

Fue creada por el periodista Jose Antonio Vargas, que también es indocumentado, y su objetivo [10] es utilizar el poder de la historia para «ir más allá de las políticas y para cambiar el diálogo sobre los inmigrantes, la identidad y la ciudadanía en un país en constante cambio».

Define American invita también a los indocumentados y sus seres queridos a crear y difundir textos y videos con testimonios sobre las experiencias de los inmigrantes en Estados Unidos.

Giovanni Amado de 23 años, llegó a Estados Unidos en 1998 desde Ciudad de México cuando solo tenía 3 años. En su video testimonial [11], publicado unos días antes del anuncio del gobierno de Trump, habla sobre su trabajo como especialista en fraudes en un banco y dice que no entiende cómo el fin de DACA puede ayudar.

The term American should not be defined by a document or the lack of one. It is more so the willingness to contribute to the country and help others out whenever possible.

El término estadounidense no debería definirse por tener un documento o por no tenerlo. Tendría que tener más relación con la contribución al país y ayudar a otros cuando fuera posible.

Y Denea Joseph, joven de 23 años de Belice que llegó a Estados Unidos cuando tenía 7 años, dice que DACA le permitió acabar sus estudios universitarios. Para ella, ser estadounidense es: [12]

..an individual — immigrant or otherwise — who has lent their skills, knowledge, education, business acumen as well as labor that lends to this nation’s positionality as a hegemonic power.

una persona (inmigrante o no) que ha prestado sus habilidades, conocimiento, educación y visión para los negocios, así como el trabajo que permite que su nación se considere como una potencia hegemónica.

Además de los testimonios multitudinarios, Define American lanzó recientemente #UndocuJoy [13], campaña en redes sociales creada para combatir representaciones victimistas de los indocumentados que consistía en «llenar las redes sociales con imágenes auténticas de felicidad».

La campaña lanzó un video en colaboración con el poeta Yosimar Reyes [14] que recita su poema «I Love Us» [Nos amo] mientras van apareciendo una serie de imágenes de la vida cotidiana de indocumentados donde se les ve levantarse, ir al trabajo, bailar, preparar el desayuno y, en fin, ser personas normales:

Reyes dice:

I love us / because we have constantly had to prove our humanity / and constantly done it beautifully / Because to stay human / Under these conditions / you have to have an understanding of / Beauty.

Nos amo/ porque tenemos que probar constantemente nuestra humanidad /y lo hacemos constantemente de forma preciosa/ porque para seguir siendo humanos/bajo estas condiciones/ se tiene que comprender la/belleza.

#UndocuJoy ha recibido mensajes de solidaridad de ciudadanos y de inmigrantes de Estados Unidos. El escritor indocumentado Ciriac Alvarez tuiteó:

Tal vez no pueda controlar la crueldad que hay en este mundo, pero puedo controlar lo que comparto. UndocuJoy significa difundir la amabilidad y el entendimiento.

La lucha por el derecho de asilo permanente

En el discurso de anuncio de la finalización de DACA [17], el fiscal general, Jeff Sessions, dijo que los beneficiarios de DACA eran «en su mayoría, inmigrantes ilegales adultos».

La elección de sus palabras nos recuerda a la campaña #WordsMatter [18] [las palabras importan] que lanzó la asociación Define American en 2015 [19]. En esta campaña, se invita a los periodistas a no emplear la palabra «ilegal» para referirse a personas:

Phrases such as “illegal immigrant” and “illegal alien”  replace complex legal circumstances with an assumption of guilt. They effectively criminalize the personhood of migrants, instead of describing the legality of their actions.

Frases como «inmigrantes ilegales» y «extranjeros ilegales» sustituyen las complejas circunstancias legales con una suposición de culpa. Estas frases criminalizan la personalidad de los migrantes, en lugar de describir la legalidad de sus acciones.

«Vivir en Estados Unidos sin la documentación necesaria es falta civil, no penal», apunta la campaña.

Debido a los comentarios despectivos que ya había hecho Trump sobre las personas de origen mexicano, así como una serie de decretos, indultos y proclamaciones controvertidos que afectan a las minorías, la decisión de acabar con DACA y el lenguaje empleado para justificarlo han reforzado las acusaciones de que Trump está agitando a propósito la desconfianza y el odio en la sociedad.

Incluso antes de la llegada de Trump a la presidencia, las prioridades de deportación del Gobierno federal llevaron a ciertas partes del país a limitar la cooperación con el Servicio de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés). En la actualidad, los estados de California, Colorado, Connecticut y Nuevo México, y 37 ciudades y condados se han declarado como ciudades refugio [20].

Después de la decisión sobre DACA, el alcalde de Chicago, Rahm Emmanuel, apostó doble por el compromiso para ofrecer asilo, y llegó a declarar a la ciudad como una zona liber de Trump [21].

Sin embargo, las ciudades refugio no son una solución permanente para los beneficiarios de DACA. Su destino está en manos del Congreso. Tal vez, al escuchar las historias personales publicadas desde iniciativas como Define American recordarán que quienes está detrás de las estadísticas son personas reales y que ser estadounuidense significa mucho más que tener un papel.