¿Por qué Estados Unidos conmemora a un luchador socialista iraní?

Gholamreza Takhti en Teherán. Imagen de Namnak.com y distribuida con el objetivo de difundir.

Si escuchas a un grupo de jóvenes iraníes hablar sobre deportes, lo más seguro es que sea sobre fútbol. La fiebre mundial por el «Juego Bonito» ha cautivado durante décadas a este país de Medio Oriente. Lionel Messi es la mayor celebridad futbolística aquí (si bien se le odia un poco por el gol que marcó contra Irán en el último mundial). Pero el fútbol siempre ha tenido un rival serio en Irán: la lucha libre.

Si bien en fútbol Irán sigue siendo una potencia intermedia (según la visión subjetiva de este escritor), en lucha libre se sitúa objetivamente entre los mejores del mundo. De las 69 medallas que los deportistas iraníes han logrado en Juegos Olímpicos, 43 han sido en lucha libre. Tres le pertenecen a Gholamreza Takhti, probablemente el atleta más querido de todos los tiempos en el país.

Se acerca el cincuenta aniversario del fallecimiento de Takhti, ocurrido el 7 de enero de 1968, y hay planes de homenajearlo. No hace mucho, se instaló un busto suyo en la Academia de Deportes de Estados Unidos, institución regional en Daphne, Alabama. En un momento en el que el Gobierno estadounidense ha adoptado una actitud aún más belicosa hacia Irán, acontecimientos como este nos recuerdan la importancia de los contactos interpersonales entre iraníes y estadounidenses.

Presentación de la escultura del legendario luchador iraní Takhti en el museo estadounidense de arte y archivos deportivos de Alabama.

Jahan Pahlevan: Takhti, el atleta iraní más destacado

La noticia del homenaje a Takhti en Estadous Unidos fue ampliamente difundida por los iraníes. Este reconocimiento externo genera mucho orgullo, pues la importancia histórica de Takhti va más allá del deporte. Tiene algo de santo actual, una figura mítica con una vida sobre la que se cuentan muchas historias fantásticas, y pocas se basan en hechos. Pero las historias sí reflejan la evolución de la vida de Takhti y cómo, dentro y fuera del ring, albergaba valores que muchos en Irán echan de menos.

Takhti nació en 1930 en un distrito obrero al sur de Teherán. Sus padres también nacieron en la capital, aunque descendían de túrquicos de la antigua ciudad de Hamedan. Compitió en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952 y se convirtió en el primer deportista iraní en lograr una medalla en la competición. Cuatro años después, durante los juegos de Melbourne en 1956, se convirtió en el primer iraní en ganar una medalla olímpica de oro, junto a su compañero, el luchador Emam-Ali Habibi, quien logró su medalla de oro ese mismo día.

Takhti en Melbourne 1956, primera medalla de oro de Irán. Foto de la Fars News Agency.

Los logros deportivos de Takhti son considerables, aunque no son lo principal de su leyenda en Irán. Junto a su condición de héroe, su mejor cualidad viene descrita con un concepto antiguo en iraní: Pahlevani. En sentido estricto, Pahlevani hace referencia a un ritual deportivo tradicional, reconocido ahora por la UNESCO como parte del patrimonio cultural inmaterial del mundo. El ritual se empleaba para entrenar a los guerreros del antiguo Imperio Persa, siglos antes del nacimiento de Cristo. Pero Pahlevani también se utiliza para referirse a la deportividad, la justicia y la devoción hacia la gente. La creencia de que Takhti era un Pahlevan por excelencia queda plasmada en el sobrenombre que recibe: Jahan Pahlavan, el Pahlavan del mundo.

En el ring, se decía que Takhti siempre era justo con los adversarios. Aleksandr Medvev, luchador ruso conocido por ser el mejor de la historia, contó una historia sobre cómo Takhti se había negado a tocar su pierna derecha cuando supo que tenía una lesión. Pero son las historias de fuera del ring las que han definido en mayor parte la herencia de Takhti.

Socialista comprometido y activista político

Takhti creció en el momento más agitado de la política iraniana, y fue socialista y activista político comprometido. Tenía 20 años cuando el anticolonialista Mohammad Mossadegh fue elegido primer ministro de Irán. Con el respaldo de una gran coalición, incluyendo el fuerte partido comunista Tudeh, Mossadegh nacionalizó los activos del petróleo y empezó a alzarse contra el Sha, apoyado por los gobiernos británico y estadounidense. En 1953, derrocaron a Mossadegh mediante un golpe orquestado principalmente por la CIA. Takhti se hallaba entre los millones de jóvenes iraníes que habían apoyado activamente al primer ministro.

Tras el golpe de 1953, mientras la izquierda y los nacionalistas intentaban organizar una resistencia, Takhti se unió al partido socialista, fundado por Mohammad Ali Khonji, abogado nacido en Bahréin que había dejado el partido comunista en 1947 junto con muchos otros que se definieron como socialistas no alineados con Moscú.

Conocido ya por ser campeón nacional y deportista olímpico, Takhti se encontraba entre las personalidades más populares del partido socialista. Fue elegido subsecretario general. También formó parte del comité de atletas del Frente Nacional de Resistencia, organización central antigolpista constituida por compañeros de Mossadegh, quien se hallaba bajo arrestado domiciliario tras el golpe. En 1962, el congreso del Frente Nacional de Mossadegh eligió a Takhti como miembro de su consejo central.

La devoción de Takhti por los valores democráticos y socialistas se reflejaba en su vida social. Se le conocía por ser tener los pies en la tierra, por organizar ayuda para los desfavorecidos y por dedicar siempre tiempo para hablar a quienes se le acercaban. Cuando un enorme terremoto sacudió ciudades y pueblos de la llanura de Qazvin, que dejó 20.000 fallecidos y a muchos sin hogar, Takhti lideró las iniciativas de recaudación de fondos. El gigante deportivo recorrió las calles con una caja alrededor del cuello y un megáfono, y logró cantidades sin precedente.

Oposición de Takhti al Sha

Las críticas de Takhti suponían una amenaza particularmente peligrosa para la administración, por lo que el Gobierno imperial lo sometió a considerable presión. Su fallecimiento en 1968, a los 37 años, está envuelto de misterio.

Su cuerpo fue hallado en una habitación del Hotel Atlantic, en Teherán, y el informe oficial del fallecimiento determinó que se trataba de un suicidio. Algo que corrobora esta versión de lo sucedido es el hecho de que había registrado su testamento dos días antes de su muerte, donde concedía la tutela de su hijo, Babak, de apenas meses de nacido, a Kazem Hasibi, conocido socialista contra el Sha.

Pero en la década de 1960, tan políticamente polarizada, las muertes de los detractores del Sha fueron relacionadas de manera inevitable a la poderosa policía secreta del Sha, la Savak. Takhti había sido arrestado muchas veces e interrogado frecuentemente por la Savak durante años.

Jalal Ale Ahmad, conocido intelectual detractor del Sha, habló por cuando dijo: «Nadie creyó siquiera por un momento la historia del suicidio».

Takhti: héroe posrevolucionario

Incluso si se tratara de un suicidio, muchos dicen que el Gobierno lo indujo de manera brutal.

El crítico e intelectual Dariush Ashoori observó algo más grande en la muerte de Takhti, «un hombre destinado a la derrota». Apenas días después de conocerse su fallecimiento, Ashoori se refirióa  él como símbolo de la caída de los valores tradicionales de Irán:

Takhti was the highest reflection or the last glimmer of the light of our traditional Pahlevani tradition. That his light has died with suicide is decisive and meaningful. Takhti represented a moral behavior, a tradition, a universe of values with deep and ancient roots and in intense contradiction with the status quo.

Takhti era el mayor reflejo o el último rayo de luz de nuestra tradición Pahlevani. Que su luz haya muerto tras un suicidio es decisivo y significativo. Takhti representaba un comportamiento moral, una tradición, un universo de valores con fuertes y profundas raíces y en contradicción intensa con la situación actual.

El legado de Takhti sobrevivió al régimen monárquico al que se oponía. Tras la revolución de 1979, el nuevo régimen revolucionario lo homenajeó, si bien eliminó su pasado no islamista. Últimamente se ha compartido en las redes sociales una imagen de un plato conmemorativo que se vende en una tienda de antigüedades en Teherán. Se ve a Takhti al lado del Ayatolá Jomeini, fundador de la República Islámica, y del Ayatolá Shariatmadari, conocido clérigo de la ciudad de Tabriz (noroeste del país) que fue eliminado tras oponerse al poder de Jomeini en los primeros años de la revolución.

Takhti dio nombre a muchos torneos y casi todas las ciudades tienen uno o más estadios con su nombre. Representó todos los valores que la monarquía decadente había olvidado y que la actual república dijo que reivindicaría.

Takhti junto al Ayatolá Jomeini, fundador de la República Islámicaa, y al Ayatollá Shariatmadari, el conocido clérigo de la ciudad noroccidental de Tabriz, entre otros. Foto de los canales de Telegram situado en Irán.

Al mirar al Irán de 2017, pocos creen que los valores heroicos del socialista Pahlevan reinen hoy en día en una sociedad antidemocrática, capitalista y cada vez más consumista. Pero sigue siendo un ejemplo de actitud para los atletas y para otros. Masood Shojayi, futbolista iraní a quien no se permite jugar con la selección nacional por jugar en un equipo europeo contra otro israelí, publicó recientemente una foto de Takhti y lo citó como modelo a seguir.

Babak Takhti, en un mensaje muy difundido en redes sociales, comparó a Shojayi con su padre y lamentó su exclusión. Medio siglo después de una muerte prematura, la sombra de Takhti reina sobre una sociedad que ha luchado por los valores durante décadas. Que una institución estadounidense homenajee a un personaje tan importante para Irán demuestra que hay mucho más para la relación entre ambos pueblos. Más allá de los ardientes discursos de Khamenei o de Trump, existe un respeto mutuo por el legado de alguien de la altura de Takhti.

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