Pese a veto migratorio de Trump, Chad juega papel esencial en geopolítica de la región del Sahel

Eland Mk7, vehículo blindado del ejército chadiano. Foto de Idriss Fall en VOA. Dominio público.

A fines de septiembre, Chad, país del África Central, fue protagonista en los medios tradicionales por el veto impuesto por Donald Trump sobre sus ciudadanos, que tienen prohibido viajar a Estados Unidos. Aunque el país tiene una historia electoral poco limpia, la noticia fue recibida con sorpresa debido al papel esencial que juega el país en la estabilidad de la región subsahariana. Cietamente, el 8 de septiembre de este año, el presidente de Chad, Idriss Déby, viajó a París para firmar un acuerdo con la Unión Europea en virtud del cual se enviarán al país africano 8 300 millones de euros de financiación entre 2017 y 2021. El acuerdo busca fomentar la recuperación económica del país, que sufre una importante crisis. Algunos ven en este movimiento el reflejo de la importancia estratégica de Chad debido a su lucha contra el terrorismo. Sin embargo, a pesar del apoyo económico, Chad se enfrenta a presiones políticas internas que podrían afectar su papel como fuerza estabilizadora de la región.

Idriss Déby llegó al poder en 1990 después de derrocar al entonces presidente Hissène Habré con la ayuda de los servicios secretos franceses. En las elecciones de abril de 2016, Déby fue elegido para un quinto mandato. Desde entonces ha afianzado su poder a pesar de los numerosos intentos por derrocarlo, y ha logrado convertir a Chad en un socio inevitable para la seguridad internacional en el continente. Durante su reciente viaje a París, Emmanuel Macron y Edouard Philipe, presidente y primer ministro de Francia respectivamente, lo felicitaron por su lucha contra los grupos terroristas de la región.

Durante un reciente discurso en París, Macron señaló que la lucha contra el terrorismo era una de las prioridades de su gabinete. Así, la ayuda económica a Chad es percibida como una forma de mantener la estabilidad de su principal socio en la región. La importancia de Chad para Occidente se debe a su situación geográfica y su compromiso desde antiguo para con las campañas en busca de estabilizar la zona.

Papel estabilizador de Chad en la región

Chad está situado en la intersección de África del Norte. Sus vecinos, específicamente Nigeria, Sudán del Sur y Libia, son países donde la amenaza extremista está presente, sobre Boko Haram en Nigeria. Por su situación geográfica, Francia y otros países occidentales perciben a Chad como elemento clave en la lucha contra el terrorismo.

Chad es un importante miembro de la coalición G5 del Sahel, de la que forma parte junto con Mali, Mauritania, Burkina Faso y Níger y que busca fortalecer la cooperación y la seguridad en la región del Sahel. Como parte de la Operación Barkhane, plan contra la insurgencia en la región, Chad acoge un importante contingente de más de 3,000 militares franceses cuya sede se encuentra en la capital, Yamena.

Además, es uno de los pocos estados africanos que actúa como “policía” de la región. Daniel Eizenga, investigador en ciencias políticas chadiano, explica:

The Chadian government then held several negotiations with the rebel groups and the Sudanese government which had been providing a safe haven for the rebel groups. After the negotiations, and following an agreement between Chad and Sudan, the national military integrated most rebel forces. This provided a degree of stability even if some rebel groups continue to contest Déby’s authority.

El Gobierno chadiano ha negociado en distintas ocasiones con los rebeldes y con el Gobierno de Sudán, que ha estado proporcionando un refugio seguro para los grupos rebeldes. Tras las negociaciones y un acuerdo entre Chad y Sudán, los ejércitos nacionales integraron a la mayor parte las fuerzas rebeldes. Esto dio cierto grado de estabilidad, aunque algunos grupos rebeldes continúan negando la autoridad de Déby.

Probablemente, la elección de Emmanuel Macron reforzará los vínculos entre ambos países, dada la atención puesta a la lucha contra los grupos extremistas Boko Haram y AQIM. International Crisis Group explica la situación:

Boko Haram’s presence in Chad has been most strongly felt around Lake Chad, which lies primarily within Chadian territory. The area combines rich agriculture, pastoralism and fishing and is a magnet for migrants from all over the Sahel, leading to tensions over control of resources. Boko Haram has taken advantage of the geography of the lake seeking refuge on its many islands. To counter the ongoing threat while responding to the immediate and longer-term needs of the population, Chadian authorities need to build on the relatively successful regional security cooperation, start to move away from their highly militarised response to include a more significant civilian component.

La presencia de Boko Haram en Chad se ha notado sobre todo alrededor del lago Chad, que queda principalmente en territorio chadiano. La zona combina una rica agricultura con el pastoreo y la pesca y atrae a inmigrantes de todo el Sahel, lo que provoca tensiones sobre el control de los recursos. Boko Haram se ha aprovechado de la situación geográfica del lago y se ha refugiado en sus numerosas islas. Para contrarrestar la continua amenaza al tiempo que se responde de forma inmediata a las necesidades a largo plazo de la población, las autoridades chadianas necesitan desarrollar la cooperación en seguridad regional, que ahora es relativamente satisfactoria. También deben empezar a alejarse de su respuesta fuertemente militarizada para incluir un componente significativamente civil.

Idris Déby desplegó a sus soldados en numerosos frentes en la República Centroafricana, en Mali y, más recientemente, en la cuenca del lago Chad para luchar contra Boko Haram en virtud de una estrategia de diplomacia militar para dirigir la lucha contra el terrorismo en la región. El gasto militar también le ha permitido a Chad expandir su presencia fuera de las fronteras africanas al tiempo que apoyan a Arabia Saudí en su lucha contra los combatientes hutíes en Yemen.

Chad es también un socio importante en la actual crisis migratoria, pues numerosos refugiados están intentando llegar a Libia a través de la frontera chadiana. En los últimos cinco años, muchos sudaneses también han encontrado refugio en el país. Un síntoma más reciente de la creciente influencia política fue la elección de Moussa Faki Mahamat, antiguo ministro de Relaciones Exteriores, como presidente de la Comisión de la Unión Africana.

Como resultado de su participación en estos proyectos, el gasto general militar de Chad se disparó a lo largo de los últimos 13 años, de 67 millones de dólares en 2005 a los 247 millones en 2006. Los gastos militares llegaron a un nivel sin precendentes en 2009, cuando se gastaron 670 millones de dólares. Su ejército es ahora uno de los mejor equipados del continente. La participación de Chad en la guerra contra los grupos terroristas en Mali, por ejemplo, obligó a comprar armas modernas. Entre 2006 y 2014, el régimen compró 139 aviones y 153 vehículos armados.

En septiembre, en un intento de tener más influencia y conseguir ayuda de otros países, Idriss Déby amenazó con no participar en el G5 del Sahel y con retirar parte de las tropas extranjeras que se encontraban en el país si no recibía un contundente apoyo financiero.

¿Es la influencia política de Chad una tendencia a largo plazo?

Nada es menos cierto que esto. A pesar de que el país parece mostrar una gran fortaleza gracias a su sólido poder militar y sus estables instituciones políticas, el país está comenzando a hacerle frente a importantes golpes por parte de la oposición del país. Actualmente, el Gobierno recibe críticas en lo referente a los derechos humanos y cuestiones democráticas y debe lidiar con una fuerte crisis económica que se manifiesta a través del deterioro de la calidad de vida de los chadianos. El precio del petróleo ha caído en picado, lo que ha provocado pérdidas en los ingresos por exportación del país. La crisis también se ha visto exacerbada por los ataques de Boko Haram, lo que dificulta los negocios con Nigeria y Camerún. Esto es especialmente grave si se tiene en cuenta que la economía depende en gran medida de los ingresos del petróleo. Tras el comienzo de la caída de los precios del petróleo, se han introducido drásticos recortes presupuestarios que han afectado a numerosos servicios públicos como la policía, las becas estudiantiles y las pensiones. También ha impulsado las protestas ciudadanas.

La respuesta del Gobierno a estas protestas ha sido la represión a la disidencia pública. A lo de los últimos meses, ha habido denuncias de acoso, detenciones arbitrarias y violencia. Además, el aumento del número de periodistas, activistas y oponentes políticos torturados ha sido alarmante. La única cadena de televisión, Tele-Tchad, está controlada por el Gobierno y su cobertura de las noticias no es imparcial.

También está aumentando el número de amenazas externas. La violencia infligida por Boko Haram a comienzos de 2016 provocó el desplazamiento de más de 100 000 personas y la llegada de alrededor de 7000 refugiados al país. Muchos ataques terroristas tuvieron lugar en Yamena y en los alrededores del lago Chad, donde preocupa la proximidad geográfica de Boko Haram. El país también debe hacerles frente a importantes presiones de otras amenazas externas, como la guerra en la República Centroafricana y la ola de refugiados procedentes de países vecinos como Sudán.

A la vista de estos desafíos, las autoridades chadianas deben evitar las políticas de exclusión religiosa o geográfica. Boko Haram no es la única amenaza a la estabilidad política de Chad, pues la crisis política nacional aviva todo tipo de actuaciones violentas, incluidas las yidahistas. Para evitar esto, Chad debe abrir su espacio político y crear instituciones fuertes. Cabría comenzar convocar nuevas elecciones parlamentarias, recientemente postergadas por Idriss Déby con pretextos de limitaciones presupuestarias. Durante la visita del presidente chadiano a Paris, el ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean Yves Le Drian, instó al país a convocar nuevas elecciones parlamentarias, y recordó que el apoyo de Francia requería la presencia de un régimen democrático y que el apoyo francés y europeo cesaría si Idriss Déby hacía oídos sordos a las actuales voces críticas.

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