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Conoce a Khazar Fatemi, periodista sueca que aún busca el Afganistán que quedó atrás

Categorías: Asia Central y Cáucaso, Afganistán, Etnicidad y raza, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Mujer y género, Política, Viajes

Captura de pantalla de Where My Heart Beats [Donde late mi corazón]. Versión publicada en Vimeo por Khazar Fatemi.

A primera vista, Khazar Fatemi, importante reportera de televisión en Suecia, es tan despreocupada como talentosa y hermosa. Pero el sacrificio y lucha personales tienen profundas raíces en su familia, y resurgen con tremenda fuerza en su documental Where My Heart Beats [1] [Donde late mi corazón], filmado en Afganistán.

Fatemi nació en 1983. Su familia se mudó a Suecia cuando tenía ocho años, después de que sus padres –ambos involucrados inicialmente en la resistencia kurda al régimen en Irán– huyeron de la creciente violencia en su hogar adoptado en Afganistán.

En ese momento, los muyahidines habían hecho retroceder la invasión soviética para caer en un espiral de conflicto interno. Después, Fatemi experimentaría una fuerte nostalgia por Kabul, la capital afgana, donde pasó su niñez, y también culpa de que, a diferencia de sus amigos, ella logró escapar de las sangrientas guerra del país.

El documental Where My Heart Beats cuenta la historia del regreso de Fatemi a un Kabul muy diferente a través de lágrimas y risas, con una autenticidad que ya le ha valido alabanzas después de su estreno en festivales internacionales como IDFA [2] y el Festival de Cine de Raindance [3].

Su viaje fue el de una periodista –para ver cómo ha cambiado el país– y un viaje personal, una búsqueda de personas de su niñez. Sin embargo, la búsqueda más importante de todas, de su mejor amiga, no tuvo éxito. Nunca pudo averiguar qué fue de ella.

Global Voices se reunió con Fatemi, y entabló una conversación con ella que trató de todo, desde las dificultades de la vida en Europa para los nacidos en países de mayoría musulmana, a través de su niñez, y el turbulento pasado y presente de Afganistán.

Nevena Borisova (NB): ¿Qué se siente de ser una mujer moderna cuya identidad está enraizada en una sociedad fuertemente tradicional?

Khazar Fatemi (KF): The reason my family fled Iran during the 1980s was that they wanted to keep the freedom their parents have given to them, despite their own religious background […] My grandparents were Muslims but still believed that everyone has the right to make their own choice of life and beliefs. So, for me it is important to use the freedom my parents fought so hard for, including [their struggle] against the regime, which left them with no choice but to leave their home. For 35 years they have not been able to go back.

The biggest challenge for me is not that I am coming from a traditional society. For me it has been Swedish society, which keeps questioning me because of my foreign name the way I look. I have had to work ten times harder to prove myself, despite the fact that I know Swedish perfectly. God knows what my mom has gone through because of her accent.

Khazar Fatemi (KF): La razón por la que mi familia huyó de Irán en la década de 1980 fue que querían conservar la libertad que sus padres les habían dado, a pesar de sus propios antecedentes religiosos […]. Mis abuelos eran musulmanes, pero creían que todos tienen el derecho de tomar sus propias decisiones en su vida y sus creencias. Entonces, para mí es importante usar la libertad por la que mis padres lucharon tan duramente, incluida [su lucha] contra el régimen, que no les dejó más opción que dejar su hogar. Durante 35 años, no han podido volver.

El mayor desafío para mí no es que vengo de una sociedad tradicional. Para mí, ha sido la sociedad sueca, que sigue cuestándome por mi nombre extranjero y mi aspecto. He debido trabajar diez veces más duro para probarme, a pesar del hecho de que hablo sueco perfectamente. Dios sabe lo que ha pasado mi mamá por su acento.

Captura de pantalla de Where My Heart Beats [Donde late mi corazón]. Versión publicada en Vimeo por Khazar Fatemi.

NB: En el documental, explicas que durante los viajes de tu equipo alrededor de Kabul, había frecuentes precauciones de seguridad como revisiones de bombas, entre otras. ¿Cómo enfrentaste esa sensación de miedo?

KF: The fear is always there, but one still can travel under control. I have tried my best to work with people that have the knowledge of security but they also know the local society, culture, tradition and religion. We tried not to leave the car unwatched and we also tried as often as we could to travel low key profile. We did not stay too long and we even changed our car from day to day when it was possible. At the same time, no one has ever taken so much care of me [as my team]. Even when I got sick, they treated me so well. I'm their guest, they kept saying.

KF: El miedo siempre está, pero se puede viajar bajo control. Hice el mejor esfuerzo de trabajar con gente que tiene el conocimiento de seguridad, pero que también conoce la sociedad, cultura, tradición y religión locales. Tratábamos de no dejar el auto sin vigilancia, y siempre tratamos de mantener un perfil bajo tanto como podíamos. No nos quedábamos mucho tiempo, y hasta cambiábamos de auto cada cierto tiempo, cuando era posible. Al mismo tiempo, nadie nunca se preocupó mucho de mí [como mi equipo]. Cuando me enfermé, me trataron muy bien. Eres nuestra invitada, me repetían.

NB: La manera en que el documental está grabado lo hace sentir muy auténtico, con todas las emociones capturadas. ¿Puedes contarnos cómo tuviste la idea de hacer el documental y cómo lo emprendiste?

KF: When you make a documentary, you know what you want. However, we never had a script, so we just let the camera roll and hoped for the best. I kept asking myself what had happened to those who didn't have the chance to flee when the war came. I wondered what had happened to my best friend Marim, to my teachers, to the baker in the neighborhood. So, I had all these questions that I needed to find answers to. Maybe I wanted to ease my own guilt which kept growing the older I got. I had always known I would go back at any chance, so why not document it? So I talked to my media outlet and asked if I could borrow technical equipment.

I have learned that if you just listen to what people say, you will understand that they have amazing, heartbreaking, but inspiring and empowering stories to tell.

KF: Cuando haces un documental, sabes lo que quieres. Sin embargo, nunca tuvimos un guion, así que dejamos que la cámara rodara y esperamos lo mejor. Me preguntaba qué había ocurrido con los que tuvieron la oportunidad de huir cuando llegó la gierra.. Me preguntaba qué pasó con mi mejor amiga Marim, mis maestros, el panadero del barrio. Tenía todas estas preguntas que necesitaba responder. Tal vez quería aliviar mi propia culpa que crecía a medida que me hacía mayor. Siempre supe que regresaría a la primera oportunidad. Entonces, ¿por qué no documentarlo? Hablé con mi medio de comunicación y pregunté si podían prestarme equipo técnico.

Aprendí que solamente con escuchar lo que dicen las personas, entenderás que tienen por contar historias asombrosas, desgarradoras, pero inspiradoras y fortalecedoras.

NB: Por el documental, es claro que la seguridad y la pobreza han empeorado en Afganistán en años recientes. ¿Crees que los afganos han cambiado? ¿Son tan resilientes como siempre?

KF: The worst was the hopelessness, especially among men. Many times it felt that women were braver. Many of them continue studying, even if they know that the society won’t let them in, when it comes to time to actually work.

The young men I talked with wanted to leave the country, they didn't see any future for themselves. The elders keep living with the corrupt system and the so called “leaders” and [believe] foreigners only come to Afghanistan to serve their own interests. This lack of trust and disappointment has grown every time I returned. When I was there in 2008, Kabul was safe and we even traveled with a car on roads, whereas today it is totally impossible to travel. Now, even Kabul has become very unsafe. For me as a journalist it means it is more difficult to gain the trust of those I interview, to get close and to understand them. The good thing is that I see how the young generation which got the chance to get an education has really done well. One can find hope there, especially among young women, even though they are fighting two wars — one a physical war, with poverty and the insecurity, the other in terms of their own society, family, tradition, culture…

KF: Lo peor fue la desesperanza, sobre todo entre los hombres jóvenes. Muchas veces, se sentía que las mujeres eran más valientes. Muchas siguen estudiando, aunque sepan que la sociedad no las deja entrar, cuando se trata de trabajar de verdad.

Los jóvenes con los que hablé querían irse del país, no ven futuro para ellos. Los mayores siguen viviendo con el sistema corrupto y los llamados “líderes” y [creo que] los extranjeros solamente van a Afganistán para atender sus propios intereses. Esta decepción y falta de confianza crece cada vez que regreso. Cuando fui en 2008, Kabul era segura y cuando viajábamos en auto por las carreteras, lo que ahora es totaly imposible. Ahora, hasta Kabul se ha vuelto muy insegura. Para mí como periodista, significa que es más difícil ganar la confianza de mis entrevistados, para acercarme y entenderlos. Lo bueno es que veo cómo a los jóvenes que tuvieron la oportunidad de estudiar les ha ido muy bien. Se puede ver esperanza, sobre todo entre las jóvenes, aunque luchan en dos guerras –una guerra física, con la pobreza y la inseguridad, la otra en términos de su propia sociedad, familia, tradición, cultura…

Captura de pantalla de Where My Heart Beats [Donde late mi corazón]. Versión publicada en Vimeo por Khazar Fatemi.

NB: ¿Te sentiste alguna vez atacada como mujer en algún punto de la producción del documental?

KF: I haven’t noticed this so much, because they still treated me as a foreigner. But I can say that taking a walk around the neighborhood, going to the bazaar by myself, even if I almost managed to fit into the crowd, it would still have been much easier if I was a man. I have also noticed that women didn’t feel comfortable to be interviewed in front of the camera. […] Attitudes about women have only grown harder. I think I got away with that, because I am regarded as a foreigner.

KF: No lo he notado mucho, porque me trataban como a una extranjera. Pero puedo decir que caminar por el barrio, ir al bazar sola, aun cuando casi lograba encajar en la multitud, hubiera sido muchos más fácil si fuera hombre. También he notado que no me sentía cómoda de ser entrevistada frente a una cámara. […] Las actitudes con respecto a las mujeres se han vuelto más duras. Creo que pude eludir eso porque me consideran extranjera.

NB: ¿También sientes nostalgia de Irán? ¿Cuáles son tus impresiones sobre el estado actual de la sociedad civil ahí?

KF: No, I don’t have any nostalgia feeling, but would love to go back one day.

KF: No, no tengo sentimiento de nostalgia, pero me encantaría volver algún día.

NB: Cheryl Benard, que fue investigadora en la corporación RAND, ha sugerido que los jóvenes afganos (más que los afganos mayores y los jóvenes de otros países) enfrentan un problema particular de integrarse a la sociedad luego de la migración a Europa. ¿Es esto correcto?

KF: I don’t know about such a phenomenon, What I know from studies made here in Sweden is that Afghans are doing very well. They learn Swedish much faster than other groups. Of course when maybe 80% of the youth that come here [from other countries] are from Afghanistan, [it is no surprise] that when crimes are committed by migrants, most of them turn out to be from Afghanistan. But as I mentioned, we are talking about people who value education and have managed to learn the language and integrate into society faster than other groups, as one study I know has shown.

KF: No conozco ese fenómeno. Lo que sé de estudios en Suecia es que a los afganos les está yendo muy bien. Aprenden sueco más rápido que otros grupos. Por supuesto, cuando tal vez el 80% de los jóvenes que llegan [de otros países] son de Afganistán, [no es de sorprender] que cuando los delitos son cometidos por migrantes, resulta que en la mayoría están involucrados afganos. Pero como mencioné, hablamos de personas que valoran la educación y lograron aprender el idioma e integrarse a la sociedad más rápido que otros grupos, como ha demostrado un estudio que conozco.