Lograr un acceso sin barreras parece un obstáculo en los preparativos de Juegos Paralímpicos Japón 2020

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«Ryuga Akaishi, de 15 años de edad, es un jugador japonés de basquet en silla de ruedas, integrante de menos edad los Leones de Saitama, equipo de básquet en silla de ruedas en Tokio». Captura de pantalla del Olympic Channel (YouTube).

En 2016, comenté sobre la pobre participación de Japón en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro. Aunque el equipo paralímpico japonés obtuvo 10 medallas de plata y 14 de bronce en la cita brasileña, un logro no menor, 2016 fue la primera vez desde 1960 que Japón no ganó ni una presea de oro en un Juego Paralímpico. En consecuencia, la presión está en Tokio 2020. En octubre de 2016, la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, destacó: “las facilidades sin barreras son importantes sin duda, pero creo que una mente sin barreras es igualmente vital».

Al 1 de septiembre de 2017 —exactamente tres años antes de la inauguración de los juegos— el acceso sin barreras es vital mientras Japón intenta construir localidades accesibles. El Musashino Forest Sports Center, ubicado en el distrito de Chofu al oeste de Tokio, los lugares para básquet en silla de ruedas, bádminton y esgrima en el pentatlón moderno aún deben adaptarse para la accesibilidad. Según The Japan News, «la sede no logró cumplir con una versión preliminar de lineamientos de accesibilidad fijados en enero de 2016 por el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Los lineamientos, basados en reglas establecidas por el Comité Paralímpico Internacional, estipulan normas tangibles para asegurar accesos sin obstáculos, como la proporción de los asientos dentro de una sede destinados para personas en sillas de ruedas y el tamaño de los ascensores».

Según un funcionario del gobierno metropolitano de Tokio citado en The Japan News, cuando se concluyó con la construcción de la sede, fue “considerada sin obstáculo de acuerdo con las regulaciones del gobierno metropolitano… Los criterios recomendados en los lineamientos tuvieron un nivel más alto del que habíamos imaginado”.

Tal vez una parte de las autoridades no sabía lo que hacía la otra parte, pues a mediados de agosto de 2017, el Ministerio de Infraestructura informó que buscaba fortalecer una ley de 2006 que promovía una sociedad “libre de barreras”. El estatuto se refería en gran parte al empleo, pero también al acceso a edificios gubernamentales y comerciales abiertos al público en general. Como informó Jiji Press: “El ministerio está analizando maneras de amimar a las municipalidades a dar prioridad a los planes para desarrollar una infraestructura sin barreras en zonas que albergan oficinas gubernamentales e instalaciones comerciales usadas con frecuencia por los discapacitados… La agencia planea reflejar los resultados de las discusiones en un documento para revisar la ley. El proyecto se enviará a la Dieta el próximo año», dijeron las fuentes.

Quedan apenas tres años restantes para los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, y el Gobierno japonés deberá trabajar rápidamente. The Mainchi informó en abril que 80 % de las sedes no cumplían con las normas de acceso libre establecidos por el Gobierno, y afirmó que «la cantidad de espacios para sillas de ruedas en la mayoría de las sedes olímpicas con asientos permanentes está por debajo de la meta. Además, todas las sedes que serán utilizadas para los Paralímpicos tampoco cumplen con este rubro».

La adaptación también incluye a lugares como las estaciones de subterráneo. En un artículo para Accessible Japan, Kelly Frost, editora del blog Adapating Japan, citó a su hijo Dominick, cuyo hermano Xander tiene espina bífida:

“Mi estadía en Japón fue, en general, muy divertida e interesante, salvo una parte: las estaciones de tren. Me sorprendió lo difícil que era encontrar el ascensor en algunas estaciones, con los Juegos Paralímpicos a la vuelta de la esquina. En algunas estaciones, ni siquiera se encuentran. Afortunadamente, mi hermano podía caminar, por lo que las estaciones sin ascensor no fueron muy difíciles, pero para alguien que no pudiese caminar, algunas estaciones serían imposibles. Me sorprendió lo diferente que era estar en los trenes sin mi hermano: escaleras más cercanas y disponibles, mejor señalizadas en inglés y sin tener que buscar un ascensor. Espero que cuando los Paralímpicos lleguen, más estaciones sean accesibles».

Las preocupaciones sobre los Paralímpicos son compartidas por otros en Japón. Grace Ohashi integraba el equipo de judo olímpico estadounidense antes de que le diagnosticaran esclerosis múltiple. Hoy vive en Japón, y expresó tanto agrado como preocupación ante los Paralímpicos en una reciente entrevista televisada en el Barrier Free Variety Show de NHK.

“Como exjudoca y ahora persona con discapacidad”, dijo Grace, “recibir a los Juegos Paralímpicos en Tokio es como un sueño…  me preocupa que Tokio pueda realmente llevar a cabo los Paralímpicos. Para usuarios de sillas de ruedas, es aún difícil imaginar juegos como esos. Se suele rechazar a los usuarios de sillas de ruedas son rechazados o se restringe la cantidad de sillas de ruedas…».

Grace también respondió a preocupaciones sobre el costo de los Juegos Olímpicos y los Paralímpicos: «Es cierto que los Olimpíadas son estupendas, pero también son muy costosas. Al mismo tiempo, siento que los Juegos Paralímpicos tienen el mismo valor”.

Por ejemplo, Grace dice que cafa vez que un atleta paralímpico rompe algún récord, representa cuatro años de esperanza, sueños y cuidadosa preparación —los logros de los atletas paralímpicos también merecen reconocimiento.

Ojalá que con inversión del Gobierno japonés, los Juegos Paralímpicos 2020 sean de “igual valor” que las Olimpiadas de 2020.

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