Ahwazis de Irán enfrentan sentencia de muerte tras falsas acusaciones de que se oponen al Gobierno

«Irán: alto a la limpieza étnica de los ahwazis». Protesta de ahwazis árabes en Londres contra el trato de Irán a su población ahwazi, 3 de julio de 2016. Imagen de la fundación Peter Tatchell, usada con autorización.

El 31 de agosto, un tribunal iraní sentenció a muerte a dos ahwazis árabes y condenó a otros seis a penas de entre tres y 25 años por los presuntos delitos de pertenecer a grupos opositores inexistentes.

Las recientes condenas a muerte son parte de una creciente ola de represión dentro de Irán, que ocupa el segundo lugar después de China en ejecuciones anuales per cápita. Según Amnistía Internacional, el régimen iraní ejecuta ahora un promedio de tres personas por día, que incluyen mujeres y niños, con una tasa de ejecución desproporcionadamente mayor contra miembros de minorías étnicas como los ahwazi árabes, kurdos, baluchíes, turcos y turcomanos.

Los ocho ahwazi sentenciados el 31 de agosto proceden de la antigua ciudad ahwazi de Shush (Susa) y la zona circundante. Se informó que todos fueron sometidos a tortura que los forzó a firmar falsar confesiones donde admitían ser fundadores del inexistente grupo opositor ‘Jund al- Farouq’ o ‘Soldados de Farouq’.

El nombre de este grupo falso usa antiguas tensiones entre los musulmanes suníes y chiítas en Irán. El islam chiíta, y por extensión la República Islámica de Irán, no reconoce la legitimidad del Califato Rashidun de 634 A.C. Resutla que el nombre de «Soldados de Farouq» también es el sobrenombre de Umar ibn Al-Khattab, el segundo califa musulmán del Califato Rashidun.

Los activistas ahwazi árabes creen que el régimen creó el grupo para presentar a los ahwazi como extremistas asociados con conspiraciones sauditas para perturbar a Irán. Estos arrestos señalan la intención de Teherán de minar a los ahwazi árabes nativos, y se apoya en su narrativa geopolítica para proteger a Irán a todo costo la invasión saudita. Con este fin, vincular a los ahwazi con falsos grupos opositores justifica la represión del régimen contra el grupo como asunto de ‘seguridad nacional’.

A los acusados no se les permitió tener representación legal, y la sentencia en la ‘corte revolucionaria ahwazi’ fue una conclusión ineludible. Las acusaciones contra los ocho hombres fueron:

Moharebeh [enmity to God] through the foundation of the Jund al-Farouq group, membership of opposition groups, and propaganda against the regime.

Moharebeh [enemigo de Dios] a través de la fundación del grupo Jund al-Farouq, pertenecer a grupos opositores y propaganda contra el régimen.

¿Quiénes son los ahwazi arrestados?

Los sentenciados a muerte son Abdullah Karamullah Ka’ab, del distrito Shavur, de 36 años, casado con tres hijos district, y Ghassem Abdullah de 30 años de la aldea de Kaab Beit Allawi. La fecha de las ejecuciones aún no se conoce, pero es inminente. Sus familias no están al tanto del proceso legal por el cual apelar a estas sentencias.

Abdullah fue sentenciado a muerte acusado de ser enemigo de Dios a través de la presunta pertenencia al grupo opositor ahwazi. Imagen entegada por la familia para distribución.

Tres acusados fueron sentenciados a 25 años de prisión: Majed Beit Abdullah de 30 años, de Khalaf Moslem, Ahmed Kaab, de 30 años, poeta de Shush, y Hassan Beit Abdullah de 31 años, de Kaab Beit Allawi.

Otros tres hombres del distrito Shavur recibieron sentencias de tres años: Hassan Karmalachaab y Majid Beit Abdullah, los dos de 24 años e Issa Beit Abdullah, de 30 años de edad.

Los acusados fueron arrestados en incursiones en casa de sus familias llevadas a cabo por personal de seguridad el 16 de octubre de 2015. Ahmad, Majed y Abdullah fueron transferidos a la prisión Masjid Suleiman luego de un intenso interrogatorio.

Los ocho fueron transferidos luego al cuartel de Shush del Directorado de Inteligencia, conocido por torturar a los detenidos. Los mantuvieron incomunicados durante dos años y les prohibieron toda visita y comunicación con sus familias.

Después del juicio, los acusados fueron trasladados al Centro del Directorado de Inteligencia en Ciudad Ahwaz.

Ghassem Abdullah es el segundo ahwazi sentenciado a muerte por supuesta participación en grupos opositores ahwazi. Image proporcionada por la familia.

Familias de los acusados piden intervención de derechos humanos

Las familias de dos acusados sentenciados a muerte pidieron que organizaciones de derechos humanos dieran a conocer la situación de sus hijos a la comunidad internacional. Afirman:

our sons are innocent and the allegations against them by the Iranian judicial and security authorities are false.

Nuestros hijos son inocentes y son falsas las acusaciones en su contra del Poder Judicial iraní y las autoridades de seguridad.

Karim Dahimi, activista de derechos ahwazi que vive en Londres y que ha estado en contacto con las familias, dijo a Global Voices:

The families of two political prisoners, Abdullah Karamullah Ka’ab and Ghassem Abdullah, were informed that they were sentenced to death by the First Branch of the Revolutionary Court for waging war against God, conspiring with foreign countries against the government, joining banned groups and spreading anti-regime propaganda.

Two years later, the men were taken to Isfahan province, where they were allowed a brief call to their families to inform them of their new detention location.  Their families sought to visit them there, but were denied any visitation rights. Recent information revealed that they were kept in solitary confinement cells run by the intelligence service branch in Isfahan.

A las familias de dos prisioneros políticos, Abdullah Karamullah Ka’ab y Ghassem Abdullah, se les informó que fueron sentenciados a muerte por la Primera División del Tribunal Revolucionario por hacer la guerra contra Dios, conspirar con países extranjeros contra el Gobierno, unirse a grupos prohibidos y difundir propaganda contra el régimen.

Dos años después, los llevaron a la provincia de Isfahan, donde se les permitió una breve llamada a sus familias para informarles del nuevo lugar de su detención. Sus familias intentaron visitarlos ahí, pero les negaron derechos de visita. Información reciente reveló que les mantuvieron en confinamiento solitario en celdas administradas por los servicios de inteligencia de Isfaha”.

Reciente represión en Irán contra los ahwazi y otros grupos minoritarios

En años recientes, el Gobierno aumentó su ya brutal persecución de los árabes ahwazi y otras minorías en Irán, como los kurdos, baluchíes, turcos y turcomanos.

Todo esto llega cuando el Tercer Comité de la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución el 14 de noviembre, que condena a Irán por su violaciones a los derechos humanos, aumento de las ejecuciones y represión de minorías étnicas y religiosas.

A pesar de reiterados llamados de muchas organizaciones internacionales de derechos humanos (incluidas Naciones Unidas, Amnistía Internacional y Human Rights Watch) para poner fin a sus inhumanas políticas, el Poder Judicial ha acelerado e intensificado activamente las torturas y ejecuciones de grupos disidentes y minoritarios.

La actual brutalidad recuerda a la era del ayatolá Khomeini luego de la ‘revolución islámica’ de 1979, cuando las ejecuciones masivas de disidentes y políticos de oposición eran algo normal.

El Gobierno también construye asentamientos solamente para persas en la región de Ahwaz, cuyo nombre cambió a Khuzestán en 1936, y prohíbe que pueblos árabes oriundos vivan ahí. A los ahwazis se les niega puestos de trabajo en refinerias de petróleo y gas, que proveen el 95% de los recursos de petróleo y gas de Irán.

A pesar de los grandes recursos y la riqueza que reclaman las tierras indígenas, a menudo los ahwazis viven en severa pobreza.

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