Desorden — lo mejor que tenemos

Photo by Jer Clarke GV2017

Foto tomada por Jer Clarke en la reunión de Global Voices de 2017. CC BY-NC-SA 2.0.

Éramos más de cien en las reuniones internas en Sri Lanka. Veníamos de docenas de países y hablábamos docenas de idiomas. En los días previos a la reunión pública, nos agotamos con discusiones y actividades.

En una de esas discusiones, nos invitaron a contribuir con una palabra que describiera a Global Voices. Tolerante, igualitario, acogedor, justo, equitativo, cálido… Me encontré sin palabras hasta el final de la discusión. Y dije mi propia palabra: desordenado.

Somos desordenados. No encajamos en pulcros paquetes. no siempre estamos de acuerdo. No tenemos el mismo origen. La fortaleza de un proyecto como Global Voices está en aceptar que no todo puede encajar en un pulcro paquetito con una envoltura preciosa y un lazo perfecto.

Me encuentro cada vez más atraída al desorden y a desafiar las demandas de conformidad: no solamente las demandas de la sociedad, sino mis propias demandas internalizadas. Todos los días practico compartir mi vida con personas que no comparten mis antecedentes culturales y que desafían mi visión del mundo. No siempre es fácil. Debo contener mi sarcasmo (definitivamente no es multicultural, con toda seguridad). Las referencias culturales casi nunca se cruzan. Es decir, ¿alguien dijo la isla de Gilligan? Continuamente debo cuestionar mis percepciones. Nada se debe dar por cierto. Puede no ser fácil ni cómodo estar rodeado de tantas personas con diferentes orígenes culturales, pero siempre es un privilegio. Es un privilegio compartir mi vida con tanta diferencia.

Y también es desordenado.

Empecé 2017 con una carta abierta al mundo escrita después de compartir una comida en un restaurante turco en un barrio londinense. Lo termino con la misma carta, que reproduzco aquí.

Let people be different

«El mandamiento número 1 de cualquier sociedad civilizada es este: que la gente sea diferente. Día de Conmemoración del Holocausto 2006″. Foto tomada por Tori Egherman CC BY-SA 4.0.

 

QUE LA GENTE SEA DIFERENTE

Hola mundo:

En una noche de sábado, Kamran y yo estábamos en Hackney, barrio del este de Londres. Comimos en un maravilloso restaurante turco cerca del teatro Hackney Empire.

El restaurante estaba lleno de personas de todos los colores de piel y edad que pueden imaginar. Había personas negras, marrones y blancas, a menudo sentados en la misma mesa. En muchas, juntos como una familia.

Se celebraban tres cumpleaños. Había globos y serpentinas. Había risas y cantos.

Había una veinteañera negra con tacos, pantalones de cuero y una blusa de plumas. Había una mujer bajita, setentona, con pantalones de corduroy marrón y una sudadera. Había un cumpleañero de 18 años que hablaba sobre convertirse en hombre.

Las personas llevaron un pastel casero para acompañar la comida a la parrilla.

Ordenamos suficiente comida para cuatro con un presupuesto de dos. Todo estuvo delicioso.

Miré a mi alrededor y pensé: a eso le teme tanta gente en el mundo.

Esto. Nosotros. Aquí.

Estas familas diversas, multiculturales.

Estas personas imposibles, queridas, alegres, desordenadas, diversas.

Estas personas que ha logrado sobrepasar clase, etnia y color para formar lazos de amistad y familia.

Pensé: todo esto está a punto de derrumbarse.

Brexit. Políticas migratorias xenofóbicas. Miedo infundado.

Todo esto quiere limpiar nuestro desorden — lo mejor que tenemos.

No hay vuelta atrás. No existe un mundo utópico sin diferencias. Esa imaginación solamente lleva a la violencia y la destrucción. Sabemos eso.

Todos los días del resto de mi vida, lucharé para emprender, proteger y expandir nuestro desorden, lo mejor que tenemos, nuestra diversidad.

Es una pequeña promesa, de una persona pequeña, pero es todo lo que tengo.

“Que la gente sea diferente”.

Con amor,

Tori
Hackney Empire, 2017

Carta pubilcada originalmente en Egherman.com

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