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De ícono político a tirano: El presidente Duterte, según las efigies de protesta filipinas

Categorías: Asia Oriental, Estados Unidos, Filipinas, Arte y cultura, Medios ciudadanos, Política, Protesta

Cubo con la cara de Duterte en llamas en el puente Mendiola, a la entrada del palacio presidencial. Fuente: Manila Today. Usada con autorización.

El mundo tuvo un vistazo del creativo arte de protesta en Filipinas cuando los medios internacionales publicaron la imagen de manifestantes que quemaban una efigie de Donald Trump [1] durante su visita al país para el encuentro de la Asociación de Países del Sudeste Asiático, o Asean, del 12 al 14 de noviembre de 2017.

La imagen de un furioso Trump con cuatro brazos que formaban una esvástica rotativa fue creada por el colectivo artista Ugatlahi y hasta apareció [2] en el programa cómico estadounidense “Jimmy Kimmel Live”.

Una efigie en llamas del presidente Trump lo saluda en Filipinas.
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«El fascista giratorio» simboliza el fascismo, la guerra, el militarismo y el saqueo de recursos. Duterte, el «Hombre Fuerte» que se esconde detrás de las piernas de Trump lo representa como un perro faldero de Estados Unidos.

Año tras año, las efigies son una parte importante de las principales acciones de protesta en Filipinas encabezadas por el grupo Bagong Alyansang Makabayan [6], o Bayan. Bayan significa «gente» en tagalog.

Las efigies suelen retratar a los presidentes filipinos u otras figuras, y cómo explotan y oprimen a los filipinos. Se ha vuelto un ritual terminar las manifestaciones quemando una efigie para simbolizar la indignación colectiva contra el orden actual.

Las efigies de protesta Bayan creadas desde la llegada al poder del presidente Rodrigo Duterte también han reflejado la cambiante posición de activistas de izquierda y defensores de derechos hacia su gobierno.

No hubo efigie de protesta durante el primer discurso del estado de la nación de Duterte el 23 de julio de 2016. El colectivo artístico Ugatlahi [7], que tradicionalmente ha hecho las efigies Bayan desde la década de 1990, en el gobierno del presidente Joseph Estrada, preparó seis pinturas de 2.70 metros de altura que retrataban los que consideraban las intenciones del pueblo [8].

Estas incluían genuina reforma de tierras, industrialización nacional, gobierno a favor del pueblo, afirmación de la soberanía nacional, programas sociales progresistas y respeto por los derechos del pueblo, justicia y paz.

Murales de Karatula, Ugatlahi y Tambisan.

Muchos saludaron inicialmente que Duterte haya retomado negociaciones de paz con el movimiento comunista armado, le designación de ministros de izquierda en el gabinete de Duterte, compromisos de liberar a todos los disidentes políticos y promesas de implementar reformas.

Pero esta opinión relativamente positiva de Duterte se deteriroró rápido cuando los cuerpos de sospechosos de tráfico de drogas, muertos presuntamente a manos de fuerzas estatales [13] sin debido proceso, se empezaron a apilar; las negociaciones de paz con el movimiento comunista armado quedaron entrampadas [14] y las conversaciones de reformas sociales no llevaron a nada.

El 10 de diciembre de 2016, un efigie del desaparecido dictador Ferdinand Marcos fue quemada en el puente Mendiola en la afueras del complejo del palacio presidencial en las protestas por el Día Internacional de los Derechos Humanos. A los restos de Marcos, que murió en 1989 tras haber gobernado en Filipinas durante 21 años con autoritaria brutalidad, Duterte les dio un funeral de héroe un año después, el 17 de noviembre de 2017.

En una publicación de Facebook [15], el grupo advirtió a Duterte que no siguiera los pasos de Marcos a menos que quisiera que su efigie fuera la próxima en ser quemada.

La primera efigie gigante… que se quemará durante el gobierno de Duterte.

Ciertamente, eso fue lo que ocurrió cuando quemaron una sucesión de efigies de Duterte, que incluye una imagen de un misil y a Trump que jala la cabeza de Duterte [19] durante el aniversario del rechazo del Senado filipino a las bases militares estadounidenses el 16 de septiembre de 1992.

MIREN: Una efigie del presidente estadounidense Donald Trump y del gobernante Rodrigo Duterte que se quemará en la manifestación durante la Caravana.

¡MIREN! RESBAK trabaja en una efigie de Duterte inspirada en Juego de Tronos.
Foto de Kimberly dela Cruz.

“Tonto con botas» — efigie ideal para el férreo y opresivo régimen de Duterte y su gobierno.

El callejón sin salida entre manifestantes y fuerzas policiales sigue en la esquina de Recto y la calle Loyola.
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MIREN: Manifestantes se preparan para quemar una efigie del presidente Duterte y el presidente estadounidense Trump delante de las fuerzas policiales.

Durante la manifestación del 21 de septiembre de 2017, que recordaba la declaración de ley marcial del dictador Marcos en 1972, Ugatlahi creó un cubo con una efigie de tres metros de [presidente] Rody [Duterte] [30] en un cubo de Rubik, con la cara de Duterte al lado de Marcos, Hitler y un perrito.

Cubo de Rudy del colectivo artístico Ugatlahi y Sandugo. Luchemos contra la tiranía. Manifestación de Luneta. Nunca más.

Manifestantes queman una efigie del presidente Duterte en Mendiola, Manila hoy. Más información esta noche.

La figura simbolizaba la afinidad de Duterte con dictadores y supuesta sumisión a Estados Unidos con el aumento de casos de abusos de derechos humanos [38] en medio de la imposición de la ley marcial en Mindanao, la guerra contra las drogas y una guerra sin cuartel contra el movimiento comunista.

El último trabajo de Ugatlahi retrata a Dutertem, que se puede desdoblar para revelar a un demonio interior acompañado de algunas declaraciones recientes. Se mostró por primera vez durante la protesta por el Día Internacional de Derechos Humanos 2017 [39] en Manila.

CARA REAL: El colectivo Ugatlahi descubre una efigie que retrata el fascismo del gobierno de Duterte. En su cara están escritas algunas declaraciones del presidente.

En las afirmaciones de Duterte: «Admitiré que soy fascista, así que a ustedes los catalogo como terroristas». «Todos deben soportar la pobreza y el hambre, no me importa». «Seguiré a Estados Unidos como sea, dicen que soy un estadounidense». «Bombardearé todos los colegios para lumad [42]«.

En conclusión, las obras muestran cómo ha cambiado la visión de los activistas hacia Duterte, de un cauto optimismo hacia una figura populista que se considera impulsa algunas reformas sociales a considerarlo un tirano que destruye todo espacio democrático para derechos humanos y política progresiva que queda en el país.