Pese a amenazas de censura, documental expone violaciones a los derechos humanos en Sahara Occidental

Multitud de saharauís en Laayune, Sahara Occidental, atacada por la policía antimotines de Marruecos vestida de civil. Es habitual que la policía supere en número a los manifestantes. Captura de pantalla de «Tres cámaras robadas».

Quienes habitan Sahara Occidental, territorio en disputa controlado por el Gobierno marroquí, casi nunca hablan sobre cómo se vive en esta región.

Son escasas las historias sobre Sahara Occidental que llegan a un público más allá de las regiones inmediatas por un entorno militarizado con controles muy agresivos a la información que difunden medios y ciudadanos. A pesar de todo, hay un nuevo documental de un grupo de medios independientes que expone las violaciones a los derechos humanos tiene la oportunidad de cambiar esta situación.

El documental «Tres cámaras robadas» tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine Documental DOK de Leipzig, Alemania, en noviembre de 2017, pese a las amenazas de censura y las dificultades para financiarlo.

El cortometraje de 17 minutos producido por el grupo mediático Equipe Media de Sahara Occidental y el colectivo cinematográfico sueco RåFilm, es narrado y protagonizado por Equipe Media. Presenta fragmentos de videos grabados por Equipe Media en Sahara Occidental desde 2009, aunque la edición y la posproducción se hicieron en Suecia.

La película ofrece al público una mirada cercana al Sahara Occidental bajo la ocupación marroquí a través de la lente de Equipe Media, ya que filman las protestas y recopilan testimonios sobre los abusos a los derechos humanos, generalmente mientras se esconden o huyen de la policía.

El conflicto en Sahara Occidental se remonta a 1975, cuando la antigua potencia colonizadora se retiró del escasamente poblado territorio y fuerzas conjuntas de las vecinas Marruecos y Mauritania avanzaron para tomar el control. Si bien Mauritania posteriormente se retiró de Sahara Occidental, las fuerzas marroquíes mantienen el control hasta hoy de la que se conoce como «la última colonia de África». Durante 16 años, el grupo rebelde Frente Polisario libró una guerrilla contra Marruecos por la independencia hasta que entró en vigor el cese al fuego de las Naciones Unidas en 1991. Las Naciones Unidas reconocen al Frente Polisario como representante legítimo del pueblo saharaui, grupo étnico mestizo que habita principalmente en Sahara Occidental y Mauritania.

Avance de «Tres cámaras robadas» de RåFILM en Vimeo.

La idea del documental

«Tres cámaras robadas» logró llegar al festival de Leipzig tras una larga lucha que involucró a varios países, idiomas y trabas legales.

Hace algunos años, RåFilm y Equipe Media se conectaron a través de una red solidaria local de Sahara Occidental. Poco después del estreno del documental palestino «5 cámaras rotas«, que fue nominado al Óscar en 2013, surgió la idea de hacer Tres cámaras robadas.

Mientras que la historia de «5 cámaras rotas» se articula en torno a la destrucción de las cámaras de un agricultor y activista palestino que documentaba un movimiento de protesta de su pueblo contra la confiscación de tierras agrículas por parte de Israel, el documental saharaui gira en torno a tres cámaras confiscadas por las autoridades marroquíes a los activistas de Equipe Media mientras registraban las protestas de Sahara Occidental. Ambas películas ilustran la lucha por documentar y arrojar luz sobre las violaciones cometidas bajo la ocupación.

Dificultades para la financiación

Por tratarse de una producción de un grupo mediático activista que desafía la narrativa del Gobierno marroquí sobre Sahara Occidental, el equipo detrás de «Tres cámaras robadas» se vio, a veces, en medio de una trampa propagandística, donde el periodismo alternativo de Equipe Media y otras contranarrativas se descartan como discursos de intereses particulares. Aunque la desestimación de una contranarrativa fundamental solo refuerza el bloqueo informativo marroquí que muestra un solo lado y que se impone en nombre de la neutralidad, la producción del documental enfrentó dificultades financieras.

Anna-Klara Åhrén, la codirectora sueca de «Tres cámaras robadas», nos describió la experiencia de RåFilm cuando solicitaba auspiciantes para el documental:

Sometimes it was like those funders requested that RåFilm would take it over completely, like they hoped that we would make something more artsy and less political from it. To me that would be such a weird thing to do with a powerful material like this.

A veces, parecía que los patrocinantes solicitaban que RåFilm tomara el control total, como si esperaran que lo convirtiéramos en algo más artìstico y menos político. Para mí, era imposible hacer eso con un material tan poderoso como éste.

Y agrega:

We participated with Equipe Media in a panel together with some Arab Spring journalists and it is striking how they are all really activists at the same time. But here in Sweden it’s like you can’t, it’s something frowned upon being an activist when you work with media. That’s actually really absurd when considering that we are supposed to be the democracy here!

Junto con Equipe Media, participamos de un panel con varios periodistas de la Primavera Árabe y nos sorprendió que todos eran también activistas al mismo tiempo. En Suecia no se puede, está mal visto ser activista cuando se trabaja en los medios. ¡Totalmente absurdo si pensamos que, supuestamente, vivimos en democracia!

Censura en el Festival Internacional de Cine de Beirut

En octubre de 2017, el Festival Internacional de Cine de Beirut (BIFF) anunció que presentaría el estreno de «Tres cámaras robadas». Fue todo un triunfo para los productores porque el documental está dirigido al público árabe, narrado en una voz en árabe estándar.

No obstante, poco después, el personal del festival empezó a mostrar su inquietud por la posibilidad de que censuraran el documental. Según sus productores, el equipo del BIFF incluso disuadió a los rerpresentantes de Equipe Media de asistir al festival por temor a que pudieran atraer atención no deseada de las autoridades.

Marcha por la independencia en Laayune, capital de Sahara Occidental. Habitualmente, los camarógrafos de Equipe Media se ubican en las terrazas para grabar y presenciar de forma segura lo que pasaba en la calle.

Finalmente, dos días antes de la proyección, el festival anunció que «Tres cámaras robadas» no había sido aprobada por la censura libanesa y, por ende, se cancelaría su proyección. Los productores no recibieron la mala noticia del equipo del festival sino a través de esta declaración en la página web de BIFF:

We are saddened to announce that “3 Stolen Cameras” from the Rejection Front – Public Square selection has been censored and hence will not be shown.

Lamentamos anunciar que «Tres cámaras robadas» de la selección Frente de resistencia/Espacio público fue censurada y, por lo tanto, no se proyectará.

El festival no dio más detalles sobre el motivo o la parte interesada detrás de la decisión de censurar el documental.

Los productores aseguran que el Gobierno marroquí presionó a las autoridades libanesas para que censuraran el documental. Los medios locales de Marruecos informaron que el embajador marroquí en el Líbano contactó a seis áreas distintas del Gobierno libanés a fin de ejercer presión para que prohibieran el documental. Los seis organismos cumplieron con lo solicitado y exigieron al festival que cancelara el estreno.

El sitio de noticias locales le360.com dijo que el documental «socavaba» el derecho de Marruecos sobre Sahara Occidental e insinuó que, en realidad, había sido escenificado y filmado en Argelia, país que apoya al Frente Polisario. El artículo no hizo mención a Equipe Media ni a RåFilm.

Acerca de la cobertura de los medios marroquíes sobre la película y la censura en el Líbano, Anna-Klara dijo:

In my mind censorship has a very negative connotation so if imagining myself in the role of the censoring power I assumed it’d be something you want to keep quiet. Interestingly, to Morocco that wasn’t the case at all, it was more like they were bragging and detailing how they went about it.

Como yo lo percibo, la censura tiene connotaciones muy negativas, así que, si me pusiera en el papel de censor, supondría que es algo querría que fuera silencioso. Lo interesante es que ese no fue el caso de Marruecos: por el contrario, parecía que se jactaban y daban detalles sobre cómo lo llevaron a cabo.

En la conversación, Anna-Klara dio a entender que la respuesta del Gobierno marroquí hacia «Tres cámaras robadas» debería considerarse una prueba de la calidad del proyecto cinematográfico.

La censura en el Líbano solo sirvió para aumentar la intriga del público en torno al documental. Poco después del incidente del BIFF, 20 festivales de cine internacionales firmaron una petición en protesta contra la censura de «Tres cámaras robadas».

Al poco triempo, el Festival de Cine Documental DOK de Leipzig se convirtió en el presentador oficial del estreno mundial de «Tres cámaras robadas». Aunque esto no aseguró a la película la audiencia árabe para la cual fue producida, DOK Leipzig era una alternativa de mucho prestigio. «Tres cámaras robadas» fue bien recibida por el público y obtuvo una nominación al mejor cortometraje documental. A su debido tiempo, luego de que el festival haya gozado la exclusividad del estreno, el documental se estrenará para su transmisión en línea y, finalmente, estará disponible para el público de Sahara Occidental.

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