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Acusan al primer ministro australiano de fomentar miedo por razones políticas tras alerta sobre «bandas africanas»

Categorías: África Subsahariana, Oceanía, Australia, Sudán del Sur, Derecho, Etnicidad y raza, Juventud, Medios ciudadanos, Periodismo y medios, Política, Refugiados
Screen Shot - Constance on the Edge trailer [1]

Captura del avance de «Constancia al límite: lo que hace falta para integrarse», documental sobre una familia de refugiados de Sudán del Sur que han formado un hogar en Australia. Haz clic en la imagen para verlo.

La primera semana de 2018 en Australia ha estado centrada en el asunto de las llamadas bandas africanas.

El primer ministro, Malcolm Turnbull, un Sydneysider (como se llama a los habitantes de la ciudad de Sídney, en el estado de Nueva Gales del Sur), desató una tormenta [2] cuando acusó al Gobierno del estado de Victoria de no hacerse cargo de la violencia provocada por jóvenes africanos en la capital del estado, Melbourne.

Recibió el apoyo de Peter Dutton, ministro de Interior e Inmigración, que es originario del estado de Queensland, quien afirmó que los habitantes de Melbourne temen ir a restaurantes [3] a causa del aumento de la delincuencia callejera.

Tanto Turnbull como Dutton son miembros del Partido Liberal, mientras que el gobierno del estado de Victoria está dirigido por el Partido Laborista. Estas declaraciones llegan diez antes meses de las elecciones en Victoria y en un momento de creciente nacionalismo [4] por todo el país.

No han tardaron en aparecer acusaciones de racismo y de intentos de fomentar el miedo. Otros, sin embargo, creen que el primer ministro solo hablaba con franqueza sobre un problema real de delincuencia.

¿Son las «bandas» de jóvenes africanos un problema real en Victoria?

El problema surgió por primera vez en 2016 con la polémica banda Apex, que la policía declaró [5] que no constituían una «organización» en abril de 2017. Luego, en 20'17, una cadena de delitos, desde el vandalismo y ataques, captaron la atención a nivel nacional. Se culpó de estos incidentes a los grupos de jóvenes africanos.

Se percibió como una ola de violencia pandillera que encajaba con la percepción de algunas personas:

Es increíble cómo tantas personas aquí intentan decir que las bandas de jóvenes africanos no son un problema en Melbourne. Mi suegra vive en las afueras al oeste de la ciudad y, créanme, son un gran problema.

Sin embargo, muchos se cuestionan si existen bandas como tales. Pieces of the Puzzled @chris8875 afirma ser de uno de los barrios conflictivos:

¿Tarneit? Vivo, vivimos, en Tarneit. ¿»Bandas» africanas? Una auténtica estupidez. Un pequeño número de ovejas negras… Sí, pero, ¿qué grupo no las tiene?

El proyecto sobre la Responsabilidad de la Policia [8], que se encuentra en Victoria, fue uno de los primeros en dudar de la verdadera existencia de una oleada de delincuencia callejera entre los jóvenes africanos, y argumentó que el «alcance étnico es selectivo»:

[…] for crimes involving caucasian people, the suspect’s ethnic background is not relevant to mention, but for the same crimes involving people of African background, we hear conjecture and discussion about the backgrounds, culture, community, and the ethnicity of those involved.

[…] en los delitos en los que personas caucásicas están involucradas, no es relevante mencionar el origen étnico del sospechoso, pero para los mismos delitos en los que se ven implicadas personas de origen africano, oímos conjeturas y discusiones sobre sus orígenes, cultura, comunidad y etnicidad.

También mencionó información que cuestiona la idea de una crisis de delincuencia juvenil africana:

[…] Victoria does not have a youth crime wave – ethnic or not. […] Youth crime rates in Victoria have been slowly declining for more than a decade. Crime Statistics Agency research [9] has shown that most youth crimes are by a small proportion of repeat offenders. Despite this, there’s been a jump in aggravated burglaries and some violent crime types that has got everyone’s attention.

[…] Evidence showed that migrant youth and newly arrived migrants are not involved in criminal activity with less than 10 per cent being overseas born offenders. The second-highest country, after Australia, of alleged offenders in Victoria is New Zealand (2.8 per cent of the total offenders), followed by Indian (1.5 per cent), Vietnamese and Sudanese (both 1.4 per cent).

Victorian Crime Statistics Agency clearly show that the vast majority of offenders in Victoria are Australian born and older than 25.

[…] Victoria no sufre una ola de delincuencia juvenil, ni étnica ni de ningún tipo. […] La tasa de delincuencia juvenil en Victoria ha ido descendiendo lentamente durante más de una década. Una investigación [9] de la Agencia de Estadísticas sobre la Delincuencia muestra que la mayoría de los delitos juveniles son cometidos por una pequeña proporción de infractores reincidentes. A pesar de esto, ha habido un aumento en los robos a mano armada y en algunos delitos violentos que han llamado la atención de todo el mundo.

[…] Las pruebas muestran que los jóvenes inmigrantes y los recién llegados no están implicados en actividades criminales, menos del por ciento los infractores han nacido en el extranjero. El segundo país (después de Australia) con un mayor número de presuntos delicuentes, como en Victoria, es Nueva Zelanda (con un 2,8 por ciento de los delincuentes totales), seguido de indios (1,5 por ciento), vietnamitas y sudaneses (ambos con un 1,4 por ciento).

La Agencia de Estadísticas sobre la Delincuencia de Victoria muestra claramente que la gran mayoría de delincuentes de Victoria son australianos y mayores de 25 años.

El discurso de las «bandas»

El Gobierno de Victoria y la policía parecen titubear [10] sobre cómo abordar el asunto: al principio negaron la existencia de las bandas, y luego explicaron cómo las están enfrentando.

En una rueda de prensa, Shane Patton, comisario jefe en funciones, contradijo lo que el subjefe había afirmado días atrás y dijo que los»«jóvenes matones» en cuestión no estaban organizados, pero que «se comportaban como bandas callejeras, por lo que podían denominarse así, ya que es lo que son»:

We have for a significant period of time said that there is an issue with overrepresentation by African youth in serious and violent offending as well as public disorder issues.

Hemos dicho durante un periodo significativo que hay un problema con la excesiva participación de jóvenes africanos en asuntos delictivos graves y violentos, así como en problemas de desorden público.

El futbolista y activista comunitario Nelly Yoa ha dicho abiertamente que «ya es suficiente». Esto es lo que declaró en una entrevista en SkyNews:

There is a gang. We have a problem. Let’s solve it. […] As Melburnians, we are sick and tired of having to live in fear for the last two years.

Hay una banda. Tenemos un problema. Vamos a resolverlo.  […] Los ciudadanos de Melbourne estamos hartos y cansados de tener que vivir con miedo durante los dos últimos años.

Nelly llegó a Australia como un refugiado de Sudán del Sur en 2003. La mayor parte del debate se ha centrado en los jóvenes con origen sursudanés.

Tenemos un problema de bandas, vamos a resolverlo. Los ciudadanos de Melbourne estamos «hartos y cansados de vivir con miedo».

Sin embargo, Richard Deng, uno de los líderes de la comunidad sursudanesa, discrepó [15] con la definición de «banda». En diálogo con ABC News, señaló que los jóvenes en cuestión son australianos de ascendencia africana, no africanos.

También argumentó que el «escaso número» de implicados no son miembros de una banda, sino simplemente jóvenes desvinculados de la sociedad; la solución, dijo, es reinsertarlos con trabajo y educación, en vez de aislarles y etiquetarlos.

Acusaciones de política partidista y «desafortunados mensajes en clave»

Algunos comentaristas han criticado al primer ministro [16] por su oportunismo, y sugieren que está utilizando una política partidista, en el año electoral del estado de Victoria, con la crisis de las bandas africanas. Las elecciones tendrán lugar a finales de noviembre.

Osaman Faruqi, escritor que vive en Sídney, afirmó en un artículo de la página de noticias locales Junkee [17] que:

[…] if there’s one thing conservatives love doing in an election year it’s breaking the emergency glass and pushing the giant red button labelled “race”.

[…] The insidious thing about this kind of craven political campaigning is that the details and facts don’t matter. The conservatives think that as soon as the topic shifts to law and order, as opposed to things like health and education policy, they win.

[…] si hay algo que les encanta hacer a los conservadores en año electoral es romper el cristal de emergencia y pulsar el gran botón rojo donde se lee «raza».

[…] Lo más traicionero de esta cobarde campaña política es que los detalles y los hechos no importan. Los conservadores creen que, tan pronto como el tema pasa al orden público, en lugar de asuntos como la sanidad o la política educativa, ellos ganan.

Además, Turnbull y los políticos [18] que le han apoyado han sido acusados de utilizar desafortunados mensajes en clave, fomentando los sentimientos contra la inmigración y el racismo. Wikipedia define esta práctica, llamada dog-whistling [19] como «un lenguaje en clave que pretende significar algo para el público general pero que tiene una relevancia adicional, diferente o más específica para un subgrupo destinatario».

John Wren presentó una lista de posibilidades en Twitter:

Hoy, el ministro Peter Dutton dijo que los ciudadanos de Melbourne están demasiado asustados de las bandas africanas para ir a los restaurantes. ¿Está él…
a) …mintiendo?
b) …utilizando mensajes en clave?
c) …siendo racista?
d) …proyectando sus miedos irracionales?
e) …comportándose como un idiota?
f) …haciendo todo lo anterior?

«Lo peor de los medios de comunicación y las políticas reactivas»

Las redes sociales están plagadas de respuestas humorísticas al percibido «fomento del miedo». En Twitter, la etiqueta #MelbourneBitesBack [23] [Melbourne devuelve el ataque] y «Peter Dutton» han sido una fuerte tendencia los primeros días de enero, incluso más que el criqueta de los Ashes en Sídney contra Inglaterra.

El grupo activista GetUp! se unió al resto de voces con esta sugerencia:

Ciudadanos de Melbourne: si vas a un restaurante esta noche, ¿por qué no le mandan Peter Dutton una foto con lo que cenaron? Demostrémosle que no nos afecta su estrategia de fomentar el miedo.

Muchos usuarios de Twitter siguieron en la misma línea:

Oye, PeterDutton, anoche salí por la bonita ciudad de Melbourne. Esta es una foto rápida de un restaurante lleno. No tenemos problemas de violencia pandillera y nadie está asustado para salir a cenar. Por favor, deja ya tu política de fomentar el miedo y llévate tu racismo a otro sitio.

Como alguien que come en restaurantes todo el tiempo porque no puede cocinar de verdad, estoy más asustada de encontrarme con Peter Dutton en un restaurante y terminar vomitando en consecuencia.

Chris Graham, editor del medio de comunicación independiente New Matilda, contribuyó con «»Los 18 mejores restaurantes de Melbourne donde las bandas de jóvenes africanos probablemente no te matarán» [29] con su sarcasmo característico:

African Youth Crime Gangs are out of control in Melbourne. People are being slaughtered. And then eaten alive, after they’ve been slaughtered. And then re-animated and slaughtered again. It’s that bad.

[…] New Matilda hit Melbourne town to find out the best places to eat where you won’t get stabbed or maimed or killed. Turns out the safest place to eat, amidst the chaos and panic, is at an African restaurant.

Las bandas de delincuentes juveniles africanos están fuera de control en Melbourne. Están masacrando a la población. Y después se los comen vivo, tras ser masacrados. Y tras reanimarlos, los vuelven a masacrar. Así de mal está la cosa.

[…] New Matilda llega a Melbourne para descubrir los mejores lugares para comer donde no te apuñalarán, mutilarán ni matarán. Resulta que, el lugar más seguro para comer, en medio del caos y el pánico, es en un restaurante africano.

Pero no todo el mundo está de acuerdo con este enfoque:

Qué pretencioso, ignorante e inocente por parte de los intelectuales de (¡¿las afueras del este?!) #MelbourneBitesBack [30] de ignorar flagrantemente las experiencias de los habitantes de los barrios de las afueras al oeste de la ciudad. El movimiento «Bite back» (devolver el ataque) ayuda a la comunidad «africana» se enfrenta a un problema real que les afecta a ellos y a otros.

El periodista Jonathan Green, al que le gusta abarcar tanto los nuevos medios de comunicación como los tradicionales, fue muy crítico con algunos de sus colegas:

La historia de las bandas nos muestra lo peor de los medios de comunicación y las políticas reactivas: problemas de complejidad social, económicos, de identidad, justicia, desigualdad e integración reducidos a un juego cínico diseñado puramente para provocar el miedo y la ventaja política. Es un ejercicio grotesco. Nos delata a todos.

No obstante, la respuesta del redactor futbolístico Michael Sapro confirma que este no es un problema que vaya a desaparecer pronto.

¿Cómo te sentirías si una de estas bandas te golpeara y robara solo porque alguien como tú mintió y pretendió que no pasaba? La policía está buscando a estos matones. No hagas su trabajo más difícil.

La oposición de Victoria ha pedido que se vuelva a convocar al parlamento estatal [35] para debatir el problema de la delincuencia callejera.