Ofensivo soca cobra nuevo impulso tras prohibición en concursos del carnaval de Trinidad y Tobago

Captura de pantalla del intérprete de soca «Massive» Gosein, del vídeo de YouTube para su canción «Rowlee Mudda Count».

Con el inicio del nuevo año, los trinitenses inauguran la temporada anual de carnaval, que nunca está libre de controversia. Hace dos años, una de las comparsas fue acusada de trivializar el drama de la esclavitud. En 2017, una fiesta popular estableció un sistema de cinco pasos para comprar las entradas, lo que sorprendió a más de uno por elitista y discriminatorio. También se suscitaron, por controvertidos, los temas de la retransmisión en vivo y la infracción de la propiedad intelectual.

Este año, el asunto delicado ha sido soca titulad «Rowlee Mudda Count». «Rowlee» hace referencia al primer ministro del país, el doctor Keith Rowley, y «Mudder (Mother en inglés) Count» es un juego de palabras sobre los genitales femeninos.

La canción ha sido producida por el artista de soca Nermal «Massive» Gosein, quien la interpreta. Su letra, que no es nada del otro mundo, acaparó la atención del público cuando los promotores de la fiesta de soca nacional (y del poco original soca chutney, de influencia india) anunciaron que iban a prohibirle actuar sobre el escenario porque la consideraban ofensiva.

De pronto, gente que antes no había oído hablar nunca de la canción estaba entrando en YouTube para ver de qué se trataba todo ese escándalo. Por lo visto, la canción está llena de groserías dirigidas al primer ministro, lo que suscitó el debate sobre el racismo, el machismo y la censura en torno a la soca y el calipso.

El género musical tiene una larga historia que ha originado fuertes debates sociales y políticos, con artistas que emplean sátiras brillantes y el doble sentido para burlarse, criticar o incitar a los malos modales. La política de Trinidad y Tobago cuenta, por otro lado, con una historia de tribalismo; los dos grandes partidos políticos se encuentran divididos por una mayoría de ascendencia étnica, donde el segmento indotrinitense de la población apoya al Congreso Nacional Unido, y los afrotrinitenses, alineados con el Movimiento Nacional Popular, el partido gobernante.

Dado que «Massive» Gosein tiene ascendencia india, muchos cibernautas dieron por hecho que la etnicidad del cantante estaba relacionada con su afiliación política, y por eso no concedieron tanta importancia a las críticas hacia el primer ministro. Sin embargo, les decepcionó la manera en que las mostró. En Facebook, Patricia Worrel, dijo:

Well, I listened to it. What caught my attention was when I heard he was defending it on the grounds that ‘Indian people have had enough’ so I thought there’d probably be all kinds of witty social commentary in response. Poor fella! He eh make! [meaning «He didn't succeed!»] It’s not worth comment, really. Just – perhaps Listerine for his mouth? Pity. Some response to calypsoes that are clearly anti-Indian is necessary. But he doesn’t seem to have the right weapons for a battle of wits against the perpetrators of racism in calypso.

Bueno, escuché la canción. Lo que me llamó la atención fue ver cómo la defendía basándose en que «los indios ya tuvimos bastante», y pensé que obtendría toda clase de respuestas irónicas. ¡Al pobre no le salió bien! La verdad es que no vale la pena hacer más comentarios, pero ¿qué tal si le damos un enjuague bucal para que se aclare la garganta? Una pena. Es necesario reaccionar contra letras de calipsos que atenten claramente contra los indios, pero él no parece tener las armas adecuadas para una batalla de ingenio contra los autores de racismo en una contienda entre dos frentes.

Gosein justificó su composición y afirmó que canciones que no se han prohibido otras canciones, como la «Oma Account Big» de Rootsman (donde atacan a la esposa del anterior primer ministro y líder del Congreso Nacional Unido, Basdeo Panday), los habituales juegos de Crazy, con su lenguaje soez («Paul, Yuh Mudda Come»«For Quriousity»), y otros calipsos hirientes interpretados por artistas como Cro Cro y Sugar Aloes.

Mientras algunos cibernautas estuvieron de acuerdo, otros no la aceptaron y la llamaron «basura racista envuelta en papel de guerra», una respuesta que puede haber sido provocada por el video que acompaña la canción, donde se representa a una mujer con la cara pintada de negro.

La presidenta de la Liga de Mujeres de la Liga Popular Nacional, Camille Robinson-Regis, no tardó en pronunciarse; dijo que la canción era ofensiva para ellas, y el video, una descripción racista de la madre del primer ministro.

El sitio web satírico Wired888 tampoco tardó en afirmar que la canción era tan vacía y  desproporcionada como las críticas que había levantado, y que supone una oportunidad perdida para aportar críticas constructivas:

Had Rowley’s mother, for instance, counted the number of non-functioning national stadia in the country, even as the government looks to begin construction of a new one in Diego Martin, well, Massive might have been on to something.

If Rowley’s mother was counting the number of people murdered—a statistic as troublesome under this government as it was under the People’s Partnership—Massive’s offering might be worth a listen. […]

Instead, Massive starts and ends with an obscene, frustrated yelp that he impotently dresses up with a quizzical tale of Rowley’s mother falling victim to praedial larceny. And then he has the gall to demand the protection of artistic license. […]

The image of a woman in ‘blackface’ playing Rowley’s mother in Massive’s video further highlights the utter emptiness—moral and otherwise—of this offering. When even [notably pro-Indian] Sat Maharaj can’t defend you, there really isn’t much more to be said, is there?

Pongamos que la madre de Rowley hubiera dicho en la canción el número de estadios nacionales del país que no están en funcionamiento, y que el Gobierno está considerando la idea de construir uno nuevo en Diego Martin; entonces, bueno, la protesta de Massive habría tenido sentido.

Si hubiera hablado del número de muertos —una estadística igual de problemática en esta legislatura que en la del Movimiento Nacional Popular—, lo que Massive tenga que ofrecernos valdría la pena escucharlo. […]

En cambio, Massive empieza y acaba la canción con un grito grosero y frustrado que en vano intenta disfrazar con la historia socarrona de la madre de Rowley, que aparece como víctima de un latrocinio. Y encima tiene el descaro de pedir la protección de la licencia artística. […]

En el video, la imagen de una mujer con la cara pintada de negro en el papel de la madre de Rowley no hace más que destacar la falta total de moral con lo que nos ofrece Massive. Cuando Sat Maharaj (notoriamente proindio) no puede defenderte, no hay mucho más que decir, ¿o sí?

Maharaj, el secretario general de Sanatan Dharma Maha Sabha, la organización hindú de mayor prestigio del país, hizo un comunicado de prensa en el que se opone a las canciones y mensajes con tintes ofensivos, pero «si queremos hablar de las canciones, también debemos hacerlo con otras anteriores, con todas. No tengo problemas con que los intérpretes de calipso o cantantes de chutney hagan declaraciones políticas en sus letras, pero cuando cruzan la línea de los buenos modales o la grosería pongo objeciones, y también a la gente que se ofende convenientemente».

Wired888 hizo unas brillantes reflexiones sobre la situación general:

Calypso and soca music are not inherently racist or sexist. But let’s be honest, for far too long, a racist and sexist fringe has found safe, comfortable lodgings there. […]

There is much that we have to talk about in Trinidad and Tobago as regards race, sex, class and even State-sponsored censorship […]

But it’s hard to get started without political fanatics jumping in to fog up the conversation.

La música calipso y el soca no son de por sí racistas ni machistas. Pero seamos sinceros, hace ya demasiado tiempo que los extremistas xenófobos y machistas han hallado ahí un buen acomodo. […]

Hay mucho de lo que tenemos que hablar en Trinidad y Tobago respecto a raza, sexo, clase, e incluso censura apoyada por el Estado […]

Pero es difícil empezar sin que haya políticos fanáticos ansiosos por intervenir y empañar el diálogo.

Mientras, el bloguero BC Pires insinuó que, aunque el mensaje de Gosein no estaba bien planteado, tenía todo el derecho a decirlo:

In the so-called Land of Calypso, where, in poetry, dead calypsonians decompose but compose still, a mediocre ribald song has been raised to treason, in the eyes of the field slaves who have taken over the Great House. […]

Does any office really need to be protected, at the expense of free speech, from a poorly-made, poor-taste joke?

En el llamado país del calipso, donde a pesar de sus muertos y descompuestos calipsonianos, estos siguen haciendo poesía, una canción mediocre y procaz ha sentido el impulso de cometer una traición ante los esclavos que han logrado llegar a la Gran Casa. […]

¿Hay algún cargo que necesite defenderse de una broma de mal gusto y barata a expensas de la libertad de expresión?

Pires juzga irónico que la dignidad de un cargo pueda ser rebajada por unos chistes groseros, cuando el primer ministro, que hace poco amenazó a otro parlamentario con calzarse sus botas con punta de hierro, lanzó la sugerencia de que las mujeres, igual que los campos de golf, necesitaban limpieza diaria, y tuvo una discusión encendida con el presidente del país sobre quién se estaba comportando de forma deshonesta.

En otro hilo, el comentarista Kian, a quien no le gusta la canción, contestó a su pregunta:

NO one is denying Massive’s right to perform in any way he can. […]

Calypsonians are a needed commodity in our culture. The are the only ones who says what is on our minds and put it in song and melody. We sing their songs in our lonely moments, we praise them when they hit our at our enemies, we lament the thoughts they express when we are compromised and we sing their melodies when we think of the quality of life they sing about in their songs. […]

I do not want the calypsonian to be edited, censored or banned […] but they must be mindful that not just because they have a license, they can say whatever they want or do whatever they want; they have an obligation to those who buy their products. Those products will either catapult them into stardom or make them an objectionable quality to the art they profess to represent.

Nadie está negando el derecho de Massive a interpretar como quiera. […]

Los intérpretes de calipso son un producto básico de nuestra cultura. Son los únicos que denuncian lo que pensamos y lo escriben en sus canciones. Nosotros las cantamos en nuestros momentos de calma, las elogiamos cuando son para nuestros enemigos, lamentamos las ideas que expresan cuando nos comprometen y cantamos la melodía cuando pensamos en la calidad de vida que evocan. […]

No quiero que se retoquen estas canciones ni que se censuren o prohíban […] pero sus intérpretes deben tener presente que no por tener licencia pueden decir o hacer lo que les dé la gana. Se deben a la gente que compra sus productos, que podrán catapultarlos a la fama o cuestionarlos ante el arte que pretenden representar.

A pesar de las opiniones de los cibernautas sobre la canción, no hay duda de que la controversia he hecho que opinión pública la conozca, como suele pasar cuando se censuran los contenidos.

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