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En Afganistán, los gobernadores no renuncian simplemente porque el presidente así se los pida

Categorías: Asia Central y Cáucaso, Afganistán, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Política

Atta Mohammad Noor, exgobernador de la provincia de Balkh, a la derecha, rinde homenaje a la bandera afgana en la provincia de Balkh. Creative Commons. Fotografía de la Fuerza Aérea de Estados Unidos del sargento Jeff Nevison.

Al inicio de su quincuagésimo día en el cargo de gobernador de la región afgana de Balkh, Mohammad Daud tal vez se pregunte si alguna vez recibirá las llaves de su predecesor.

El presidente Ashraf Ghani anunció oficialmete [1] a Daud como sucesor de Ata Mohammad Noor, en el puesto por mucho tiempo, el 18 de diciembre de 2017, pero el popular Noor no lo sintió como un cambio de trabajo.

El presidente, el hombre fuerte y el próximo dolor de cabeza de Estados Unidos en Afganistán
Atta Muhammad Noor, hombre fuerte que ha gobernado la próspera provincia norteña afgana más como un rey que como un gobernador durante 13 años, iba de una reunión a otra en Dubái el mes pasado cuando recibió la llamada: el presidente Ashraf Ghani lo sacaba del puesto
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Desde el mes pasado, Balkh tiene dos gobernadores (tres si se cuenta el gobierno talibán en la sombra). Uno ha gobernado la provincia como un rey, y ahora se niega a irse, trata de emerger más y desafía a [presidente Ashraf] Ghani. Su sucesor, listo con un traje de tres piezas y barba teñida, no puede asumir el cargo.

Además de negarse a salir del puesto que ha ejercido por más de 13 años, Noor ordenó el arresto de Daud [4] por acusaciones de asesinato. Las autoridades locales en Balkh parecen más inclinadas [5] a cooperar con el antiguo gobernador que con el nuevo, con lo que se vuelve virtualmente imposible que Daud –que actualmente trabaja fuera de Kabul– entre en Balkh.

Lucha preelectoral por el poder

Noor ha dicho que la decisión de destituirlo «no tiene base legítima» y atribuye la medida a las preparaciones de Kabul para las elecciones de 2019. En entrevista con Reuters, dijo [6]:

This is about the 2019 presidential election. [Allies of Ghani] have no grassroots support among the people and they are afraid of public figures who do.

Esto es sobre las elecciones presidenciales de 2019. [Los aliados de Ghani] no tienen apoyo de bases entre el pueblo y temen a las figuras públicas que sí tienen apoyo.

También dijo que le ofreció [7] su renuncia a Ghani hace meses, pero con varias condiciones –designación de aliados claves en puestos gubernamentales claves– que al parecer no se han cumplido.

En el corazón de este punto muerto está la rivalidad entre los líderes de los dos grupos étnicos que dominan la política afgana –pastunes y tayikos.

Noor es un destacado líder del partido Jamiat, dominado por tayikos, cuyo candidato Abdullah Abdullah perdió con el pastún Ghani unas elecciones presidenciales amargamente disputadas en 2014.

Desde esta victoria, Ghani y sus aliados parecen estar en una misión para explotar las divisiones en el partido Jamiat para romperlo.

Por ejemplo, Noor ya no se habla con Abdullah, anterior nominado del partido, que aceptó el premio consuelo de director general después de que inicialmente impugnara los resultados de las elecciones de 2014.

Daoud, gobernador de derecho de Balkh, también es de etnia tayika y miembro de Jamiat, pero que le debe su nuevo puesto a Ghani, y no al partido.

Oficialmente, el partido Jamiat se ha manifestado contra la destitución de Noor y acusado [8] a Ghani de centralizar el poder. También sostienen [9] que las autoridades intentan desestabilizar la región de Balkh, que tradicionalmente ha sido una de las más políticamente estables de Afhanistán, y ha surgio como centro económico del norte en el periodo que Noor estuvo en el cargo,.

Divide y gobierna

No obstante, el hecho de que tantos miembros de Jamiat estén en el Gobierno ha comprometido su postura en el asunto y ha debiiltado al partido como potencial fuerza opositora.

Jamiat es el 50% del actual gobierno, lo que significa que también son 50% responsables de todo. Si critican al Gobierno, también critican su autoridad… ¡Entiendan esta simple fórmula! No escupan el cielo…

Desde el mes pasado, Balkh tiene dos gobernadores (tres si se cuenta el gobierno talibán en la sombra). Uno ha gobernado la provincia como un rey, y ahora se niega a irse, trata de emerger más y desafía a [presidente Ashraf] Ghani. Su sucesor, listo con un traje de tres piezas y barba teñida, no puede asumir el cargo.
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Dejando a un lado los intereses del partido, Jamiat también debería dejar de lado los centros de poder paralelos. Si son visionarios, deberían buscar centralizar el poder; de otro modo, si mañana se elige a un miembro de Jamiat como presidente, lo mismo se repetirá pero en diferentes partes de Afganistán.

Estos pedidos de Jamiat-I-Islami muestran que las conversaciones fracasarán a la larga, y que el presidente se quedará sin más opción que destituir a Atta Noor por medio del uso de la fuerza.

Se cree que Jamiat accederá a la destitución de Noor solamente si el propio partido, no Ghani, puede nombrar a su sucesor. El partido también quiere reformar la Constitución de Afganistán, por medio del gran consejo tradicional (Loya Jirga).

Sin embargo, las conversaciones entre Jamiat y el despacho de Ghani deben tener como resultado [14] algún avance.

Washington interviene

Afganistán depende muchos de la ayuda civil y militar estadounidense, y Washington ha intervenido en varios alejamientos en política interna.

El 16 de enero, la Casa Blanca llevó a cabo la lectura [15] de la conversación telefónica del vicepresidente estadounidense, Mike Pence, con Ghani, sobre la situación con Noor:

Vice President Pence and President Ghani discussed the political leadership in the Balkh province. The Vice President emphasized his support for the Afghan government to engage with Balkh Governor Atta and conduct a peacefully negotiated transition of leadership.

El vicepresidente Pence y el presidente Ghani analizaron el liderazgo político de la provincia de Balkh. El vicepresidente enfatizó su apoyo al Gobierno afgano a participar con el gobernador de Balkh, Atta [Mohammad Noor] y llevar a cabo una transición de poder negociada pacíficamente.

Bashir Bezhen, analista de seguridad afgano, señaló [16] que la referencia legitimadora de Pence a Noor como gobernador hace improbable que Kabul recurra a la fuerza para retirarlo del cargo.

There was fear before the phone call that the government will resort to a military move to oust Atta, and his supporters would respond with force…Now that fear is gone.

Había temor antes de la llamada telefónica de que el Gobierno recurriría a una acción militar para destituir a Atta, y sus seguidores responderían con fuerza… Ahora, ya no existe ese temor.