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Documentos altamente confidenciales del gabinete de Gobierno australiano se vendieron por error en archivadores

Categorías: Oceanía, Australia, Medios ciudadanos, Política
The Australian Cabinet in session

Sesión del Gabinete de Australia. Foto cortesía de David Foote [1], AUSPIC/DPS (CC BY-NC-ND 3.0 AU) y Top Secret (Wikimedia Commons [2] CC BY-SA 3.0).

Como dice el lugar común, nadie podría haber inventado algo como esto. En una tienda de muebles de segunda mano, se vendieron por error [3] dos archivadores cerrados con llave que contenían documentos clasificados de casi diez años de antigüedad de cinco gobiernos australianos. La mayoría eran «altamente confidenciales» o «AUSTEO» [Australian Eyes Only, traducido como Solo para ojos australianos].

La corporación de radiodifusión australiana ABC los consiguió y publicó algunos en línea [4], pero retuvo otros por razones de seguridad nacional. La Agencia de Seguridad e Inteligencia Australiana (ASIO, por sus siglas en inglés) tiene la custodia [5] de los archivos originales por un acuerdo entre el Departamento del Primer Ministro y Gabinete y ABC. El acuerdo protege la identidad de quien compró los archivadores.

Muchos en las redes sociales han expresado su desconcierto por este curioso fallo en la seguridad:

No puedo evitar reírme de la incompetencia del Gobierno australiano. Parece algo sacado de una serie cómica.

Esto es lo que está en los documentos secretos de ASIO
Debieron haber permanecido en secreto al menos 20 años. Pero ahora, estos documentos secretos del Gobierno están listos para que los explores
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¿Puede un periodista verificar si ha habido un incremento en la compra de archivadores que pertenecían al Gobierno en Canberra en las últimas horas? Especialmente por ciudadanos extranjeros…

¿Es una broma? Toda la información filtrada provino de un verdadero archivador vendido en una subasta gubernamental. ¿Para qué tener leyes de seguridad tan rigurosas si están regalando todo?

El caso de los documentos no solo provocó risas. El exprimer ministro, Kevin Rudd, demandará a ABC [13] por su reportaje sobre un documento que advertía «riesgos críticos» en relación a un polémico pograma de aislamiento para viviendas [14] durante la crisis financiera en 2009. De los trabajadores que fueron parte de este programa, cuatro jóvenes murieron o electrocutados o de hipertermia en accidentes aislados. Rudd asegura que el documento se trataba de asuntos financieros, no de seguridad.

La acción legal que tomó Rudd ha recibido críticas:

Ahora, Kevin Rudd demanda a ABC News por su reportaje sobre las filtraciones del gabinete. Según parece, solo porque no le gustó que esta información se hiciera pública. Es un berrinche.

Otro documento confidencial se refiere a una auditoría de la policía federal australiana (AFP, por sus siglas en inglés) que revela que la agencia, al parecer, perdió 400 archivos del Comité de Seguridad Nacional del Estado (NSC, por sus siglas en inglés) entre 2008 y 2013. La AFP emitió una respuesta pública, en la que asegura que el documento era antiguo y que el número definitivo de documentos desaparecidos era 33 [20].

Ninguno de sus documentos perdidos se encontraba en el botín de ABC. «Estos documentos fueron destruidos, pero no existe un registro oficial que lo confirme», dijo la agencia en un comunicado de prensa [21].

En Twitter, el usuario Dave The Happy Singer apreció la ironía:

Mi parte favorita de la pérdida de los documentos del gabinete en un archivador de segunda mano es que uno se trata de otros documentos del gabinete perdidos.

«La gravedad de la situación no se puede exagerar»

Chris Duckett, editor de ZDNet y TechRepublic Australia, adoptó una perspectiva más seria [23]:

The gravity of this scenario cannot be overstated. These are some of the most secret documents that the Australian government creates, usually locked up for 20 years before being released to the public due to their sensitively and to put a bit of time between the actors and their actions, yet here they were, up for sale in suburban Canberra.

La gravedad de la situación no se puede exagerar. Se trata de algunos de los documentos más secretos del Gobierno australiano, que generalmente se mantienen bajo llave por hasta 20 años antes de ser revelados al público debido a la confidencialidad de su contenido y para poner un poco de tiempo entre los participantes y sus acciones. Sin embargo, ahí estaban, a la venta en la periferia de Camberra.

En Twitter, Noely se unió a un grupo de preocupados por la seguridad de la información que el Gobierno recopila de sus ciudadanos:

¿Acaso entendí bien esto?

Tanto el Gobierno como la AFP quieren absorber toda nuestra información cuando se les dé la gana, sin ninguna vigilancia, ¿pero ni siquiera pueden mantener segura su propia porqueria? Estamos acabados.

También han surgido dudas en relación a si los aliados de Australia pueden confiar en la capacidad del país para guardar un secreto. Defence Connect, página web que publica información sobre el sector de defensa, señaló [28]:

The ABC has said one file contained highly classified documents that revealed insights into the National Security Committee, which is charged with decisions related to intelligence and security.

When pressed by media in Adelaide, Defence Industry Minister Christopher Pyne refused to comment on what the revelations will mean for Australia's relationships with key allies.

La ABC señaló que uno de los archivos contenía documentos altamente confidenciales que revelaba información sobre el Comité de Seguridad Nacional, lleno de decisiones en relación a la seguridad e inteligencia.

Presionado por los medios en Adelaide, el ministro de la Industria de Defensa, Christopher Pyne, se negó a realizar comentarios qué efectos tendrá el suceso en las relaciones de Australia con aliados clave.

En The Conversation, página web de análisis de noticias, el profesor Patrick Weller analizó la importancia de la confidencialidad dentro del gabinete [29] para tomar buenas decisiones:

Cabinet government requires confidentiality. Ministers have to be able to discuss alternative options to solve the problems they must manage. They have to able to express opinions and probe proposals.

[…] We still need to balance a legitimate desire for transparency with the need for free and thoughtful debate (or rather, the possibility of thoughtful debate).

El gabinete requiere confidencialidad. Los ministros tienen que poder analizar opciones alternativas para resolver los problemas con los que deben lidiar. Deben poder expresar sus opiniones y analizar las propuestas.

[…] Aún debemos balancear el deseo legítimo de transparencia con la necesidad de debatir consciente y libremente (o más bien, la posibilidad de debatir conscientemente).

A pesar de los intentos por crear un análisis serio, el humor aún domina las reacciones en línea:

El gabinete federal se reunió durante la mañana para discutir la política de seguridad de documentos clasificados. Después, el primer ministro señaló que el resultado era secreto y luego lanzó agua de la flor falsa que llevaba en su solapa a los periodistas.

Sin embargo, es poco probable que el primer ministro, Malcolm Turnbull, bromee sobre las filtraciones del Gobierno en el futuro luego de su involuntario segunda presentación a principios de la semana pasada:

Esto es muy vergonzoso en retrospectiva. El lunes, el primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull, bromeó sobre que los documentos que publicó ABC provenían del «cajón de alguien».?

El Departamento del Primer Ministro y Gabinete reconoció su responsabilidad en la pérdida de los archivos. En un comunicado de prensa, el secretario del departamento, Martin Parkinson, confesó [35]:

This casts the Department in a poor light and this failure has implications for the rest of the Australian Public Service.

Esto arroja al departamento a una mala situación y este fracaso tiene repercusiones en el resto del servicio público de Australia.

Mientras tanto, ABC ha revelado la historia de cómo los archivos llegaron a sus manos. Es una gran historia [36]. Un «bushie [37]» —persona que proviene de una zona rural de Australia— que ahora vive en Camberra los compró en una subasta por 10 dólares australianos (8 dólares estadounidenses) cada uno. Luego de investigar por su cuenta su contenido, se puso en contacto con Michael McKinnon, el editor de libertad de información de ABC. Como dijo McKinnon, «Era información de primera». 

Otra prueba de que todo está conectado es el hecho de que uno de los hermanos de McKinnon es «subsecretario del Departamento del Primer Ministro y Gabinete, actualmente a cargo de la seguridad nacional para el Gobierno federal».