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Ellas también: Mujeres sirias cuentan historias de abuso sexual en prisiones del Gobierno

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Siria, Derechos humanos, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Mujer y género

Captura de pantalla del documental ‘Sirla, el grito ahogado’.

En diciembre de 2017, el canal de televisión France 2 transmitió un documental francés que mostraba a un grupo de mujeres sobrevivientes de violación y tortura en las cárceles secretas del presidente sirio Bashar al Assad. En el documental de 72 minutos titulado «Syrie, le cri étouffé [1]» (Siria, el grito ahogado), las sobrevivientes, que ahora son refugiadas en Turquía, Jordania y toda Europa, hablan de su arresto y posterior detención, y describen cómo el régimen de Assad usó la violación para saldar cuentas con opositores y someter a las comunidades que se oponían a su gobierno.

El documental surge en un momento crucial para el mundo que desencadenó una avalancha de osadas revelaciones en las redes sociales de víctimas de abuso sexual por medio de la etiqueta #MeToo. La campaña surge a partir del escándalo protagonizado por el productor de Hollywood Harvey Weinstein, que aprovechó su influencia para chantajear sexualmente a una larga lista de estrellas de Hollywood. La tendencia se difundió rápidamente y cada vez más víctimas se manifestaban y hacían caer de sus pedestales a famosos y políticos del mundo.

En una medida audaz que rara vez ocurre, dos mujeres decidieron contar sus desgarradoras experiencias a cara descubierta y nombres completos. En una sociedad patriarcal siria plagada de víctimas de violencia sexual a las que se culpa, analizar el asunto es un tabú arraigado. Al destapar las historias que ocurren en un oscuro mundo subterráneo de tortura y violación sexual apodado «archipiélago de la tortura» en un informe de Human Rights Watch del 2012 [2], el documental terminó con el silencio de toda la vida que perseguía a las víctimas y que mantuvo el asunto sin denunciar por largo tiempo.

De acuerdo a cálculos de Naciones Unidas, decenas de miles de personas están detenidas por las fuerzas de seguridad sirias.

It was October..at night..I was sitting at the bedside pondering what will happen next…the door opens..three enormous men entered. I heard one ask another: »Who is to start first?» My blood ran cold. What does that mean?

Era octubre… por la noche… estaba sentada en la cama pensando en lo que pasaría luego… la puerta se abre… tres hombres enormes entraron. Escuché a uno preguntar a otro: «¿Quién empieza?» Se me heló la sangre en las venas. ¿Qué significa eso?

La voz de una de las mujeres que aparece en el documental se estremece mientras recuerda los terribles instantes previos a su violación en uno de los peores centros de detención en Siria. La mujer, arrestada en un control militar en la ciudad sureña de Daraa por formar parte de las protestas pacíficas e iniciativas médicas luego de una ofensiva militar [3], dice que se le acusó de «llevar armas a terroristas», acusación común que se hace a los opositores de Assad.

Describió cómo primero la obligaron a observar la violación de otra mujer a quien identifica como Alwa como advertencia de que si retenía información, lo mismo le pasaría a ella.

Alwa's hands and legs were pinned down by three men, a fourth on top raping her. She was screaming. What an awful sight! Alwa was unmarried. The wedding dress, party, trills of joy, decoration…Everything she was robbed of came to my mind at that moment.

Tres hombres sujetaban las manos y piernas de Alwa y un cuarto encima de ella la violaba. Ella gritaba. ¡Qué terrible imagen! Alwa era soltera. El vestido de novia, la fiesta, la emoción, la decoración… Todo lo que le robaron se me vino a la cabeza en ese momento.

En la oscuridad y con la cara invisible, la voz de la mujer al hablar y el movimiento de sus manos delatan la apabullante emoción y visible nerviosismo que siente al repasar estos recuerdos amargos.

De ella abusaron sexualmente en la infame rama de seguridad 215 en Kafr Sousa [4], Damasco. Señala:

Three monsters entered the room. The first started to unzip my jacket. He set off to forcefully remove my clothes. I was in denial as to what was happening. I was screaming…in so much pain…I felt my soul leaving my body. My whole world came tumbling down. I was stark naked when I woke up…the sheets were stained. I could not remember what happened…

Tres monstruos entraron a la habitación. El primero empezó a desabrocharme la chaqueta. Luego comenzó a sacarme la ropa. Negaba lo que estaba pasando. Gritaba… sentía tanto dolor… sentí mi alma dejar mi cuerpo. Mi mundo entero se derrumbó. Estaba completamente desnuda cuando desperté… las sábanas manchadas. No podía recordar lo que había pasado…

En una ocasión, cinco hombres se turnaron para violarla.

With the fourth, I began to feel excruciating pain like I was in labor. I heard one tell another. ‘Go on, it's OK!’ I felt something unusual was happening. When I looked down, I saw a pool of blood underneath me. I tried to rise to my feet but I couldn't, at which point I lost consciousness.

When I woke up, I found myself in a hospital. A doctor told me that I suffered a stroke and lost a lot of blood. The nurse later told me that the doctor made them believe I was dead so that I can escape.

Con el cuarto, empecé a sentir un dolor insoportable como si diera a luz. Escuché a uno decir a otro. «¡Continúa, está bien!». Sentí que algo raro pasaba. Cuando miré hacia abajo, vi un charco de sangre debajo de mí. Intenté ponerme de pie pero no pude, entonces perdí la conciencia.

Cuando desperté, estaba en un hospital. Un doctor me dijo que sufrí una apoplejía y perdí mucha sangre. Luego, la enfermera me dijo que el doctor les hizo creer que estaba muerta para que pudiera escapar.

Otra sobreviviente de violación es Mariam Khleif de Hama, estudiante universitaria, empleada y madre de cuatro hijos. Cuando el régimen tomó medidas severas contra las protestas en su ciudad natal, ella se involucró en operaciones de rescate entre el impactante número de muertos y heridos, a los que trató en un hospital de campaña cercano. Las fuerzas de seguridad arrestaron a Mariam cuando hicieron una redada en su casa poco después de que pasara en secreto a visitar a su familia que no había visto en cuatro meses. Con su cara descubierta, Mariam recuerda el día de su arresto:

 They barged into the house, smashed the door and dragged me on to the street. Men stood watching with their faces cast down, unable to lift a finger.

Entraron a la fuerza a la casa, rompieron la puerta y me arrastraron a la calle. Los hombres se quedaron mirando con la cabeza gacha, sin poder levantar un dedo.

La subieron a un vehículo blindado en el que había otras cinco mujeres acorraladas, entre ellas Um Mustafa, de 55 años, a quien golpearon todo el camino a la prisión.

Mariam describe la horrenda tortura física a la que fue sometida y que causó un gran daño a su riñón.

I was hanged from the ceiling…My hands tied to the wall…severely beaten in an unimaginably brutal way.

Me colgaron del techo… ataron mis manos a la pared… me golpearon de una forma inconcebiblemente brutal.

La golpiza ocurrió mientras una canción que alababa a Bashar al-Assad sonaba todo el tiempo. Mientras describe la tortura, su voz se apaga y rompe en llanto:

 I thought that was all and they were done with torture. How naïve I was! Everything that happened up to that moment was nothing compared to what was to come…

When the night falls, they would pick beautiful detainees, take them to someone called Lt. Colonel Sulaiman from Tartous. His room had a door leading to another room, equipped with two beds and a table on which all kinds of alcohol were arrayed. He even invited friends to watch the rapings, one of them was a usual visitor called Colonel Jihad, who took part in raping women.

I watched them rape my friend. Another woman was seven months pregnant when they raped her. She had a miscarriage due to brutal rape and the kicks to her belly. I saw it with my own eyes. I was screaming hysterically. No one ever heard…

They would pour Arak [alcoholic spirit] on the bodies of women…

Pensé que ese era el fin y ya había terminado la tortura. ¡Qué ingenua fui! Todo lo que había pasado hasta entonces no era nada comparado a lo que pasaría…

Cuando se hacía de noche, escogían hermosas detenidas y las llevaban a alguien llamado teniente coronel Sulaiman de Tartús. En su cuarto, había una puerta que llevaba a otra habitación con dos camas y una mesa con todo tipo de alcohol encima. Incluso invitaba amigos a observar las violaciones, uno de ellos era un visitante habitual llamado coronel Jihad, quien también formó parte de las violaciones.

Los vi violar a mi amiga. Otra mujer tenía siete meses de embarazo cuando abusaron de ella. Perdió al bebé debido a la brutal violación y las patadas a su vientre. Lo vi con mis ojos. Yo gritaba de forma histérica. Nadie oyó nada…

Derramaban Arak [bebida alcohólica] en los cuerpos de las mujeres…

La misma Mariam fue violada por un grupo de cuatro hombres, entre ellos el coronel Jihad. Describe la rutina de tortura diaria en la prisión como un ciclo de palizas durante el día y violaciones durante la noche.

Abuso sexual como arma de guerra

Una oficial de Daraa que sirvió en las fuerzas armadas de Assad por ocho años antes de su detención dice que el abuso sexual, al principio, solo pasaba en centros de detención. De espaldas a la cámara, dice que luego los abusos sexuales se hicieron más sistemáticos: violaban a las mujeres en los puntos de control, en las calles, dentro de sus casas, ante sus esposos.

The regime used rape to humiliate the Syrian man. Women were detained to blackmail Syrian men. When a man is engaged in the revolution, his female relatives were detained as a blackmail tactic.

El régimen utilizó el abuso sexual para humillar a los sirios. Detenían a las mujeres para chantajear a los hombres. Cuando un hombre se involucraba en la revolución, detenían a las mujeres de su familia como una estrategia de chantaje.

Durante las redadas, violaban, bajo las órdenes de comandantes militares, a mujeres familiares de los combatientes opositores de Assad. Grababan los abusos y enviaban los videos a los combatientes para «destruir su espíritu», dijo.

Una mujer liberada recientemente confirmó un gran aumento en el número de mujeres detenidas en el último tiempo, especialmente de áreas controladas por los rebeldes, lo que atribuye a la intención del régimen de usarlas como piezas de negociación en intercambios de prisioneros con la oposición.

Estigma social: agregar heridas a las heridas

La tragedia de las mujeres abusadas no termina con su liberación. Para agregarle más sufrimiento, el estigma social que acompaña al abuso y violación sexual hace imposibles sus vidas.

Mientras que a los hombres que sobreviven a la cárcel se les festeja como héroes, las mujeres reciben poca o nada de compasión y muchas veces se las acusa de deshonrar a sus familias.

Según una entrevistada en el documental:

In a conservative Syrian society, like all Muslim societies, rape shakes basic Islamic values. It desecrates a sacrosanct thing that is a woman's body. It is hard for a Muslim society to reconcile itself to such thing, that's why utmost secrecy is enforced.

When the raped woman is a mother, the life of the entire family is upended.

En una conservadora sociedad siria, como toda sociedad musulmana, la violación sexual estremece valores básicos del islam. Profana algo sagrado como es el cuerpo de la mujer. Es difícil para una sociedad musulmana aceptar eso, por lo que se exige completa confidencialidad.

Cuando la mujer violada es madre, la vida de toda la familia cambia drásticamente.

Para otra mujer, la muerte habría sido más fácil que el abuso sexual:

My self-image was tarnished because of a bunch of monsters. Rape is much worse than death.

Many of the raped women were disowned by their families, stigmatized by society.

People tell us that we should not have allowed it to happen. How is that possible? It happened against our will.

Mi imagen de mí misma se arruinó por un montón de monstruos. El abuso sexual es mucho peor que la muerte.

Las familias desheredaron a mucha mujeres víctimas de abuso sexual y estigmatizadas por la sociedad.

La gente nos dice que no deberíamos haber dejado que pasara. ¿Cómo es eso posible? Pasó en contra de nuestra voluntad.

Esta cultura de intolerancia juega a favor del régimen, que utiliza el abuso sexual para infligir la mayor infamia y deshonra posibles.

Fawziah Hussein al-Khalaf, sobreviviente de la masacre de Hula en Homs [5], también habla a cara descubierta. La milicia Shabiha [6] invadió su casa. Sus súplicas para que solo abusaran de ella y no de sus hijas fueron ignoradas. Los miembros de la milicia Shabiha abusaron de ella y sus hijas antes de degollarlas una tras otra. Solo Fawziah y su hija Rasha sobrevivieron a la masacre. Inmersas en la vergüenza, no volvieron a relacionarse con otras personas después. Evitaban celebraciones y nunca tomaban autobuses.

Una exprisionera de una cárcel secreta llamada «Afaq» —que salió en libertad en un intercambio de prisioneros entre el régimen y las divisiones opositoras— dijo que había contado cinco suicidios de mujeres abusadas detenidas en el transcurso de dos meses.

«Las mujeres víctimas de abuso sexual están entre el yunque del régimen y el martillo de la sociedad», dijo la mujer de Daraa.

Como muchas otras mujeres, Mariam se convirtió en refugiada para escapar del estigma y empezar una nueva vida. Mientras expresa lo mucho que extraña Siria, caen lágrimas por sus mejillas. La mujer dice que Alwa tuvo un destino peor. Su enigmática muerte llevó a muchos a asumir que su padre la mató.

I am now divorced with four children. I am a stranger here…I am nothing…a soulless body,

Ahora estoy divorciada con cuatro niños. Soy una extraña aquí… no soy nada… un cuerpo sin alma.

Respuestas mezcladas de espectadores del documental

El documental causó revuelo en las redes sociales y muchas personas difundieron el video. Algunos cambiaron su foto de perfil por la foto de las mujeres que aparecieron en el documental. Jean-Pierre Filiu, profesor francés de estudios del Medio Oriente en el Instituto de Estudios Políticos de París, escribió un artículo en el que instaba al presidente de Francia, Emanuel Macron, a revocar la Legión de Honor (distinción civil más importante de Francia) al dictador sirio, como lo hizo con el productor de Hollywood Harvey Weinstein [5], y le recordó al presidente francés declaraciones anteriores que demandaban la expulsión de Assad y un juicio por crímenes de guerra.

Activistas sirios, libaneses y franceses lanzaron una campaña en las redes sociales liderada por el filósofo francés Frederic Lonoir, para firmar una petición dirigida al presidente francés para que intervenga en la liberación de las detenidas sirias.

Sin embargo, muchos no vieron más que una pequeña esperanza de una acción concreta, a pesar del furor que causó el documental.

Anwar al-Bunni, presidente del Centro Sirio de Estudios Científicos e Investigación Legal, expresó pesimismo [7] sobre los esfuerzos de llevar a la justicia a los criminales.

The Syrian people now realize that pleas for the world to stop these violations are futile.

El pueblo sirio Siria ahora se da cuenta de que las súplicas para que el mundo detenga estas violaciones son inútiles.

En conversación con Arabi 21 [7], al-Bunni dijo que el régimen sirio bloquea el progreso en este archivo que considera una cuerda salvavidas.

The regime is using this file as a weapon. It is impossible to make progress as long as Assad remains in power.

El régimen utiliza este archivo como un arma. Es imposible lograr un avance mientras Assad siga en el poder.

Rusia y China, repetidas veces, han usado vetos para bloquear las decisiones de Naciones Unidas contra el régimen sirio y así proteger a su aliado de sanciones por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

El presidente francés mostró una actitud blanda hacia el destino de Assad. Las rondas de negociación de paz entre el Gobierno sirio y la oposición no lograron un avance en las detenidas.

Predispuesto por un historial de inactividad, este pesimismo se repitió en las mujeres del documental. En Mariam:

I am convinced that people will see the documentary, look the other way and carry on with their lives as normal. For over five years, we have been calling on the West to push for the release of Syrian women. Nothing has happened.

This is a call for the women of the West…Do something to help Syrian women…

Estoy convencida de que la gente verá el documental, mirarán hacia otro lado y seguirán con sus vidas con normalidad. Por más de cinco años, hemos pedido a Occidente que presionen para lograr la liberación de las mujeres sirias. No ha pasado nada.

Este es un llamado a las mujeres de Occidente… hagan algo para ayudar a las mujeres sirias…