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Autoridades rusas intentan impulsar la participación en las próximas elecciones, incluso a expensas del buen gusto

Categorías: Europa Central y del Este, Rusia, Elecciones, Medios ciudadanos, Periodismo y medios, Política, Protesta, RuNet Echo

Cientos de rusos protestan contra las elecciones, que consideran parcializadas. Foto de Evgeny Feldman para navalny.feldman.photo, CC-BY-NC.

La campaña electoral de este año va a ser la más extraña de la historia reciente de Rusia: todo vale para convencer a los rusos que no quieren mucho al presidente Vladimir Putin, o que simplemente no se sienten motivados para ir a votar, sea cual sea el candidato, porque hacerlo significa legitimar lo que se considera su inevitable conclusión: la reelección de Putin.

La alarma de las autoridades rusas sobre la baja participación ha alcanzado tintes de obsesión febril con los videos anónimos de propaganda homofóbica [1], las revistas de hombres que utilizan imágenes sexualizadas para rematar su «responsabilidad cívica» o sitios web como la de las líneas aéreas rusas Aeroflot [2], que urgen a votar a sus visitantes.

Se espera que Putin gane las elecciones de 2018 por un amplio margen (como ya ha sucedido tres veces desde el año 2000) que no solo no ha hecho prácticamente campaña [3], sino que ni siquiera se ha molestado en dejar filmar para su propio video electoral, que tuvo que ser compuesto a partir de material de archivo [4], ni en dejarse ver en público en el último mes antes de las elecciones, aunque solo fuera para acallar los rumores de una enfermedad terminal o de un golpe en palacio.

Putin no apareció en su propia nominación, no ha recogido su candidatura, se niega a hacer debates, ha desaparecido de las pantallas de televisión. Ya me empiezo a preocupar por la ceremonia de juramento.

En cuanto a los restantes candidatos, un resultado de un solo dígito sería una exageración: de ocho nombres en las papeletas, cinco parecen lo suficientemente atractivos a un total del 2% del electorado ruso, según los últimos sondeos [6]. Otros dos, que ni son Vladimir Putin ni políticos insignificantes, aceptarían encantados un 7% como una gran victoria.

Uno de ellos, Vladimir Zhirinovsky, cuyo Partido Liberal Democrático de Rusia no es ni remotamente liberal ni democrático (en términos convencionales, el PLDR puede describirse como un partido populista de extrema derecha), se presenta a las elecciones presidenciales por sexta vez desde 1991. Su mejor resultado fue un 9,35% en 2008, y según las encuestas más generosas, Zhirinovsky no puede esperar batir su récord personal esta vez.

El otro, Pavel Grudinin, candidato del Partido Comunista que no pertenece al partido, se encuentra sujeto a ataques feroces y constantes de los medios estatales y fieles al régimen, comentaristas e incontables bots y trolls en internet por su supuesta hipocresía. Es bien sabido que Grudinin, director ejecutivo de un exitoso negocio agrícola, posee una considerable fortuna, probablemente bastante mayor [7] de lo que muestran sus declaraciones de renta oficiales.

Puesto que la mayor intriga de este ciclo electoral ruso es cuál de los dos ─Grudinin o Zhirinovsky─ será segundo con un 7% (o incluso si la ultraliberal Ksenia Sobchak, la única mujer de la lista, podrá superar la barrera del 1%), no es de extrañar que los rusos no sientan interés.

Por tanto, el debate no está en los candidatos de la lista, sino en la propia participación. Los informes de los medios, basados en filtraciones del Kremlin [8], mencionan como objetivo un «70/70″, es decir, un 70% de votos para Putin con un 70% de participación.

Los funcionarios sobre el terreno están tan ansiosos de lograr las poco realistas expectativas impuestas que algunos van por la tangente, como el comité electoral de Tula, que publicó las cifras de participación tres semanas antes de las elecciones:

Esta manera de acorralar a los votantes en estas «elecciones» no tiene precedentes. Nunca hemos visto semejantes «tecnologías políticas» en Rusia. No sé ustedes, pero a mí nunca me ha gustado el circo. No tengo intención de dar al kremlin [sic] la participación que quieren. El comité electoral de Tula parece haber publicado por error los resultados de unas elecciones que aún no se han celebrado. ¿Necesitan más argumentos?

Y también hay informes de casos de coacción, como el de los estudiantes de Rostov-on-Don amenazados con la expulsión de sus dormitorios [11] si no se presentan a votar. O de ancianos trabajadores de ayuntamientos que se han visto obligados a hacer campaña en las más remotas zonas de la región de Moscú con una aplicación que apenas funcionaba [12] en iPhones «prestados por sus nietos», según les aconsejaron.

«…Mantengamos una baja participación y dejemos que la estupidez y la cobardía se expongan solas»

Pero son algunas campañas en línea las que están causando las reacciones más negativas en el público al que se dirigen: los ciudadanos rusos con conocimientos de internet y con mente crítica. En los medios sociales, están surgiendo numerosos videos sin créditos que los retratan como adolescentes frustrados sexualmente o haraganes desaliñados y pasivos.

En este, aparecido en febrero de 2018, muestra un típico abstencionista atormentado por pesadillas homofóbicas:

Eugene Kazachkov, guionista moscovita, comentó en Facebook [13] otro video del mismo tipo que supuestamente se está gestando:

Все уже насладились роликом, где «простой народ» пугают геями, пионерами и призывом в армию в 52 года, чтобы загнать на «выборы». Теперь агитаторы готовятся обрабатывать гнилую интеллигенцию, либерастов и креаклов.

Один мой знакомый иностранец ищет актёрскую подработку, и вот его агент прислала ему предложение сняться за 10 тысяч рублей в ночь с 23 на 24 февраля в «социальном ролике» (см. скриншоты сценария). Он стал расспрашивать, кто заказчик и производитель этой «общественно важной рекламы», но агент сказала, что они уже нашли другого актёра и перестала отвечать.

Какие выводы мы можем сделать из всего этого?

1. Не нужно сомневаться в важности явки на предстоящих «выборах» и лютой борьбы наверху за её повышение. Они агитируют не за конкретного кандидата (конкретный победит в любом случае), а за легитимность процедуры и результата.
2. Деньги на эту агиткампанию разворовываются, потому что ролики придумывают не профессионалы, а хрен знает кто. Первое правило рекламы: не решай проблему, которой нет. «Покупайте наш шампунь, и у вас из жопы перестанет вылезать макака» – это смешной и броский ход. Все поржут, но шампунь не купят.
3. Они верят в пропаганду, которую сами выдумали, а реальность и здравый смысл их вообще не волнуют. Все креаклы знают, что хамон и пармезан исчезли не из-за санкций, а из-за антисанкций, которые ввёл основной кандидат, иностранцы тут ни при чём, митингов никто не боится, и с пустыми полками магазинов всё это могут связать только «восемьдесят шесть процентов», но для них сняли другой ролик. Но раз эти «стратеги» утверждают, оплачивают и производят такие ролики, значит их представления о людях, об обществе, о нас с вами уже далеко за пределами адекватности. Они живут в мире говорящих фиолетовых грибов.
В общем, снижаем явку и продолжаем наблюдать, как глупость и страх сами себя разоблачают.

Todo el mundo ha disfrutado de ese video en el que intentan asustar a «un hombre común y corriente» para que «vote» en esas «elecciones» recurriendo a gays, Jóvenes Pioneros [organización juvenil comunista de la Unión Soviética] y a la amenaza de acabar en el ejército a los 52 años. Ahora, los mismos agitadores están preparándose para influenciar a la clase creativa, liberales e intelectuales podridos.

Un extranjero que conozco está buscando un trabajo secundario como actor. Su agente encontró una oferta para rodar un video para un «anuncio de servicio público» por 10 000 rublos [unos US$180] el 23 y 24 de febrero (ver las imágenes del guión que le enviaron). Él pidió más detalles, como quién había encargado este anuncio, pero el agente le dijo que ya había encontrado otro actor y se cerró en banda.

¿Qué conclusiones podemos sacar de esto?

1. No hay duda sobre la importancia que atribuyen a la participación en estas «elecciones», y el extremo al que son capaces de llegar [las autoridades rusas] para que sea lo más alta posible. No promueven a un candidato específico (en cualquier caso, Putin va a ganar), sino su legitimidad y la del procedimiento en general.

2. El dinero invertido en esta campaña se está despilfarrando, porque los anuncios los están produciendo aficionados, no profesionales. La primera regla de la publicidad: no arregles lo que no está roto. «Compre nuestro champú y un mono dejará de salir de su trasero» es una historia divertida y pegadiza. Todos se reirán con ganas, pero no comprarán el champú.

3. Se están creyendo su propia propaganda e ignoran por completo la realidad y el sentido común. Cada miembro de la «clase creativa» a quien se dirigen es muy consciente de que el jamón español y el queso parmesano desaparecieron de los supermercados como resultado de las contrasanciones rusas impuestas por el principal candidato, los extranjeros no tienen nada que ver con eso, a nadie le dan miedo las manifestaciones y los únicos que pueden conectar todo eso con las tiendas vacías que tienen en mente son el «86%» [que aprueba la gestión de Putin], y sin embargo, vuelven a ser el blanco de otro anuncio. Pero si estos «estrategas» aprueban, pagan y producen realmente esos videos, eso significa que su concepto de la gente, de la sociedad, de nosotros, está muy alejado de la cordura. Viven en un universo poblado por hongos parlantes de color morado.

Así que mejor mantengamos la participación en mínimos y dejemos que la estupidez y la cobardía se expongan por sí mismas.

El artículo muestra una captura de pantalla del supuesto guión. Dice así:

This screenshot purportedly depicts the script of a propaganda video promoting the Russian presidential elections. Screenshot by Runet Echo

Anuncio social — «El seductor»

Escena 1.1-int. Tienda de alimentación. Horario diurno.
Protagonista, vendedor, extranjero.

(El protagonista mira con atención el escaparate, buscando algo)

SUBTÍTULO EN PANTALLA: 18 de marzo de 2018

VOZ (en la radio): El país vota en las elecciones presidenciales que definirán el futuro de nuestra nación.

(El PROTAGONISTA se acerca al mostrador y se dirige al VENDEDOR)

PROTAGONISTA: Buenas tardes. Por casualidad, ¿no le quedará queso francés?

VENDEDOR (con voz cansada): No…

EXTRANJERO (hablando desde detrás del PROTAGONISTA con fuerte acento): Puede volver a traer el queso de vuelta…

(El PROTAGONISTA ignora al EXTRANJERO y se dirige al VENDEDOR de nuevo)

PROTAGONISTA (desanimado): ¿Quizás algo de jamón español o portugués?

VENDEDOR (irritado): ¡Tampoco tenemos!

PROTAGONISTA: Oh, esas malditas sanciones…

EXTRANJERO (susurrando con fuerte acento desde detrás del PROTAGONISTA hacia la derecha): Se pueden levantar, ¿eh?

PROTAGONISTA (Reconociendo por fin la presencia del EXTRANJERO y dirigiéndose a él): ¿Y cómo, si puede saberse?

EXTRANJERO (con fuerte acento): Ignore las elecciones presidenciales y todo volverá a la normalidad.

(El PROTAGONISTA se queda pensativo)

Escena 2.2, Tienda de alimentación.
Protagonista, vendedor, extranjero.

SUBTÍTULO EN PANTALLA: Una semana después

(El PROTAGONISTA entra en la tienda, observa los aparadores vacíos. El VENDEDOR se mueve por el mostrador con aire aburrido)

VOZ (en la radio): La participación en las elecciones presidenciales no llegó al 20%, lo que hizo que los países occidentales declararan ilegítimos los resultados. Huelgas y manifestaciones paralizan el país.

(El PROTAGONISTA ve al EXTRANJERO en un rincón y se acerca a él)

PROTAGONISTA: ¿Dónde está la comida? ¿No me prometió que las cosas iban a mejorar?

EXTRANJERO (en inglés): Sorry, I don’t understand.

PROTAGONISTA: ¿Qué? ¡Usted me convenció de no votar en esas elecciones!

EXTRANJERO: (en inglés): Can you help me? I’m looking for (acento muy fuerte) Ploschad Revolutsii! [Plaza de la Revolución]

(El PROTAGONISTA se queda paralizado al entenderlo todo de golpe)

FINAL: Elecciones 2018.

VOZ EN OFF: 18 de marzo, elecciones presidenciales en Rusia. El destino del país está en tus manos.

‘Chistes de mal gusto que rezuman contenido sexual’

Otro escándalo de esta campaña electoral está relacionado con MAXIM Russia, popular revista para hombres. Lo que lo hace peculiar es que el editor jefe, Alexander Malenkov, es abiertamente crítico con el gobierno del país, y ha publicado numerosas piezas ácidamente satíricas sobre la política rusa.

En octubre de 2017, un video alojado en el canal de MAXIM en YouTube utilizó imágenes provocativamente sexuales para promover la «decisión adulta» de votar en las elecciones de marzo de 2018:

MAXIM Russia y Malenkov fueron blanco de las críticas de nuevo recientemente, cuando apareció una serie de etiquetas en Vkontakte, una de las redes sociales más populares de Rusia. Estas etiquetas, que debían utilizarse como emojis en los comentarios y la mensajería de Vkontakte, utilizan sugestivas imágenes de chicas jóvenes para promover el voto como 2responsabilidad cívica».

El texto de las etiquetas de la imagen dice: «¡Te estoy esperando en el colegio electoral!». «¡Hagámoslo juntos!». «¿Quieres hacerlo como los adultos?». «¿Ya puedo?» y «¿Puedes ayudarme con mi voto a distancia?».

Tuit: «Vkontakte ha revelado una serie de etiquetas electoral,es por siniestro que parezca. Realmente, no creemos que los chistes de mal gusto cuajados de contenido sexual sean la mejor forma de animar a la participación».

No solo muchos usuarios consideraron que estas etiquetas eran vulgares y manipulativas, sino que más tarde se supo que eran un plagio de una serie de ilustraciones no políticas de otra artista. Valeria Fortuna, que acusó [16] a MAXIM de usurpación de la propiedad intelectual. Tras numerosos debates en distintos medios sociales, MAXIM admitió que las etiquetas habían sido encargadas por la revista. Vkontakte las eliminó.

TJournal.ru, sitio ruso de noticias tecnológicas, consiguió además que Malenkov admitiese [17] que las etiquetas, así como el video de YouTube que se ha mencionado y la comunidad de Vkontakte Только для взрослых [18] («Solo para adultos»), dedicada a promover las elecciones de marzo de 2018, formaban parte de una campaña encargada por una agencia de publicidad. No obstante, Malenkov se negó a revelar el nombre de dicha agencia y la suma pagada por el servicio.

Las elecciones de 2018 representan un reto único para las autoridades rusas, y destacan la ansiedad que sufren: no puede haber evidencias de fraude electoral, pero una baja participación podría minar la legitimidad de Putin como presidente de todos los rusos, no solo de los que se animaron a votar o fueron obligados por sus patronos.

No está claro si estas medidas extrañas y poco sofisticadas podrán atraer gente a las urnas o acabarán por alejarlas incluso a los votantes más apolíticos. No puede sorprendernos que Alexey Navalny, a quien se ha prohibido presentar su candidatura a la presidencia, pida un boicot de estas elecciones, y esté encontrando una violenta reacción [19] de parte de las autoridades.