Retraso en la organización de elecciones en la República Democrática del Congo tiene aislado al presidente Joseph Kabila

Limete, Kinshasa, RDC : Miembros de los Comités Electorales de Paz (líderes comunitarios y religiosos, jóvenes y mujeres), CC-BY-20.

Este artículo forma parte de una serie de seguimiento de los períodos preelectorales en República Democrática del Congo. Puedes leer el primer artículo de la serie aquí.

Mientras la situación se estanca en la República Democrática del Congo, el régimen de Kabila está tratando, lo mejor que puede, de obtener el apoyo en la región. Y mientras tanto, la oposición continúa reuniendo a la población para forzar la organización de las elecciones.

Una larga carta acaba de llegar al escritorio del secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, sucesor de Ban Ki-moon. Fue redactada por el Comité Laico de Coordinación (CLC) de la República Democrática del Congo (RDC), que ya no sabe a quién recurrir. Los católicos laicos pedían que, el 19 de marzo, se renovara el mandato de la Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUSCO) y, por lo tanto, que Naciones Unidas rescatara a la República Democrática del Congo para la organización de elecciones. Son reivindicaciones para poner fin a la confiscación de las libertades públicas y el mantenimiento de Joseph Kabila en el poder, una situación que no dura demasiado según ellos, desde el final de su mandato previsto en 2016. Los opositores del régimen multiplican las manifestaciones desde diciembre de 2017, cuando la policía respondió por la fuerza.

Represiones violentas

Contradiciendo las cifras del ejecutivo, el Comité de Investigación Conjunta 31 21 estima que las manifestaciones del 31 de diciembre y el 21 de enero habrían causado la muerte de 14 manifestantes, 12 por disparos y dos por asfixia con gas lacrimógeno. Alrededor de 40 personas fueron arrestadas arbitrariamente y sometidas a un trato degradante durante interrogatorios violentos. El 25 de febrero de 2018, Rossy Mukendi Tshimanga, de 35 años, y otro ciudadanos fueron asesinados. Esta comisión se llevó a cabo bajo el patrocinio del Ministerio de Derechos Humanos el 1 de febrero, e incluyó delegados representantes del Ministerio de Derechos Humanos, del Ministerio de Justicia, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, de la sociedad civil, de la Oficina Conjunta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y de la Oficina de Enlace de la Unión Africana.

El pasado 11 de marzo, esta misma comisión pidió al Gobierno:

 lever l’interdiction générale des réunions et des manifestations publiques et pacifiques et de mettre à la disposition de la Justice tous les moyens nécessaires pour mener des enquêtes judiciaires et poursuivre les auteurs de violations et atteintes aux Droits de l’Homme en lien avec les manifestations publiques du 31 décembre 2017 et du 21 janvier 2018.

Levantar la prohibición general de reuniones y manifestaciones públicas y pacíficas, y poner a disposición de la justicia todos los medios necesarios para llevar a cabo investigaciones judiciales y perseguir a los autores de violaciones de derechos humanos e infracciones relacionadas con las manifestaciones del 31 de diciembre de 2017 y del 21 de enero de 2018.

El 15 de marzo, el Instituto de Investigación de Derechos Humanos solicitó extender estas recomendaciones a las compañías de telecomunicaciones del país. Particularmente, el objetivo de esta solicitud son los recortes al acceso aiInternet en vísperas de estas manifestaciones.

La oposición exige elecciones

Al mismo tiempo, el movimiento de la oposición sigue reclamando la salida de Kabila y la organización rápida de elcciones. El 12 de marzo, muchos líderes y activistas de la oposición viajaron a Sudáfrica para reunirse durante tres días con Moses Katumbi, postencial sucesor de Kabila. El mensaje del candidato es claro: «juntos propongo construir otro Congo». Una voluntad de hacerlo de otra manera, y por una buena razón.

Katumbi, de 53 años, exgobernador de la provincia de Katanga, fue nombrado candidato en marzo de 2016 por el G7, grupo de partidos de la oposición, y es blanco de repetidos ataques del régimen. Fue sentenciado a 36 meses de prisión y a una pena de inelegibilidad en un caso de despojo inmobiliario aparentemente controlado por el régimen, ha estado viviendo en el exilio desde mayo de 2016. Debería regresar en junio para presentar su candidatura.

La manifestación de tres días fue una oportunidad para que la oposición de mostrar su apoyo al candiato opositor, que pidió la organización de elecciones «creíbles y transparentes». Desde hace varias semanas, el régimen anunció su deseo de implementar un sistema de votación electrónica, que la oposición denuncia como un intento de manipular las elecciones.

Los apoyos al régimen van escaseando

Por su parte, Kabila está tratando de obtener apoyos. Bajo presión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que condenó la represión, abandonado por Bélgica, aliado histórico del país que cortó sus relaciones bilaterales a finales de enero, y denunciado por la Unión Europea, que ha solicitado la apertura de una investigación de la Corte Penal Internacional, Kabila intenta convencer a los países vecinos.

Si Paul Kagamé, presidente de Ruanda, sede de la reunión de la Unión Africana en marzo de 2018, aparece como un aliado histórico de Kabila, el apoyo parece hoy cada vez más complicado para los diferentes dirigentes africanos. Varios países tradicionalmente amigos de la República Democrática del Congo se han desvinculado del régimen. Podemos mencionar a Zimbabue, Angola, Sudáfrica y Botsuana. Cada vez más aislado, Kabila no parece estar cerca de abandonar el poder. Una situación que preocupa a muchos analistas, que temen ver al país sumido en un callejón político sin salida.

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