Una rumana en el Reino Unido: La fina línea entre el «migrante indeseable» y el «colaborador bienvenido»

Alexandra Bulat, foto de su página oficial de la UCL, utilizada con su permiso

¿Cuál el el lado humano del brexit, el «divorcio entre el Reino Unido y la Unión Europea? Sigue habiendo numerosas controversias, y el sistema debe ajustarse para evitar mayores sufrimientos a millones de personas atrapadas en la incertidumbre burocrática o enfrentadas a reglas y normativas arbitrarias e injustas.

Según el diario The Sun, cerca de 3,6 millones de ciudadanos de la Unión Europea viven actualmente en el Reino Unido, entre ellos unos 600 000 niños. Dentro de este colectivo, los provenientes de la Europa del Este están en el punto de mira de los leavers (británicos que apoyan la separación de Europa), que los catalogan como inmigrantes «no deseados». A menudo se les etiqueta como «gorrones de subsidios, que han venido para robar puestos de trabajo». Este sentimiento no es nuevo, puesto que estos europeos ya se sentían como ciudadanos de segunda clase a causa de las restricciones de trabajo inicialmente impuestas a los emigrantes de Centroeuropa y Europa del Este cuando se unieron a la Unión Europea. La decisión del Reino Unido de abrir su mercado de trabajo a estos países podría haber sido el detonante que hizo que los votantes se opusieran tanto a la migración desde la Unión Europea.

El fotógrafo Deividas Buivydas publicó varias imágenes fascinantes de Boston, Lincolnshire, donde es evidente que crece la tensión contra los europeos del este tras el brexit. Esta ciudad registró el mayor índice de votos a favor de abandonar la Unión Europea de todo el Reino Unido, un 75,6%, y se convirtió en «la capital del brexit«. También es la localidad con la mayor proporción de europeos del este de todo el país.

La vida de Alexandra Bulat, joven académica rumana que ha conseguido llegar a lo más alto de las instituciones universitarias del Reino Unido también ofrece un ejemplo cuando se refiere a la famosa frase que pronunció Theresa May, primera ministra del Reino Unido, en enero de 2017:

Soy una estudiante rumana de doctorado, profesora asistente e investigadora. Formo parte de «los más brillantes y los mejores» que elogia Theresa May, de esos cuyas «contribuciones son bienvenidas»

Hoy quiero contar mi historia. Hasta llegar a este punto, he sido de muchas maneras, una «migrante no deseada». ⬇️

Bulat publicó su historia en una serie de tuits muy retuiteados que se resumen a continuación.

My first experience in the UK was in 1997. My father got a temporary [National Health Service] contract as there was a skill shortage. I attended the hospital's nursery for 7 months but my family chose to return to Romania. My mum was unemployed and my father had limited rights to work.

Meanwhile my parents got divorced. I attended a free school and skipped many classes in the last college years. Grew up mainly with «working class kids» sometimes doing dangerous things. But I achieved the highest grade in the Romanian Baccalaureate and this opened many doors.

I returned to the UK at 18 to study. I passed an IELTS exam but this was not enough to understand even half of what my British colleagues were saying. Should I have been «sent back» then as I could not properly engage in English conversations in my first few months?

Three years later I graduated with a first class degree from . It was a fun but difficult time. My mum came looking for work when I was in my second year and we shared a studio room at some point. I worked various part time jobs. Met my British partner.

In 2015 I received offers from both  and  to do my Masters. In the summer I worked as an intern in London to save money. We had no savings and definitely not enough to pay the 10,000 pounds tuition fee. Should I have given up my dreams?

I borrowed money from the bank for my fee and accepted my Master of Philosophy (MPhil) offer at Cambridge. I had barely enough to cover the first term of college accommodation and no idea what to do next. My mum was made redundant and things were not going well.

Meanwhile one of my colleagues was shocked to hear my experience of college – «So you did not have prep classes for Oxbridge interviews???». Nope. This is maybe why I failed my Oxford interview for undergrad despite passing the written test. Oh, also my poor English.

I read my MPhil handbook saying we should not do any paid work. I did paid work throughout my MPhil and finished with 72% overall. Meanwhile mum got a job and things got back to normal around graduation time, after a year of familiarizing myself with Sainsbury's Basic [a supermarket chain offering low cost produce].

Should me and my mum have been deported due to insufficient resources in those times? «If you do not make a net contribution you should be sent home», some claim. Life is not a tick-box as the immigration categories are.

Alexandra Bulat. Foto de cortesía usada con su autorización.

In 2016 after a summer of work on a temp contract I accepted my fully funded PhD at . This was the best thing that happened to me. I was sad to leave Cambridge uni but I could not have afforded a PhD with no funding. Funding is very competitive in social sciences.

My mum's job was again subject to restructuring in 2017. After a few months of job searching she decided to leave to Germany. She also was concerned about after Brexit. They are not guaranteed yet. She is working in Germany now, the UK lost a skilled professional.

In 2018 all things go well. I speak fluent English, have a lovely British partner and I am halfway through my PhD. But I, like all and are still . Our reduced are not secured in case of no deal.

In the mind of many people rudely commenting on posts such as the stories shared in ‘s articles, we should be sent back home unless we are a constantly producing tax payment machine. It is important to realize the complexity of migrant stories. According to these people's logic, my mum should have been deported every time she lost her job and I should not have been allowed in with little English or «insufficient resources». We have not claimed a single benefit all these years, not even job-seeker's allowance.

To everyone that tells me to stop criticizing settled status because «I will be fine, cos I am a PhD student and skilled migrant», I am saying: no. I will not close the gate behind me just because I managed to become a «desirable migrant». were promised for all.

Mi primera experiencia en el Reino Unido fue en 1997. Mi padre consiguió un contrato temporal en el NHS [Servicio Nacional de Salud], donde faltaban trabajadores especializados. Asistí a la guardería del hospital durante siete meses, pero mi familia decidió volver a Rumanía. Mi madre no tenía trabajo y el derecho a trabajar de mi padre era limitado.

Mientras tanto, mis padres se divorciaron, yo asistí a una escuela pública y me salté muchas clases en los últimos años de secundaria. Crecí sobre todo con «chicos de clase trabajadora», haciendo a veces cosas peligrosas. Pero conseguí la nota más alta del bachillerato rumano y eso me abrió muchas puertas.

Con 18 años, volví al Reino Unido a estudiar. Aprobé un examen IELTS, pero eso no era suficiente para entender ni la mitad de lo que decían mis compañeros británicos. ¿Deberían haberme «devuelto» entonces, ya que podía llevar una conversación adecuada durante mis primeros meses?

Tres años después, me gradué con sobresaliente en el . Fue una época divertida pero difícil. Mi madre vino a buscar trabajo cuando yo cursaba el segundo año, y en algún momento compartimos una habitación en un estudio. Yo tuve varios trabajos parciales, y conocí a mi primera pareja británica.

En 2015, recibí ofertas de la y de la para hacer mi maestría. En verano, trabajé como becaria en Londres para ahorrar. No tenía ahorros, y desde luego, no podía pagar las 10 000 libras que costaba la maestría. ¿Debería haber abandonado mis sueños?

Pedí un préstamo bancario para la matrícula y acepté la oferta para hacer la maestría de Filosofía en Cambridge. Casi no tenía dinero suficiente para pagar el alojamiento de mi primer trimestre y no tenía ni idea qué haría después. Mi madre perdió su trabajo y las cosas no iban nada bien.

Un colega quedó impresionado cuando se enteró de mi experiencia en la facultad. «¿¿Así que no te dieron clases para preparar las entrevistas de Óxford y Cambridge??» No. Quizás sea la razón por la que no superé la entrevista para estudiar mi carrera en Óxford a pesar de haber aprobado el examen escrito. Ah, y mi mal inglés.

En el manual de mi maestría decía que no debía realizar ningún trabajo remunerado. Tuve trabajos remunerados durante todo la maestría y acabé con una calificación general del 72%. Mientras tanto, mi madre había conseguido un trabajo y cuando me gradué, las cosas ya estaban volviendo a la normalidad, después de un año de familiarizarme con la marca Sainsbury [una cadena de supermercados de productos a bajo precio].

¿Deberían habernos deportado ─a mi madre y a mí─ por no tener escasez de recursos en esa época? «Si no haces una contribución neta, deberían mandarte a casa», dicen algunos. La vida no tiene casillas, como las categorías de los formularios de inmigración.

Alexandra Bulat. Foto utilizada con su atorización.

En 2016, tras un verano de trabajo con contrato temporal, acepté un doctorado totalmente becado en la . Fue lo mejor que me ha pasado. Me dio pena dejar la universidad de Cambridge, pero no podría haber pagado un doctorado sin beca. Hay una enorme competencia por las becas en ciencias sociales.

El trabajo de mi madre pasó por otra reestructuración en 2017. Tras unos meses de buscar trabajo, decidió marcharse a Alemania. También estaba preocupada por los después del brexit, que aún no están garantizados. Ahora trabaja en Alemania, el Reino Unido ha perdido una profesional calificada.

En 2018, todo va bien. Hablo inglés con fluidez, mi pareja es un británico encantador y estoy a medio camino de mi doctorado. Pero los de europeos que vivimos en el Reino Unido y los seguimos en el . Nuestros reducidos no están asegurados si no llega a haber un acuerdo.

Según piensan algunos que hacen comentarios groseros en las entradas sobre ─como las historias que se publican en los artículos de ─ deberían enviarnos a casa a menos que seamos máquinas de producción constante de impuestos. Es importante darse cuenta de la complejidad de las historias de los migrantes. Según esa lógica, a mi madre la debieron haber deportado cada vez que perdió su trabajo, y a mí no deberían haberme dejado entrar con mi mal inglés y mis «recursos insuficientes». No hemos pedido ni un solo subsidio en todo este tiempo, ni siquiera la prestación a los solicitantes de empleo.

A todos los que me dicen que deje de criticar mi condición actual porque «me va a ir bien, soy una estudiante de doctorado y una emigrante calificada» les respondo que no. No voy a cerrar la puerta tras de mí solo por haber conseguido convertirme en una «migrante deseable». Los se nos prometieron a todos.

El 1 de junio de 2016, unas semanas antes del referéndum sobre el brexit, la campaña Vote Leave a favor de la salida de la Unión Europea publicó una declaración de Michael Gove, Boris Johnson, Priti Patel y Gisela Stuart en la que afirmaban:

Second, there will be no change for EU citizens already lawfully resident in the UK. These EU citizens will automatically be granted indefinite leave to remain in the UK and will be treated no less favourably than they are at present.

En segundo lugar, no habrá cambios para los ciudadanos de la Unión Europea que ya son residentes legales en el Reino Unido. Estos ciudadanos europeos obtendrán permiso indefinido para permanecer en el Reino Unido y no recibirán un trato menos favorable que el actual.

En octubre de ese mismo año, David Davis, ministro para el brexit intentó restar importancia a los temores de personas como la madre de Alexandra Bulat, insistiendo en que «Cinco de cada seis migrantes que están aquí ya tienen permiso indefinido para quedarse o lo tendrán cuando salgamos de la Unión Europea». No obstante, FullFact, servicio británico de verificación de hechos, concluyó:

This is not fully substantiated by the evidence and will depend on the arrangements we make upon leaving the EU. Whatever happens, EU citizens are not going to be forced to leave en masse.

No hay pruebas que sostengan esa afirmación, y todo dependerá de los acuerdos que firmemos al dejar la Unión Europea. Pase lo que pase, los ciudadanos de la Unión Europea no van a ser obligados a marcharse en masa.

FullFact también señaló otros puntos de incertidumbre que dependen del resultado de las negociaciones entre la Unión Europea y el Reino Unido. Estas negociaciones aún están en marcha, y deberían terminar en marzo de 2019. Por ejemplo, no es seguro que el derecho a la residencia permanente según la ley europea sobreviva al brexit, y podría depender de que se cumplan criteros como «si están trabajando, buscando trabajo, son autónomos, estudiantes o autosuficientes…».

En lugar de eso, la garantía automática de los derechos existentes prometida por Vote Leave sigue siendo incierta tanto para los inmigrantes en el Reino Unido como para los británicos residentes en los países de la Unión Europea. Hay muchas áreas que no están claras y siguen negociándose, como los derechos de reunificación familiar y los derechos políticos (los emigrantes de la Unión Europea solo pueden votar en las elecciones locales).

Una reciente protesta del grupo Highly Skilled Migrants, que dice representar a más de 600 doctores, ingenieros, profesionales de informática, profesores y sus familias en el Reino Unido ha intentado visibilizar las «discriminatiorias» reglas del Ministerio de Interior. La «severa política de migración» afecta a inmigrantes de países fuera de la Unión Europea y a los provenientes de países comunitarios. Los últimos datos indican una fuerte caída en el número de ciudadanos europeos que buscan trabajo en el Reino Unido a causa de la incertidumbre provocada por el brexit.

Alexandra Bulat termina su historia con este tuit:

Necesitamos una solución para proteger todos los derechos ciudadanos, como prometió Vote Leave. Se acabaron las divisiones entre «migrantes malos» y «migrantes buenos». La vida de la gente no cabe en la casilla de un formulario. Los políticos deberían escuchar más historias de migrantes para comprender.

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