«Me golpeaban todos los días con un cable eléctrico… Aplastaron mi cabeza contra la pared»

Lensa (izquierda) con su tia Ganneth (derecha). Foto difundida por amigos de Lensa en medios sociales y usada con autorización.

Cuando Lensa Lelisa Tufa, de 21 años y otra trabajadora doméstica etíope (aún no identificada) intentaron huir de la casa de sus empleadores en Beirut el 11 de marzo de 2018, no tuvieron más alternativa que saltar del balcón del segundo piso.

Pero Lensa fue la unica que saltó. La otra mujer se abstuvo, por temor de quedar herida al ver el estado de Lensa.

Cuando Lensa fue ingresada en el hospital con las dos piernas fracturadas, grabó un video de cinco minutos con la ayuda de su tía Ganeth para explicar su situación.

El video está en amárico, y fue publicado el 26 de marzo por la página «This is Lebanon» [Esto es el Líbano], que se dedica a exponer los maltratos que enfrentan los trabajadores domésticos migrantes en el Líbano. Tiene subtítulos en inglés. Cinco días después de su publicación, casi 100,000 personas habían visto el video.

En el video, se le oye decir:

[…] From the very beginning they were abusing me […] They tortured me and I couldn't do anything to save myself. They beat me everyday with an electric cable and wrapped my hair around their hands and dragged me around the room. They smashed my head into the walls. […] There were four of them abusing us. […] They took turns abusing us. […] He was pushing his fingers into my eyes. […] I said to myself, ‘How long can I carry on?’ […] There was another Ethiopian girl with me and the same things were happening to her. She decided to jump from the balcony with me.

[…] Desde el inicio me maltraron […] Me torturaron y no podía hacer nada para salvarme. Me golpeaban todos los días con un cable eléctrico, envolvían mi cabello alrededor de sus manos y me arrastraban por la habitación. Me aplastaban la cabeza contra los muros. […] Eran cuatro los que nos maltrataban. […] Se turnaban para maltratarnos. […] Empujaba sus dedos en mis ojos. […] Yo me decía: «¿Cuánto puedo resistir?» […] Había otra chica etíope conmigo y a ella le ocurría lo mismo. Decidió saltar del balcón conmigo.

Pronto se dio a conocer que los empleadores tienen una empresa de moda de alta costura llamada Eleanore Couture.

En respuesta, «This is Lebanon» organizó una protesta a la que asistieron 40 activistas frente a la empresa en Jdeideh, al norte del área de Beirut.

Elogios a las casi 40 personas que protestaron frente a Eleanor Couture hoy, que fueron pese a la lluvia y el fuerte tráfico. Nos inspiran a tener esperanza.

Al comienzo, a su tía Ganeth le negaron visitar a Lensa en el hospital, pero se lo permitieron después de la presión en medios sociales, según la periodista libanesa Anne-Marie El Hage, del diario francófono L'Orient Le Jour.

Lensa es una de muchos trabajadores domésticos migrantes en el Líbano obligados a trabajar y vivir en condiciones difíciles en el infame sistema libanés de «kafala» (auspicio).

«Yo soy Lensa. Sé fuerte. Te queremos». Una de las muchas fotos publicadas con un cartel que dice #IAmLensa [Yo soy Lensa] en apoyo a la trabajadora etíope Lensa Lelisa en el Líbano. Fuente: This is Lebanon. Usada con autorización.

Como explica Migrant-Rights.org, organización de defensoría, el entorno hace que estos trabajadores sean vulnerables al maltrato:

Kafala is a system of control. In the migration context, it is a way for governments to delegate oversight and responsibility for migrants to private citizens or companies. The system gives sponsors a set of legal abilities to control workers: without the employer’s permission, workers cannot change jobs, quit jobs, or leave the country. If a worker leaves a job without permission, the employer has the power to cancel his or her residence visa, automatically turning the worker into an illegal resident in the country. Workers whose employers cancel their residency visas often have to leave the country through deportation proceedings, and many have to spend time behind bars.

El kafala es un sistema de control. En el contexto de migración, es una manera de los Gobiernos de delegar la supervisión y responsabilidad por los migrantes a ciudadanos y empresas privadas. El sistema brinda a los auspiciadores una serie de facultades legales para controlar a los trabajadores: sin el permisó del empleador, los trabajadores no pueden cambiar de trabajo, renunciar ni salir del país. Si un trabajador deja un empleo sin permiso, el empleador tiene el poder de cancelarle su visa de residencia, con lo que el trabajador se convierte automáticamente en un ilegal en el país. Los trabajadores a quienes sus empleadores cancelan sus visas de residencia, a menudo deben salir del país a través de procedimientos de deportación, y muchos deben pasar un tiempo tras las rejas.

Manifestante sostiene un cartel frente a la tienda «Eleanore». El cartel dice» «¡dejen sin efecto el sistema de kafala!». Foto del autor.

Los trabajadores domésticos migrantes en el Líbano han exigido reiteradamente el fin del sistema kafala y la ratificación de la Convención 189 de la Organización Internacional del Trabajo, que garantiza el respeto de los derechos humanos de todos los trabajadores domésticos.

Según estadísticas de la agencia de inteligencia del Líbano, obtenidas por la agencia de noticias y análisis humanitario, IRIN, los trabajadores domésticos migrantes en el país mueren a razón de dos por semana.

Lee: «No somos esclavos, queremos nuestros derechos»: Trabajadores domésticos migrantes del Líbano marchan el Día del Trabajo

No es de sorprender que Lensa dijera que quería cambiar de empleadores, pero la hija de estos la amenazó con regresarla a Etiopía si lo intentaba. El intercambio apareció en El Hage:

Si je peux marcher de nouveau, une fois guérie, je veux changer d’employeur et travailler au Liban. » Réponse à laquelle la fille de son employeuse a rétorqué : « Je suis prête à la renvoyer chez elle, alors. »

«Si puedo volver a caminar y estatr bien, quiero cambiar de empleador y trabajar en el Líbano». La hija de los empleadores respondieron: «Entonces, estoy lista para enviarla de nuevo a casa».

Y como explica El Hage, ha habido muchos intentos de informar sobre su historia:

Pour ce faire, il aura fallu le laisser-faire de tous, celui de l’hôpital, de la gendarmerie, du médecin légiste, du bureau de recrutement dont nous avons uniquement le nom et les coordonnées d’une employée éthiopienne, de l’ambassade d’Éthiopie aussi, qui ont lâché la jeune femme aux mains d’employeurs abusifs, et fermé les yeux sur les dangers qu’elle encourt aujourd’hui.

Para que esto ocurriera, muchos tuvieron que hacerse de la vista gorda. Del hospital, a la policía, al médico legista, la oficina de contratación, que solamente dio el nombre e información de contacto de un empleador etíope, a la embajada etíope también, que abandonó a la joven y se hizo de la vista gorda a los peligros que enfrentaba.

Lensa hasta tuvo que negar haber saltado presencia de los empleadores:

Ils se sont contentés de prendre acte de sa déposition, donnée en présence de ses employeurs et visiblement dictée par ces derniers : « J’ai glissé, en étendant du linge » et « Non, je n’ai pas besoin d’aide ». Même le médecin légiste a certifié qu’il n’y avait pas de contusions, alors que les photos montrent une jeune femme sévèrement blessée, couverte d’ecchymoses.

Simplemente tomaron nota de su testimonio, en presencia de sus empleadores, que visiblemente le decían qué decir: «Me resbalé al poner a lavar la ropa», y «no necesito ayuda». Hasta el médico legista certificó que no había heridas, pese a los fotos que muestran a la joven severamente herida y llena de lesiones.

Además de que el hospital la envíe de vuelta con sus maltratadores, Lensa tiene un mes y medio más de descanso médico.

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