Negros actúan masivamente en política popular de Brasil, pero siguen subrepresentados en esferas gubernamentales, dice investigadora

Flávia Rios en el seminario “50 años de feminismo”, realizado en la Universidad de São Paulo (USP) en 2016. Imagen: FFLCH/USP.

En 2018, la abolición formal de la esclavitud en Brasil habrá cumplido 130 años, pero tres siglos de explotación dejaron una herencia palpable en nuestros días.

Basta recordar que entre el 10 % de brasileños más pobres, 74 % son negros, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística. Según información del más reciente Atlas de la Violencia en Brasil, los negros tienen 23,5 % más de probabilidades de ser asesinados que los brasileños de otras etnias, una vez descontados la edad, la escolaridad, el sexo, el estado civil y el barrio de residencia.

En marzo, además del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, se conmemoró el Día Internacional de la Lucha contra la Discriminación Racial, el 21. Ambas fechas invitan a la reflexión sobre los avances y los desafíos en las movilizaciones por la igualdad de género y por el fin de las prácticas racistas que todavía existen en la sociedad brasileña.

En los últimos años, las discusiones sobre el privilegio y la representatividad conquistaron más espacios y voces, pero todavía hay resistencia de las clases favorecidas de involucrarse en movimientos sociales o incluso en la propuesta de políticas públicas.

El 14 de marzo, el brutal asesinato de la concejala Marielle Franco demostró los riesgos a los que se exponen quienes desafían y denuncian públicamente los abusos cometidos por quienes controlan las estructuras de poder en el país.

Global Voices conversó con Flávia Rios, subcoordinadora del curso de Sociología de la Universidad Federal Fluminense, con amplia experiencia en el área de Sociología Política y de la Cultura. Las respuestas han sido ligeramente abreviadas.

Global Voices: Brasil está entre los diez países más desiguales del mundo. Las mujeres y los negros son los más afectados por esa estructura. ¿Qué avances recientes podemos en realidad celebrar este mes de marzo?

Apesar dos retrocessos nos últimos anos, alguns avanços tivemos, como o parecer favorável do Supremo Tribunal Federal, que garante o direito o uso do nome social para pessoas trans, a aplicação da lei do feminicídio, a expansão das políticas de ações afirmativas no Ensino Superior, especialmente nos cursos de pós-graduação e nos concursos para cargos públicos federais.

Também é importante comemorar a redução do número de mulheres jovens e negras ocupando serviços domésticos, categoria profissional majoritariamente feminina e negra, mal remunerada, com forte presença de informalidade, assédios e abusos físicos e psicológicos – o que demonstra fortes laços estruturais com a herança escravocrata.

Em contraste, percebe-se maior participação de mulheres negras encerrando ciclos educacionais, como o Ensino Médio e o Ensino Superior, em comparação com as décadas anteriores, quando não havia políticas de ações afirmativas.

Políticas públicas e maior politização das relações raciais têm desafiado estereótipos fixos, arcaicos e empoeirados nas molduras talhadas pelas classes médias e elites conservadoras do país, através de meios de comunicação alternativa, difusão de pesquisas acadêmicas, engajamento de novas gerações de militantes, novas visualidades e formas de ser negro e ser mulher negra (difundidas pela apropriação das tecnologias audiovisuais).

Na política, temos um paradoxo: homens negros e mulheres negras atuam na política popular, nas ruas, nas associações de bairro e de favela, nas organizações da sociedade civil, contudo são fortemente subrepresentadas/os nas esferas executivas, legislativas e judiciárias. Mesmo com as cotas nos partidos políticos, mulheres brasileiras não superaram as rígidas desigualdades de acesso às cadeiras legislativas. As mulheres não-brancas (como negras, indígenas e asiáticas), nem conseguem ser representadas estatisticamente. há muito que se avançar nas lutas antirracistas e feministas no que se refere à distribuição do poder no Brasil. O poder continua sendo patriarcal, majoritariamente dominado pelos homens brancos.

A pesar de los retrocesos de los últimos años, tuvimos algunos avances, como la resolución favorable del Supremo Tribunal Federal que garantiza el derecho al uso del nombre social para personas transgénero, la aplicación de la ley de feminicidio y la expansión de las políticas de acción afirmativa en la educación superior, especialmente en los cursos de posgrado y en los concursos para cargos públicos federales.

También es importante celebrar la reducción del número de mujeres jóvenes y negras en servicios domésticos, categoría profesional mayoritariamente femenina y negra, mal remunerada, donde hay mucha informalidad, acosos y abusos físicos y sicológicos, lo que demuestra sus fuertes lazos estructurales con la herencia esclavista.

En contraste, se percibe una mayor participación de mujeres negras que concluyen ciclos educativos, como la educación media y la educación superior, en comparación con las décadas anteriores, cuando no había políticas de acción afirmativa.

Las políticas públicas y una mayor politización de las relaciones raciales han desafiado estereotipos fijos, arcaicos y empolvados en los marcos fijados por las clases medias y las élites conservadores del país, a través de medios de comunicación alternativa, la difusión de investigaciones académicas, el compromiso de nuevas generaciones de militantes, nuevas visiones y formas de ser negro y ser mujer negra (difundidas por la apropiación de tecnologías audiovisuales).

En política, tenemos una paradoja: hombres y mujeres negros actúan en la política popular, en las calles, en las asociaciones de barrio y de favela, en las organizaciones de la sociedad civil, pero están sumamente subrepresentados en las esferas ejecutivas, legislativas y judiciales. Aun con las cuotas en los partidos políticos, las brasileñas no han superado las rígidas desigualdades de acceso a las curules legislativas. Las mujeres no blancas (como las negras, las indígenas y las asiáticas) ni siquiera logran ser representadas estadísticamente. Hay mucho por avanzar en las luchas antirracistas y feministas en lo que se refiere a la distribución del poder en Brasil. El poder sigue siendo patriarcal, mayoritariamente dominado por los hombres blancos.

GV: ¿Cree que el país todavía vive y reproduce el mito de la democracia racial?

Recentemente, a filósofa e ativista Sueli Carneiro disse que as novas gerações já não estariam mais protegidas pela etiqueta das relações raciais, tal como se via quando a democracia racial era discurso hegemônico e pregava a inexistência de um conflito racial aberto no Brasil.

Acho que ela está correta. A sociedade brasileira mudou muito. Os discursos de ódio da extrema direita fabricaram um neoconservadorismo que é diferente do conservadorismo antigo, cujas práticas tornaram a nação conhecida pelo termo “racismo à brasileira”, usado para velar o grande abismo social e econômico entre brancos e negros no país.

No entanto, hoje, vemos segmentos que abertamente defendem o ódio racial, sobretudo em ambientes que antes eram exclusivamente da elite branca, como universidades públicas e privadas. Esse novo discurso foi agora amplificado pela crise política e pelas reações às ações afirmativas e políticas de igualdade racial.

Mas a verdade é que os negros e as mulheres já não estão mais nos lugares de invisibilidade antes imaginados pelas classes dirigentes e por aqueles que detinham o monopólio da representação de consumo de massa no Brasil.

Recientemente, la filósofa y activista Sueli Carneiro dijo que las nuevas generaciones ya no estarían más protegidas por la etiqueta de las relaciones raciales, tal como se veía cuando la democracia racial era discurso hegemónico y predicaba la inexistencia de un conflicto racial abierto en Brasil.

Creo que ella tiene toda la razón. La sociedad brasileña cambió mucho. Los discursos de odio de la extrema derecha fabricaron un neoconservadurismo que es diferente del conservadurismo antiguo, cuyas prácticas volvieron la nación conocida por el término “racismo a la brasileña”, usado para ocultar el gran abismo social y económico entre blancos y negros en el país.

Aun así, hoy, vemos segmentos que abiertamente defienden el odio racial, sobre todo en ambientes que antes eran exclusivamente de la élite blanca, como las universidades públicas y privadas. Ese nuevo discurso ha sido ahora ampliado por la crisis política y por las reacciones contra las acciones afirmativas y las políticas de igualdad racial.

Pero la verdad es que los negros y las mujeres ya no están más en posición de invisibilidad que antes imaginaban las clases dirigentes y quienes detentaban el monopolio de la representación del consumo masivo en Brasil.

GV: ¿Y el racismo institucional cómo se refleja en Brasil hoy?

O racismo institucional opera, na maioria das vezes, de forma codificada, quando há comportamentos e práticas orientados por valores excludentes, mas que por vezes se apresentam de forma velada, com expressões do tipo “esse trabalho não é para você”, “precisamos de outro perfil”. São práticas discriminatórias que se confundem com o próprio sistema, presentes na cultura empresarial ou nas burocracias públicas, que impedem o acesso ou o progresso nas carreiras de homens e mulheres negras.

Também há racismo institucional quando o governo não prioriza saúde, lazer e educação em territórios com população majoritariamente negra ou indígena; ou quando uma política pública de segurança é claramente baseada em estereótipos raciais, como em abordagem policiais.

El racismo institucional opera, la mayoría de las veces, de forma codificada, cuando hay comportamientos y prácticas orientados por valores excluyentes, pero que a veces se presentan de forma velada, con expresiones del estilo “ese trabajo no es para ti”, “necesitamos otro perfil”. Son prácticas discriminatorias que se confunden con el propio sistema, presentes en la cultura empresarial o en las burocracias públicas, que impiden el acceso o el progreso en las carreras de hombres y mujeres negros.

También hay racismo institucional cuando el Gobierno no prioriza la salud, el ocio y la educación en territorios con población mayoritariamente negra o indígena; o cuando una política pública de seguridad se basa claramente en estereotipos raciales, como en los operativos policiales.

La investigadora Flávia Rios. Archivo particular.

GV: ¿La sociedad brasileña es más consciente en cuanto a los privilegios de ciertos grupos?

A discussão sobre privilégio ganhou força especialmente no contexto de luta pelas cotas [raciais, nas universidades pública]. Foi no acirrado debate pelas ações afirmativas que esse tema do privilégio emergiu publicamente, porque foi o conceito mais forte utilizado pelos ativistas pró-igualdade racial contra a retórica da meritocracia, que no Brasil tomou feição conservadora. Conservadora porque não propunha nenhuma alternativa eficiente para a superação das desigualdades raciais, mas se agarrava à ideia de que o mérito era medida universal para o acesso à universidade. Na verdade, tratava-se de um discurso retórico para proteger os filhos das classes médias e das elites nos espaços universitários públicos (de alta qualidade no Brasil), que se apropriaram e reproduziram esse mesmo discurso.

Os negros não eram e não são contra o mérito; eram e são contra o discurso meritocrático cego às vantagens estruturais dos brancos numa sociedade de formação colonial e escravista, cujo ponto de partida já gerava larga desvantagem para as pessoas não-brancas, especialmente as indígenas e as negras.

La discusión sobre el privilegio ganó fuerza especialmente en el contexto de la lucha por las cuotas [raciales, en las universidades públicas]. Fue en el acalorado debate por las acciones afirmativas que ese tema del privilegio emergió públicamente, porque fue el concepto más fuerte utilizado por los activistas a favor de la igualdad racial contra la retórica de la meritocracia, que en Brasil tomó un carácter conservador. Conservador porque no proponía ninguna alternativa eficiente para la superación de las desigualdades raciales, sino que se aferraba a la idea de que el mérito era medida universal para el acesso a la universidad. En realidad, se trataba de un discurso retórico para proteger a los hijos de las clases medias y de las élites en los espacios universitarios públicos (de alta calidad en Brasil), que se apropiaron de ese mismo discurso y lo reprodujeron.

Los negros no estaban y no están contra el mérito; estaban y están contra el discurso meritocrático ciego a las ventajas estructurales de los blancos en una sociedad de formación colonial y esclavista, cuyo punto de partida ya generaba una larga desventaja para las personas no blancas, especialmente indígenas y negros.

GV: Al relacionar las luchas de los movimientos raciales y por la igualdad de género, el término “interseccionalidad” ha estado muy en boga. ¿Puede hablarnos al respecto?

A interseccionalidade pode ser entendida por três registros: 1) como conceito das ciências sociais e jurídicas; 2) como ferramenta de intervenção política; e 3) como identidade coletiva.

Do ponto de vista teórico e conceitual, originalmente cunhado pela professora Kimberle Crenshaw, a abordagem interseccional nasce do feminismo negro norte-americano, que se recusa a analisar a desigualdade no singular. As múltiplas formas de opressão sociais e produção de desigualdade são levadas em conta numa abordagem multidimensional, como raça, gênero, classe, religião, sexualidade, nacionalidade, geração.

Antes que eu me esqueça, é preciso desfazer o engano de que a interseccionalidade dá conta do somatório das desvantagens sociais, culturais ou econômicas. Ou seja, não se trata de mensurar o sofrimento social, trata-se de analisar as causas múltiplas das desigualdades, seja qual for a sua natureza, sem pretender hierarquizá-las.

Já a interseccionalidade como ferramenta de intervenção política abarca as variáveis que, em conjunto, seriam capazes de revelar os pontos em que as desvantagens se tornam mais cruciais para um dado grupo social. A partir dessa identificação, são tomadas decisões relacionadas às concepções de políticas públicas, entendidas como instrumentos de intervenção social com vistas a promover a equidade.

No que se refere à construção da identidade coletiva, a interseccionalidade apresenta-se como uma rejeição ao feminismo do tipo branco e liberal, que ignora a situação da mulher negra, e também é uma forma de criticar a insuficiência do componente de gênero e da sexualidade no feminismo negro mais tradicional.

É obvio que no feminismo latino-americano e no feminismo negro das Américas há uma perspectiva interseccional na gênese de seu pensamento, mas é fato que nem sempre foi assim. A visibilidade e as urgências das pessoas LGBT (Lésbicas, Gays, Bissexuais e Trans) são temas e identidades que se impõem abertamente no feminismo interseccional.

La interseccionalidad puede entenderse por tres registros: 1) como concepto de las ciencias sociales y jurídicas; 2) como herramienta de intervención política; y 3) como identidad colectiva.

Desde el punto de vista teórico y conceptual, originalmente acuñado por la profesora Kimberlé Crenshaw, el abordaje interseccional nace del feminismo negro estadounidense, que se rehúsa a analizar la desigualdad en singular. Las múltiples formas de opresión sociales y producción de desigualdad son tenidas en cuenta en un abordaje multidimensional, como raza, género, clase, religión, sexualidad, nacionalidad, generación.

Antes de que me olvide, es necesario deshacer el engaño de que la interseccionalidad da cuenta de la sumatoria de las desventajas sociales, culturales o económicas. O sea, no se trata de medir el sufrimiento social, sea cual sea su naturaleza, sin pretender jerarquizarlas.

Ya la interseccionalidad como herramienta de intervención política abarca las variables que, en conjunto, podrían revelar los puntos en que las desventajas se vuelven más cruciales para un determinado grupo social. A partir de esa identificación, se toman decisiones relacionadas con las concepciones de políticas públicas, entendidas como instrumentos de intervención social con miras a promover la equidad.

En lo que se refiere a la construcción de la identidad colectiva, la interseccionalidad se presenta como un rechazo al feminismo de tipo blanco y liberal, que ignora la situación de la mujer negra, y también es una forma de criticar la insuficiencia del componente de género y de la sexualidad en el feminismo negro más tradicional.

Es obvio que en el feminismo latinoamericano y en el feminismo negro de América hay una perspectiva interseccional en el origen de su pensamiento, pero es un hecho que no siempre fue así. La visibilidad y las urgencias de las personas LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y trans) son temas e identidades que se imponen abiertamente en el feminismo interseccional.

GV: Usted es una mujer negra, intelectual, con investigaciones sólidas en temáticas raciales. ¿Cómo entiende la academia su papel en el combate a las prácticas racistas?

Via de regra, a academia sempre foi privilégio dos brancos. Ao longo do século XX, tivemos pesquisadores e professores negros nas grandes universidades brasileiras somente em caráter excepcional! A regra dominante era o monopólio da branquitude e do pensamento eurocêntrico.

Em contraste, a grande maioria dos pesquisadores e intelectuais negros produziu conhecimento fora das instituições universitárias, seja porque foram desencorajados no ensino médio, ou porque ingressavam tardiamente nos cursos de graduação, ou porque não conseguiam persistir na carreira universitária por falta de recursos, de redes de apoio e de relacionamentos dentro e fora no mundo científico, ou porque seus temas e objetos de estudos eram considerados menores ou entendidos como escolhas militantes. A academia via os negros como objetos de investigação, nunca como investigadores e produtores de saber legítimo nessa esfera de produção de conhecimento.

Somente na virada do século XXI que passamos a ter uma maior presença de estudantes negros, na graduação, na pós-graduação e na carreira docente, graças à eficácia das ações afirmativas no ingresso e nos concursos públicos e à demanda discente por mais conteúdos e pesquisas que tratam da temática racial e de gênero. Essa mudança, embora ainda lenta, já se torna visível na produção científica e na redução das desigualdades.

Por lo general, la academia siempre fue privilegio de los blancos. ¡A lo largo del siglo XX, tuvimos investigadores y profesores negros en las grandes universidades brasileñas solo en excepcionalmente! La regla dominante era el monopolio de la blanquitud y del pensamiento eurocéntrico.

En contraste, la gran mayoría de los investigadores e intelectuales negros produjo conocimiento fuera de las instituciones universitarias, sea porque se les desanimó en la educación media, porque ingresaban tardíamente en los cursos de pregrado o porque no lograban seguir la carrera universitaria por falta de recursos, de redes de apoyo y de relaciones dentro y fuera del mundo científico, o porque sus temas y objetos de estudio se consideraban menores o entendidos como elecciones militantes. La academia veía a los negros como objetos de investigación, nunca como investigadores y productores de saber legítimo en esa esfera de producción de conocimiento.

Solamente en el cambio hacia el siglo XXI fue que pasamos a tener una mayor presencia de estudiantes negros, en pregrado, en posgrado y en la carrera docente, gracias a la eficacia de las acciones afirmativas en el ingreso y en los concursos públicos, y a la demanda estudiantil de más contenidos e investigaciones que tratan de la temática racial y de género. Ese cambio, aunque todavía lento, ya se hace visible en la producción científica y en la reducción de las desigualdades.

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