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Movimiento pacifista rural atrae atención en plena masacre por la guerra afgana

Categorías: Asia Central y Cáucaso, Afganistán, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Política

Foto cortesía de Mohmmad Omar Lemar. Usada con autorización. Habitantes de la provincia sureña de Helmand inician una marcha por la paz.

Lamentablemente, los bombardeos con antos en la provincia de Helmand, foco de tensión en Afganistán, son moneda corriente Pero una explosión especialmente devastadora ocurrida el 23 de marzo tuvo consecuencias sorprendentes.

En Lashkar Gah, capital administrativa de Helmand, que se conoce como núcleo político del Talibán y centro de producción de opio, un coche bomba explotó [1] durante un partido de lucha libre. El saldo fue de 14 muertos y decenas de heridos.

Un día después de la explosión, cientos de habitantes de Helmand organizaron [2] un campamento de protesta para pedir un cese al fuego de dos días entre el Talibán y el Gobierno afgano, y hubo cerca de 30 activistas que hicieron huelga de hambre.

Tanto el Gobierno como los talibanes rechazaron [3] el pedido de cese del fuego de dos días.

En una entrevista con el New York Times, Qais Hashimi, que participó en la protesta, criticó [2] a los talibanes y al Gobierno afgano por ser «títeres de países extranjeros», y agregó:

Our blood is finished, our tears have dried. We will not say another word. We will not eat.

Nuestra sangre se terminó, nuestras lágrimas se secaron. No diremos una palabra más. No comeremos.

Seis de las personas que hacían huelga de hambre fueron internadas [4] durante la acción.

Al final, miembros del Consejo de Ulemas (consejo de eruditos religiosos) de la provincia intervinieron [5] y presionaron a los huelguistas para que terminaran su medida de fuerza. Sin embargo, el consejo prometió trabajar en conjunto con las personas que protestaron a favor de la paz.

Las mujeres afganas se unen a la protesta

Las mujeres, que rara vez se ven afuera de las casas en la conservadora provincia, también lanzaron [6] su propio campamento de protesta como una muestra desafiante de solidaridad contra la guerra, actitud que surge porque los talibanes postergaron las conversaciones por la paz propuestas.

En Helmand, una madre que perdió a su hijo de 18 años en el ataque del viernes pide a los talibanes un tratado de paz.

Las personas que protestaron, que se autodenominaron «Movimiento del Pueblo», también prometieron llevar a cabo [12] una marcha por la paz al pueblo de Musa Qala, controlado por los talibanes.

El movimiento no puede describirse como controlado por «fuerzas externas» o «élites», algo que  destacó de manera breve en Twitter el usuario Sayed Madadi.

La protesta en Helmand puede o no tener éxito. Pero hay algo que la distingue del resto: no es un movimiento de élite organizado por jóvenes con educación occidental de Kabul. Está liderada por afganos rurales en los que los talibanes, supuestamente, basan su legitimidad, si es que la tienen.

El llamado a la paz de Helmand encuentra eco en otras partes

El campamento por la paz se expandió con rapidez a otras partes de Helmand antes de que los habitantes de las provincias de Herat y Farah, en el oeste de Afganistán, también se sumaran. Luego, el movimiento alcanzó a los afganos de la provincia oriental de Paktia, donde un pequeño grupo estableció [16] su propia protesta.

El precio de la protesta cívica contra la guerra es mucho menor que el precio del silencio. Afganistán perdió más por culpa de la indiferencia de la mayoría, que no se levantó contra los que hacen la guerra, la red de mafia criminal y los traficantes de droga a nivel nacional e internacional durante las últimas cuatro décadas. Orgulloso de la protesta cívica de Helmand.

Pese a que son abiertamente neutrales, los campamentos de protesta ejercen una nueva presión sobre los talibanes luego de que el presidente afgano, Asraf Ghani, se acercara al grupo para hacerle un generoso ofrecimiento de paz a fines de febrero.

La oferta incluía el reconocimiento del Talibán como partido político, la liberación de prisioneros talibanes y esfuerzos para retirar a los líderes talibanes de las listas internacionales de sanciones.

Sin embargo, el Talibán todavía no dio una respuesta oficial al ofrecimiento de Ghani.