Esta temporada, el futbolista egipcio Mohamed Salah ha estado pintando euforia en los lienzos de la historia del fútbol, y no trabajo no ha terminado todavía.
Es probable que a comienzos de mayo, el Liverpool, el club por el que juega Salah, haya asegurado su lugar en la final del torneo más prestigioso de Europa.
Para ese momento, también puede haber roto su marca para goles anotados en una temporada de 38 partidos en la Premier League inglesa, que actualmente cuenta 31 goles.
Luego, cuando termine la temporada del club, vendrá el Mundial de Fútbol con Egipto.
Los hinchas de fútbol en los países de mayoría musulmana de Asia Central que integraban la ex Unión Soviética han estado al lado de Salah a lo largo de su trayectoria.
‘Presentar al verdadero islam’
Grupos de medios sociales especializados en fútbol eran campos de batallas entre los admiradores del astro argentino Lionel Messi y la estrella portuguesa Cristiano Ronaldo. Pero ya no.
Además de su frenético ritmo y su natural habilidad, se puede explicar la creciente popularidad de Salah en Asia Central por su orgullosa identidad como musulmán practicante y sus generosas contribuciones a entidades de caridad en Egipto y otros lugares.
En Liverpool, sus proezas de gol han llevado a los elogios y un popular cántico de las tribunas sobre conversión al Islam. Pero a diferencia de muchos de sus colegas deslumbrados por la celebridad en todo el mundo, Salah se presenta como un dechado de humildad.
Es precisamente su conducta fuera de las canchas lo que ha estado en el centro de la atención de grupos de Facebook de Asia Central.
Todo musulmán debe ser un ejemplo de buen comportamiento. Salah, con su glorioso talento futbolístico y buen comportamiento, está presentando al verdadero islam al mundo.
En el grupo de fútbol de Facebook de Tayikistán, Mo Salah surgió como la respuesta más común cuando preguntaron a los integrantes qué futbolista tienen la mejor educación y a qué jugador les gustaría ver ganar el premio de futbolista del año.
Hasta los incondicionales hinchas de Ronaldo y Messi del grupo han dicho que el premio debería ir a su «hermano musulmán» a quien celebran con el refrán: «Liverpool con Salah, Salah con Alá».
Pero la Salahmanía ha llegado a niveles realmente increíbles en Uzbekistán, vecino de Tayikistán, donde una familia le puso su nombra a su hijo recién nacido, según un informe del servicio uzbeko de RFE/RL.
¡Ahora en Uzbekistán hay un «Muhammadsallah»!
Un fanático del fútbol de Uzbekistán nombró a su hijo Muhammadsallah, en honor a la estrella mundial del fútbol Muhammad Sallah.
Todos los ojos en Rusia por el Mundial
Salah ha anotado muchos goles esta temporada con una caída al suelo en un sajdah para alabar a Alá.
Pero sus dos goles en la primera etapa de la semifinal de la Champions League contra su antiguo equipo Roma fueron excepciones. A pesar de tener una de las más memorables actuaciones individuales en la historia de la principal competencia de clubes europeos, Salah se negó a celebrar contra su antiguo club, lo que le valió más elogios.
Tal vez haga lo mismo el 6 de mayo, aunque rompa la marca de goles de la Premier League contra el Chelsea, club que lo descartó después de que le ofreció una buena oportunidad en 2016.
Si a fines de mayo, Salah lograra captar la gloria europea en la final de la Champions League, cerraría una brillante temporada. Los hinchas ya están previendo la prometedora perspectiva de un partido que enfrentaría a su equipo, el Liverpool, contra Ronaldo y el Real Madrid.
Pero para los 25 millones de musulmanes que viven en Rusia, que incluyen a más de cuatro millones de Asia Central, la participación de Salah en la Copa del Mundo este año como parte de un poco favorito Egipto tiene significado especial.
En Rusia como en Europa, la islamofobia y los ataques contra los musulmanes aumentan cada día, y se dispararon después de que un atentado con bomba atribuido a extremistas en San Petersburgo llenara de temor por la seguridad durante el campeonato.
Un hombre con barba llamado Mohamed que juega el hermoso deporte con alegría en el corazón y una sonrisa en el rostro puede ser el tónico perfecto.