El 21 de junio de 1948, el barco de tropas HMT Empire Windrush ancló en Essex, Reino Unido. Transportaba más de mil pasajeros, de los cuales 802 provenían de territorios del Caribe que en ese momento se encontraban bajo control británico, como Bermudas, Trinidad y Tobago, y Guyana, si bien la gran mayoría de los pasajeros a bordo (un poco más de 500) eran de origen jamaicano. Llevaban esperanza y sueños de una mejor vida, luego de haber recibido la «invitación» por parte del Gobierno británico de instalarse allí para suplir la escasez de mano de obra como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial.
Hoy, más de medio siglo después, la prensa británica está llena de historias personales desgarradores de esta generación mayor de inmigrantes, que tuvieron que tolerar acosos, falta de muchos beneficios y hasta la pérdida de sus libertades por un cambio en las leyes migratorias británicas.
Llegaron al Reino Unido desde colonias británicas, como ciudadanos británicos legales, pero se han visto atrapados en la campaña del actual gobierno conservador para desterrar a todos los inmigrantes ilegales bajo la política conocida como «ambiente hostil«.
Los cambios en las reglas migratorias en este país en 2012 y, especialmente, en 2014 (encabezadas por Theresa May que, en ese entonces, se desempeñaba como ministra del Interior y hoy es la primera ministra), le exigieron a la «generación Windrush» la presentación de pruebas que avalen su derecho a permanecer en Gran Bretaña. Como si este agravio fuese poco, se reveló que la documentación de entrada que se les entregó a los inmigrantes a su llegada, que podría haber servido como evidencia del tiempo de permanencia en el país, fue destruida por el Ministerio del Interior en 2010.
Esta lenta saga tuvo una recepción que generó creciente enojo, consternación y dolor entre los internautas caribeños, en particular, entre quienes tienen familiares ancianos que viven en el Reino Unido.
Al mismo tiempo, la historia del Windrush contribuyó a que los jamaicanos y los habitantes de otros países de la región aprendieran –y enfrentaran– un período de la historia colonial de la que, hasta el momento, se sabía y se hablaba poco. En la actualidad, la mayoría de los millennials caribeños informados saben qué significa el nombre «Windrush».
Un artículo en línea destacó que el escándalo, a su vez, quitó el velo sobre un aspecto de la historia que tampoco se exploró en profundidad en el Reino Unido:
Britain has an ignoble history of exploiting Caribbean people when they were ‘useful’, then casting them aside as insufficiently ‘British’ when they were not.
Recent reports of the current Home Office crackdown on Commonwealth elders come as a horrifying surprise, but they tell of a history we have not faced. How did we get here?
Gran Bretaña cuenta con una historia innoble de explotación del pueblo caribeño cuando les resultan «útiles», para luego dejarlos a un lado por ser no ser lo suficientemente «británicos» cuando ya no los necesitan.
Las últimas denuncias de las medidas enérgicas que en la actualidad pone en marcha el Ministerio del Interior sobre los ancianos pertenecientes a la Commonwealth es una sorpresa horrible, pero también dan cuenta de una historia que nunca enfrentamos. ¿Cómo llegamos a este punto?
Entre los comentarios de los jamaicanos se percibió un sentimiento de injusticia. En algunos el sentir de amargura es evidente:
The British bring us to the Caribbean to do unpaid labour and sexual services. Then they have us live here and work to pay taxes to them & keep them rich. Then they take us in their army to fight in WW2. Then they take us to England to rebuild it. Then they have us deported.
— Father stretch my strands (@nnboogie) April 18, 2018
Los británicos nos llevaron al Caribe para trabajar gratis y dar servicios sexuales. Luego, nos dejaron aquí, trabajando para pagarles impuestos y enriquecerlos. Después, nos metieron en su ejército para pelear en la Segunda Guerra Mundial. A continuación, nos llevaron a Inglaterra para reconstruirla. Finalmente, nos deportan.
En Facebook, un jamaicano de ascendencia británica dio su parecer sobre la polémica cuestión de la identidad y la documentación, inclusive dentro de Jamaica:
Lots of discussion about the Windrush generation being asked to prove their status. But right now we have plenty people in Jamaica who would be hard pressed to prove their status as Jamaicans. Talking about unregistered births, no voter ID, no passport, no land title, no TRN, no NIS, no bank account. This is more common than you think.
Se habla un montón sobre el hecho de que se le exija a la generación Windrush que de pruebas de su condición. Sin embargo, en este momento, hay muchas personas en Jamaica a quienes se presionaría para que dieran pruebas de su condición como jamaicanos. Hablo de nacimientos clandestinos, personas sin identificación, sin pasaporte, sin escrituras, sin seguro social, sin cuenta bancaria. Esto es mucho más habitual de lo que uno cree.
Uno de los usuarios comentó sobre su reacción a la noticia de la destrucción de los documentos del Windrush:
How wicked can government officials be, to consciously destroy the records of how their ‘subjects’ from their former colonies in the West Indies arrived in Britain and now are asking them and their descendants to prove their ongoing residency. What a piece a dishonesty; robbing the people of their right and preying on their vulnerabilities including lack of citizenship on the part of some.
Old documents are destroyed every day around the world – but I'm certain if these documents were deemed relevant to the ‘image’ of Britain they'd have found another way to store this information. It is a significant part of the history of the modern Black presence in Britain and the Caribbean. Yes, it matters. This is yet another (now) missing link in the historical movement of Black people who depend on ‘authorities’ to record, hold-for-safekeeping(?) and tell our story.
Cuánta maldad tienen que tener los funcionarios gubernamentales para destruir adrede los archivos de la llegada de los «súbditos» de sus excolonias del Caribe a Gran Bretaña para, ahora, solicitarles que tanto ellos como su descendencia den pruebas de su residencia todos estos años. Qué muestra de deshonestidad; quitarle a las personas sus derechos y explotar sus vulnerabilidades, que inckuye falta de ciudadanía en algunos casos.
Los documentos antiguos se destruyen todo el tiempo en el mundo, pero estoy segura de que si esos documentos fuesen necesarios para la «imagen» del Reino Unido, ya habrían encontrado una forma alternativa de guardar esa información. Se trata de una parte importante de la historia de la presencia negra moderna en Gran Bretaña y el Caribe. Sí, importa. Este es otro de los (ahora) vínculos perdidos en el movimiento histórico de los negros que se supone que las «autoridades» deben archivar, que deben salvaguardar (?) y contar nuestra historia.
Un profesora universitaria jamarcana publicó esta desgarradora respuesta al referirse a un asesinato de motivación racial:
The Windrush era is not past tense but present continuous. We need to take an honest look at Mrs. May's policies like creating a hostile environment for illegal immigrants and refusing to meet the Caribbean Prime Ministers until forced to do so. We must stop believing in British fairplay, honour and all that[.] We need to understand foulplay and all of the elements of the Empire. At the same time we cannot stress the need to fix our country/countries. People take liberty with us because we are indebted and have not calculated what we are owed. Today there is another damaging report about the tribulation and racist vestiges associated with the 25 year matter of justice for Stephen Lawrence.
La época del Windrush no es un tiempo pasado sino un presente progresivo. Necesitamos ver con honestidad las políticas de la señora May, como la creación de un ambiente hostil para los inmigrantes ilegales y la negación a reunirse con los primeros ministros del Caribe hasta que no le quedó otra alternativa. Tenemos que dejar de creer que los británicos se rigen por el juego limpio, la honestidad y todo eso (…). Tenemos que entender el juego sucio y todos los elementos del Imperio. Al mismo tiempo, no podemos poner la atención en la necesidad de arreglar nuestro país/nuestros países. La gente se toma libertades con nosotros porque estamos en deuda y nunca hicimos las cuentas de cuánto se nos debe. Hoy, nos encontramos con otro informe dañino sobre las tribulaciones y los vestigios racistas asociados con la conmemoración de los 25 años del asesinato de Stephen Lawrence.
Desde un punto de vista más positivo, un periodista que reside en Dominica elogió a los políticos británicos negros que tomaron el problema de la generación Windrush:
REFRESHING to see #Caribbean rooted MPs @DavidLammy@HackneyAbbott behaving in the #PublicInterest and pro-#HumanRights God bless the #Windrush generation. CC @theresa_may@jeremycorbyn@vincecable@AmberRuddHR@ChukaUmunna@Keir_Starmerhttps://t.co/K3CRNbgnjN
— Nester Phillip (@ObserverNotes) April 16, 2018
Qué alentador es ver a los parlamentarios de origen caribeño David Lammy y Hackney Abbot a la altura del interés público y a favor de los derechos humanos. Dios bendiga a la generación Windrush.
¿Qué ocurre con quienes ya fueron deportados?
A la larga, el Ministerio del Interior británico anunció que «los miembros de la generación Windrush que llegaron al Reino Unido antes de 1973 podrán solicitar la ciudadanía».
Si bien esta decisión fue recibida agrado general (aunque con cautela), los editoriales de los diarios como el Jamaica Observer resaltaron la importancia de abordar la situación de los jamaicanos ancianos que fueron deportados desde 2014, un problema que denunció el parlamentario David Lammy. Otro jamaicaino publicó en Facebook:
The Windrush generation and their descendants are now to get citizenship. I wonder how many of those deported over the last two decades will qualify?
Will there be a concerted effort by the various governmental agencies to help any so qualified?
If this were a developing country treating people like this, how would they have been described???
La generación Windrush y sus descendientes ahora podrán recibir la ciudadanía. Me pregunto, ¿cuántos de los deportados durante las últimas dos décadas podrán presentarse?
¿Habrá un trabajo en conjunto de las distintas agencias gubernamentales para asistir a estas personas?
Si fuese un país en desarrollo el que se comporta así con las personas, ¿¿¿cómo lo hubieran contado???
En el momento preciso en que el furor sobre el Windrush llegaba a su punto más álgido, el primer ministro jamaicano, Andrew Holness, junto con otros líderes de la Comunidad del Caribe (CARICOM, por sus siglas en inglés), se encontraron de casualidad en Londres para asistir al importante encuentro de los jefes de estados de la Commonwealth. Holness dio varias entrevistas en los medios y, gracias al papel de Jamaica, que preside la CARICOM, tanto Holness como su ministra de relaciones exteriores, Kamina Jonhnson Smith, se reunieron con la primera ministra británica, Theresa May.
El Alto Comisionado de Barbados en Londres también se refirió con elocuencia a favor de la generación Windrush en los medios de comunicación británicos.
No obstante, se presentó cierta confusión sobre si Holness estaba hablando a favor de los «jamaicanos» o los ciudadanos británicos, lo que planteó la ambivalencia eterna sobre la «diáspora», un factor que, para muchos jamaicanos, dificulta las cosas en el tema de la generación Windrush:
The people whose interests we are (rightly) defending are not OUR citizens. They are British. It is exactly this notion that even if you were born in a country – if you are not a member of the majority race i.e. white, you cannot be a citizen which contributed to this injustice.
— PetaAnneBaker (@PA13Baker) April 18, 2018
Los líderes de una nación deben proteger a sus ciudadanos a costa de todo. Esa es la responsabilidad. Hemos tenido demasiados ejemplos de lo contrario que equivalen actos indignantes y atrocidades.
——–
Estamos defendiendo los intereses (justos) de personas que no son NUESTROS ciudadanos. Son británicos. Es precisamente esta idea de que, aún cuando uno nace en un país, si no se es parte de la raza mayoritaria (por ejemplo, blanca), no se puede ser ciudadano que contribuyó a que esta injusticia tuviese lugar.
That's why I'm unhappy with policymakers’ tendency to focus on what Diaspora can do for «us» (in country of origin or ancestry). We need to pay attention to what is happening to those who identify as Jamaican/ Caribbean & support their struggles in their adopted/ birth countries
— PetaAnneBaker (@PA13Baker) April 18, 2018
Entiendo. Este asunto pone al descubierto las diversas capas. Recuerdo hacer conocido a jóvenes negros británicos que consignaron Jamaica o Santa Lucía etc como lugar de nacimiento cuando nunca habián visitado esos lugares. Ese era el nivel de alienación que tenían por vivir en Inglaterra.
———-
Es por esto que me molesta la tendencia de los que hacen las leyes de poner la atención en eso que los ciudadanos en el extranjero puede hacer por «nosotros» (en el país de origen o de ascendencia). Tenemos que prestar atención a lo que ocurre con quienes se identifican como jamaicanos/caribeños y apoyar sus luchas en los países adoptivos/de origen.
Por otro lado, algunos jamaicanos no estaban seguros de que Holness haya sido lo suficientemente claro:
Holness telling the #WindrushGeneration in the diaspora that they “are not stateless” and will “always have a home in Jamaica” is NOT the reassurance they are seeking. LOL
— Gavin (@Goffeman) April 20, 2018
Que Holness le diga a la generación Windrush que vive fuera que no «son apátridas» y que «siempre van a encontrar en Jamaica un hogar» NO es la seguridad que están esperando. ja, ja
Mientras tanto, en vísperas de un vuelo fletado que devolverá a unos deportados antes de mediados de mayo, existen denuncias de que miembros de la generación Windrush podrían estar en ese avión, por lo que se planean protestas para impedir el viaje. La ministra del Interior, Amber Rudd, renunció a su cargo a consecuencia del escándalo. No hay dudas de que el Windrush sigue siendo un problema «vivo» y muy politizado en Gran Bretaña y en todo el Caribe.