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Bocamandja: La aventura teatral que fortalece la cultura ecuatoguineana desde las tablas

Categorías: África Subsahariana, Guinea Ecuatorial, Arte y cultura

Recadero Boturu: «Los ritos tradicionales de Guinea Ecuatorial están ligados al teatro o a lo mejor es el teatro el que esté ligado a los ritos. En una adaptación, basta poner un guiño para ver la reacción del público.» Fotografía cortesía de la compañía de teatro Bocamandja y usada con permiso.

Bocamandja, la compañía teatral ecuatoguineana, emociona, enfada y siembra interrogantes en un lugar en el que los poderes buscan que la población duerma y trague aunque se atragante. Sus actores y actrices se arriesgan diciendo dolorosas verdades y también hacen que el público ría hasta doblarse. Detrás de ellos y ellas está el incansable Recaredo Silebo Boturu: poeta, dramaturgo y director de la compañía, que se describe a sí mismo como un «artista indignado [1]«.

Bocamandja tiene muchos elementos que la hacen excepcional. Plena de actores y creadores de talento, es la primera compañía que cumple 14 años de existencia. Además, es pionera en llevar a escena casi todas las obras dramáticas de los autores nacionales que han sido publicadas y en destacar las influencias venidas de las tradiciones orales que caracterizan al teatro del país.  

El de Boturu y Bocamandja es un relato de impulsos y de inspiraciones, pero también de retos y de luchas. En esta conversación, Boturu habló de los orígenes de Bocamandja, de lo que lo empuja a continuar, a él y a su compañía, y también del profundo efecto que tienen las artes escénicas en sus asistentes.

Global Voices (GV): ¿Cuándo empezó tu vinculación con el teatro?

B: Cuando de niño salí de mi pueblo, Bareso, recuerdo que mi madre me puso la maleta en un saco y me mandó a la ciudad para seguir mi ciclo educativo en una familia de acogida. Ya en Malabo, conocí al novio de una de mis primas (una de las hijas de la señora que me cuidaba),  Liki Loribo, que fue quien me descubrió y me invitó a ver los ensayos de un grupo de artes escénicas (ESA’ A) que, junto a las “Hijas del Sol” [2] , habían formado una agrupación cultural con el objetivo de recrear la cultura Bubi, una de las etnias de Guinea Ecuatorial, mediante el teatro y la danza.

Al principio, fue difícil porque he sido siempre tímido (sé que no lo parece) pero después me enganché y el año siguiente subí por primera vez a un escenario. En 1997, cuando las Hijas del Sol ya estaban en España, los avatares de la vida hicieron que Liki tuviese que emigrar y me dejó a cargo del grupo.

La creación de Bocamandja está relacionada en principio con el movimiento teatral que existía con el auspicio del Centro Cultural Hispano Guineano, y luego con el reto de revivir estas expresiones una vez que el Centro Cultural cerrara sus puertas: 

B: Fue como cenizas llevadas por el viento. Un año después de que cerrasen el Centro todos los grupos teatrales habían desaparecido. Todos. Nuestra persistencia hizo que por fin, en el 2005, pudiéramos crear Bocamandja. El nombre, aunque tenga sonoridad española, es la unión de dos platos típicos del país, el bocao y el mandjaa.

Desde que decidimos crear Bocamandja tuvimos muy claro que no podíamos funcionar bajo el paraguas de ninguna entidad. Teníamos que tener nuestra propia autonomía para no caer en el destino de los otros grupos.

Orígenes: Un proyecto y un punto de reflexión sobre la vida cultural de Guinea Ecuatorial

Un proyecto en particular ha marcado el trabajo de los últimos años de Bocamandja: Orígenes. El proyecto se creó en el año 2008 como fruto de la iniciativa conjunta de la compañía L’Om Imprebís, el Centro Internacional de Teatro Actual, Casa África y los Centros Culturales de España en Bata y Malabo.

Sus objetivos se centraban en la creación de un núcleo de creación teatral estable que reuniera artistas de las cinco etnias principales [3] que componen la población de Guinea Ecuatorial. Para el proyecto fueron grabadas más de 50 horas de documental que recogen desde danzas, ritos y celebraciones. También se grabó todo el proceso de formación y creación. Al final, Orígenes no alcanzó los objetivos propuestos, pero para sus participantes fue una muestra representativa de los proyectos artísticos que hacen falta en la vida cultural de Guinea Ecuatorial:  

B: Orígenes supuso, en un país que no tiene escuelas de formación artística, tres años de aprendizaje continuo en interpretación, dicción, ortofonía, coreografía, disciplina y, sobre todo, dio a muchos jóvenes la oportunidad de darse cuenta que ser actor o bailarín podría ser una profesión más.

GV: ¿Qué supone la gira de Orígenes para un país del que se habla principalmente a través de su situación política?  

B: Cuando nos encontramos juntos hablamos de Orígenes con una bonita nostalgia por las posibilidades y la oportunidad perdida por parte de nuestro país para hacerse conocer desde la grandeza de su cultura oral y de la magia del teatro.

Profesionalmente, Orígenes subió el nivel interpretativo. Sin embargo, cuando los proyectos no tienen continuidad se quedan en sueños que pudieron ser. No sé qué repercusión tuvo el proyecto en Guinea porque al final no se quiso apoyar, quizá por no haber intereses económicos de por medio. 

GV: ¿Cómo conecta el teatro con la tradición oral africana y de los diferentes pueblos/etnias de Guinea Ecuatorial?

Los ritos tradicionales de Guinea Ecuatorial están ligados al teatro o a lo mejor es el teatro el que esté ligado a los ritos. En una adaptación, basta poner un guiño para ver la reacción del público. Si presencias  una boda tradicional fang, un entierro annobonés, el Bonkó krió o una ceremonia  de presentación de una criatura a la sociedad (el ripuripuri bubi) te darás cuenta de lo que te estoy diciendo.

Una compañía de teatro, una escuela y una organización temeraria

«Estábamos representando en la plaza pública ante más de trescientas personas cuando, a mitad de la función, se acercó el alcalde para decirme que el gobernador mandaba interrumpir la representación: estábamos «hiriendo» la sensibilidad de los militares.» Fotografía cortesía de la compañía de teatro Bocamandja y usada con permiso.

Aparte de compañía teatral, Bocamanja se constituyó también como una ONG, lo que ha ayudado a hacer trabajos junto a organismos nacionales e internacionales. Así, la compañía ha participado en campañas a favor de la escolarización de las niñas, en proyectos vinculados a la defensa de los derechos humanos, a los problemas de violencia y de discriminación por género.

La compañía ha trabajado también en la adaptación de textos de autores europeos, latinoamericanos y también de otros países africanos con presentaciones que se han visto en toda Guinea Ecuatorial, en España y en Colombia.

Sin embargo, Bocamandja no ha sido inmune a la censura. Una de sus piezas, cuyo centro denunciaba los maltratos por parte de los militares, se vio interrumpida en medio de una presentación:

B: Estábamos representando en la plaza pública ante más de trescientas personas cuando, a mitad de la función, se acercó el alcalde para decirme que el gobernador mandaba interrumpir la representación: estábamos «hiriendo» la sensibilidad de los militares. Lo más curioso es que los aludidos que presenciaban la obra [la] aplaudían efusivamente. Al final, tuvimos que pararla ante la pasividad de todos.

A pesar de las reacciones venidas de los círculos de poder, otras más inspiradoras tienen también lugar gracias a los temas que los actores de la compañía llevan a las tablas:

En el extremo opuesto, recuerdo que tras una representación, en el colegio María Auxiliadora del barrio malabeño de Ela Nguema, de una obra que versaba sobre VIH, un señor vino a felicitarnos y decirnos que gracias a nuestra obra ya no tenía miedo de decir que estaba infectado. Fue una emoción enorme en una ciudad donde las personas que viven con el VIH/SIDA son señaladas y estigmatizadas. 

GV: ¿Qué influencias tienes cuando escribes alguna obra? 

B: En muchos proyectos de sensibilización utilizamos técnicas del Teatro del Oprimido [4], que es una tendencia sistematizada por el dramaturgo, actor, director y pedagogo teatral brasileño Augusto Boal [5] en los años 60. Según sus palabras, el objetivo del Teatro del Oprimido es “humanizar la humanidad” y “teatralizar” la realidad, [volverla gestos y hacerla comprensible en el lenguaje del teatro] para comprenderla y así poder transformarla. 

GV: ¿Qué papel tiene el público en las obras?

B: Crucial. No puede haber una representación teatral  sin público, ellos son el juez. 

GV: ¿Tú eres dramaturgo y diriges una compañía, ¿qué cambios ves en los actores y actrices desde que ingresan en ella hasta que pasan ahí un tiempo ?

B: Es formidable verles aprender a caminar, a hablar, a gesticular, o a vocalizar, pero sobre todo, a darse cuenta de la necesidad de formarse continuamente para enfrentarse a los retos. Cuando pasan cierto tiempo trabajando te das cuenta de que llegan a tener una rebeldía interior que les hacen enfrentarse a las circunstancias. 

GV: ¿Amas el teatro o lo necesitas? 

B: Necesito el teatro para ser yo mismo, sin ataduras, para tener mi manera particular de opinar, de ver el mundo desde otras perspectivas y otros prismas, para estar cabreado e indignado por las injusticias y ser un militante de la defensa de los vulnerables. Necesito el teatro para estar enamorado de la vida jodida.  

¿Próximos retos? 

B: Ensayar mañana.