Mientras unos iraquíes boicotean elecciones «inútiles», otros votan para hacer reaccionar al Parlamento

Captura de pantalla que muestra a los partidarios de Muqtada al-Sadr celebrando su reelección. Fuente: video de YouTube titulado «Cómo aprovechó el candidato favorito Muqtada al-Sadr la frustración generalizada», publicado el 14 de mayo de 2018 por PBS NewsHour channel.

Una improbable alianza de grupos heterogéneos ha ganado las primeras elecciones parlamentarias que se celebran en Iraq desde que el país venció a Daesh (ISIS) el año pasado.

Los votantes eligieron dar un cambio radical al sector político y eligieron a la Alianza Sairoun (Marcha Hacia la Reforma), liderada por el influyente clérigo chií Muqtada al-Sadr. Esta coalición, integrada por el Partido Istiqama (Integridad) de Sadr y otros seis grupos laicos, como el Partido Comunista Irakí, consiguió más de 1,3 millones de votos, y obtuvo 54 escaños de los 329 que componen el Parlamento, más que ninguna otra coalición.

Desde que Iraq comenzó a celebrar elecciones democráticas en 2005, los políticos no cesan de buscar votos apelando a las identidades comunales iraquíes. La victoria de Sairoun es un punto de inflexión en la historia política iraquí: demuestra que los iraquíes pueden prescindir de votar estrictamente líneas etnosectarias, y que los políticos iraquíes tendrán que trabajar más para conseguir votantes.

También indica un posible alejamiento de la política de identidades en favor de las campañas que hablan de los problemas que afectan al país.

Sadr se ha destacado de otros políticos iraquíes, pasados y presentes, al promoverse como nacionalista y populista, además de centrar su campaña en la reforma del Gobierno, la lucha contra la corrupción y la mejora de los servicios públicos.

Asimismo, pretende formar un gobierno tecnocrático, y distanciarse el sistema de cuotas comunales etnosectarias que ha consagrado a élites políticas incompetentes y corruptas.

«La única forma que encontré para expresar mi rechazo fue el boicot»

Pero aunque el panorama político iraquí esté mejorando, la baja participación sin precedentes en estas elecciones sugiere que los iraquíes están perdiendo la fe en que sus votos puedan llevar a un cambio positivo.

Según la comisión electoral iraquí, de los 22 millones de posibles votantes, solo el 44,5% ejerció su derecho al voto en las elecciones de este año, lo que refleja un fuerte descenso desde el 62% en las elecciones de 2010 y 2014, y el pico del 70% en 2005.

Este descenso en el entusiasmo de los votantes indica hasta qué punto están desilusionados con el proceso político. Los iraquíes ven que su gobierno se esfuerza poco o nada al problemas como la corrupción endémica, la inestabilidad política y el deterioro de los servicios públicos.

Algunos activistas iraquíes han llegado a iniciar una campaña en los medios sociales para animar a los votantes a boicotear las elecciones, aludiendo al inmovilismo del sistema y a las leyes que excluyen a los partidos minoritarios para mantener el panorama político existente.

En una entrevista para el Washington Post, el escritor Mustafa Sadoon, que vive en Bagdad, explicó por qué decidió no participar en las elecciones:

I participated in all the previous elections, yet there was no change. We demonstrated against the electoral system, but no one listened. I didn’t find any other choice to express my rejection except to boycott.

He participado en todas las elecciones anteriores, y no ha habido ningún cambio. Manifestamos contra el sistema electoral, pero nadie nos escuchó. No he encontrado otra opción para expresar mi rechazo que el boicot.

La bloguera iraquí Sabaa Subhi manifestó el mismo sentir en Niqash, sitio web iraquí multilingüe de noticias:

We decided to boycott the election because we believe it is futile. There is no real chance for change and we are trapped in a black hole that was dug by the political elites; they used their power to pass laws to ensure that the bigger parties remain in government and get to continue with their corrupt ways. They don’t even give the voters a chance to remove them from power.

Decidimos boicotear las elecciones porque creemos que son inútiles. No hay una opción real de cambio, y estamos atrapados en un agujero negro excavado por las élites políticas: han utilizado su poder para aprobar leyes que mantengan a los partidos más grandes en el gobierno y les permitan seguir con sus prácticas corruptas. Ni siquiera dan a los votantes la oportunidad de echarlos del poder.

El iraquí Hassan Shian también expresó su frustración en Al-Rafidain, un canal de noticias iraquí en árabe:

The same corrupt politicians will always have the ability to return to power. In Iraq nothing is transparent, everything is rigged.

Los mismos políticos corruptos tendrán siempre la capacidad de volver al poder. En Iraq nada es transparente, todo está amañado.

La raíz del descontento que provoca el proceso de elección es el sistema Webster/Sainte-Laguë para asignar el número de escaños. Este método está pensado para favorecer a los partidos minoritarios, pues les proporciona una mejor representación en el gobierno. No obstante, los legisladores lo modificaron para beneficiar a los grandes partidos, lo que servirá, según creen los iraquíes, para mantener a las fuerzas corruptas en el poder.

Muchos iraquíes tienen poca fe en el nuevo gobierno, aunque parece que Sard intenta convencer al público de que se acerca el cambio. Así se expresó en un discurso:

Your government will be a caring and inclusive one, we will not exclude anyone. We will work toward reform and prosperity.

Su gobierno será un gobierno preocupado por su gente e inclusivo, no excluiremos a nadie. Trabajaremos por la reforma y la prosperidad.

Solo el tiempo dirá si Sadr consigue imponer su pregonada visión de un gobierno no sectario de tecnócratas. Mientras tanto, negocia con otros partidos para asegurar la mayoría de 165 escaños necesaria para formar Gobierno.

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