Datos y contextos clave para entender las próximas elecciones mexicanas

Bandera nacional mexicana izada a media asta en señal de luto. Zócalo de Ciudad de México. Imagen del autor, usada con permiso.

Esta es la primera en una serie de cuatro entregas dedicadas a brindar una perspectiva del contexto en el que se desarrollarán las próximas elecciones en México.

El domingo 1 de julio de 2018, los mexicanos saldrán a las urnas a participar en lo que ha sido identificado como la elección más grande de la historia del país por el número de cargos públicos en disputa. La atención nacional e internacional, no obstante, se encuentra centrada en la sucesión presidencial.

En la siguiente gráfica podemos apreciar el número de cargos que se definirán luego de la jornada electoral – más de 3.220. De éstos, 629 corresponden al ámbito federal.

Elecciones 2018 México

Información obtenida de www.ine.mx. Gráfica por J. Tadeo para Global Voices.

Una dictadura perfecta, un cambio de hegemonía y un conflicto armado 

En el siglo pasado, por más de 70 años, presidentes emanados del Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernaron al país en lo que el literato e intelectual peruano Mario Vargas Llosa calificó como una “dictadura perfecta”. Los mexicanos dejaron atrás el sistema de partido hegemónico y dieron paso a un candidato emanado del Partido Acción Nacional (PAN), Vicente Fox en el 2000; para luego dar la presidencia a Felipe Calderón, del mismo partido, seis años después.

La gestión de Calderón es ampliamente recordada por la declaración de guerra a la delincuencia organizada, lo que marcó el inicio de un conflicto armado no internacional entre grupos armados, corporaciones policiales y las fuerzas armadas mexicanas. Uno de los muchos autores que ha hecho referencia a este tema es Jacobo Dayán, quien en una pieza para el portal Aristegui Noticias, expuso:

Desde el inicio de la presencia militar a gran escala para combatir al crimen organizado, el entonces presidente Felipe Calderón lo llamó guerra. En efecto, al parecer estaba en lo correcto, no se trata de una lucha contra el crimen sino un conflicto armado interno.

Un sexenio marcado por la corrupción y la violación a los derechos humanos

En 2012 el PRI retomó el control del gobierno mexicano posicionando a Enrique Peña, quien tomó la decisión de continuar con la guerra emprendida por su predecesor. Su sexenio ha quedado irremediablemente marcado por las violentas consecuencias del conflicto armado interno, entre ellas el Caso Ayotzinapa, que conllevó a la desaparición forzada y posterior ejecución de 43 estudiantes de docencia – un tema por el que ninguna persona ha sido condenada aún.

Al respecto, el portal independiente SinEmbargo recogió las manifestaciones de la directora ejecutiva de Amnistía Internacional en México, que sobre el caso en cuestión, señaló:

A tres años, seguimos buscando a nuestros desaparecidos entre los escombros de instituciones corruptas y el crimen del olvido, en donde la voluntad política real de las autoridades nunca se ha hecho presente (…) la mentira histórica de este caso marcará el sexenio de Peña Nieto (2012-2018), pero nosotros en solidaridad con sus padres y madres los seguiremos contando, los seguiremos buscando, luchando para que salga a la luz la verdad y se tenga acceso a la justicia.

Enrique Peña y su gabinete han sido señalados tanto por la opinión pública como por organizaciones de la sociedad civil por múltiples casos de corrupción, la mayoría impunes. Incluso el Caso Odebrecht, por el que servidores públicos de varios países latinoamericanos han tenido que rendir cuentas y –algunos– enfrentar la justicia penal, resalta en su vertiente mexicana por la ausencia de consecuencias legales y por la opacidad de sus investigaciones.

Por otro lado, el sexenio de Peña destaca por la aprobación de una serie de reformas al texto constitucional, marcadamente en temas educativos, energéticos y en acceso a información pública (transparencia).

Por vez primera los mexicanos tendrán más opciones

De manera novedosa, junto con los contendientes de los partidos políticos tradicionales se tendrá la opción de votar por candidatos “independientes”. Esto es, candidatos que no fueron postulados formalmente por ninguno de los partidos políticos nacionales.

Las propuestas de los candidatos buscan atraer la atención de un país que en los últimos doce años ha perdido a 200.000 personas a manos de la violencia, con una muy precaria libertad de prensa, un número de desaparecidos que no está claro y cientos de miles de desplazados. Se trata de la carrera por la confianza de ciudadanos acosados por el conflicto armado y frustrados frente la corrupción y la impunidad de los círculos del poder.

Al mismo tiempo, las elecciones mexicanas resuenan a nivel regional, de norte a sur. Forman parte de un ciclo de elecciones en el continente que marcan cambios de posición política y virajes fuertes de izquierdas a derechas, de partidos tradicionales a nuevos representantes, o de continuidad a legados y políticas con fuertes bajas de legitimidad.

En la siguiente entrega haremos referencia a cada uno de los candidatos: Ricardo Anaya, José A. Meade, Andrés M. López, Jaime Rodríguez “El Bronco” y Margarita Zavala (quien es también esposa del expresidente Calderón).

También abordaremos el tema de las encuestas buscando conocer la opinión del electorado, pero no nos detendremos ahí. ¡Quédese con nosotros!

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