De don nadie a superhéroe

Inmigrante Hombre Araña recibe ciudadanía francesa.
«¡Lo siento! Ahora solamente aceptamos superhéroes REALES…».
Ilustración del autor. Utilizada con permiso.

Como niño que leía versiones en árabe de historietas de DC y de Marvel en Sudán, creía en los superhéroes. Pero no entendía por qué ningún superhéroe se parecía a mí o tenía historias que a la gente le gustaría contarme. ¿Quizá por esa razón decidí ser dibujante?

Todo mi sentimir de infancia volvieron al presente en Twitter cuando me encontré con el vídeo viral de un hombre que escalaba desinteresadamente un edificio de cuatro plantas en menos de 20 segundos para salvar a un niño. Lo han etiquetado como #ParisSpiderman [Spiderman de París].

Actualicé mi fuente de Twitter y obtuve detalles de la identidad secreta del misterioso #ParisSpiderman, que inundaron mi cuenta de Twitter. Se llama Mamoudou Gassama y es un inmigrante indocumentado de Mali. «Este argumento es mucho mejor (y más realista) que el de Black Panther«, pensé.

Mientras actualizaba la etiqueta para llegar al origen de la historia de este nuevo héroe, me impactó que no se nombrara su religión, que suele ser el primer adjetivo de titulares y etiquetas cuando un inmigrante hace algo negativo.

En pocas horas, los titulares informaban que habían invitado al Spiderman de París a conocer al presidente francés y que le sería concedida la nacionalidad francesa. Una típica presentación de nada a héroe en una historia de superhéroes. Con muy pocos detalles sobre los detalles de la historia de fondo, se destacaban los estereotipos (negro, luchador, pobre, procedente de un gueto), con un rápido avance a la escena culminante donde este héroe desconocido y desvalido salva al niño en un espectáculo público –y¡POW!– aparece un nuevo héroe de «minorías», una incorporación a la gama de superhéroes principalmente blancos.

He aquí el trasfondo que faltaba: Gassama abandonó Mali de adolescente y viajó vía [Burkina Faso] Libia –donde lo arrestaron y golpearon– hacia la costa, donde emprendió un viaje en una peligrosa embarcación hacia Italia. Pasó cuatro años en Italia antes de llegar a Francia en septiembre de 2017 para unirse a su hermano. Sin la documentación adecuada en Francia, estuvo durmiendo en el suelo de una residencia para inmigrantes en Montreuil, a las afueras de París, donde pasaba las noches sobre un colchón delgado que recogía la mañana siguiente. Compartía habitación con seis personas y, por supuesto, no podía trabajar legalmente.

Por tanto, escalar ese edificio fue probablemente una de las cosas más sencillas que Mamoudou hacía en años.

Lo que los lectores deberían comprender y los narradores necesitan hacer de manera diferente esta vez es echar más luz sobre los detalles de la vida de nuestro héroe y las dificultades a las que tuvo que enfrentarse antes de escalar ese edificio para salvar al niño. Superman, el mayor de los superhéroes, fue un inmigrante, pero de «los buenos», de los que parecen «normales» y encajan y no son sometidos a vigilancia.

Dejemos que la introducción de este nuevo y diferente superhéroe haga que Francia, y el resto del mundo, comprendan cómo muchos superhéroes que llegan en esas embarcaciones siguen esperando a entrar en escena.

El próximo asunto: ¿va nuestro héroe a hacer frente a cinco minutos de fama? ¿Cómo va a arreglárselas ahora que se han descubierto sus poderes?

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