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Novela digital narra la violencia contra la etnia china en disturbios de 1998 en Indonesia

Categorías: Australia, Indonesia, Arte y cultura, Derechos humanos, Etnicidad y raza, Guerra y conflicto, Libertad de expresión, Literatura, Medios ciudadanos, Migración e inmigración, Mujer y género

Susurros chinos

Una novela ilustrada digital cuenta las historias de los chinos indonesios que fueron atacados durante los disturbios que derrocaron al gobierno de Indonesia en 1998.

En mayo de 1998, se desataron revueltas en toda Indonesia para exigir la renuncia del entonces presidente Suharto, quien había gobernado al país por más de tres décadas. Los disturbios llevaron a un cambio en el Gobierno, pero miles de civiles inocentes, en particular indonesios de ascendencia china, fueron heridos, violados y asesinados. Muchos Orang Tionghoa (así llaman a los indonesios con ascendencia china parcial o total) huyeron del país por la creciente violencia en su contra.

Un informe [1] del Gobierno publicado en octubre de 1998 reveló que, aunque hubo incidentes violentos contra los chinos indonesios que fueron espontáneos, la mayoría de casos parecía haber sido sistemáticamente planeados por los matones de la ciudad, con el  apoyo de poderosas fuerzas políticas y militares. El informe también documentó casos de violación a muchas mujeres chinas indonesias..

Después de dos décadas, las víctimas de los ataques en 1998 y sus familias siguen pidiendo [2] justicia.

La novela ilustrada Chinese Whispers [3] (Susurros chinos), de la artista Rani Pramesti, que vive en Melbourne, narra la tragedia que la obligó a huir de su amado país en 1998. También incluye las historias de mujeres que presenciaron los disturbios de 1998.

Global Voices la entrevistó sobre la novela y su motivación para iniciar este proyecto:

The Chinese Whispers was inspired by my personal experiences of how the May 1998 racial violence impacted my sense of identity as well as by the historical context of May 1998.

I noticed how 1998 became an important unspoken issue (among) Chinese Indonesian diaspora in Australia.

I can’t speak for other people’s experiences. But I can speak about mine. My family and I were spared from (the) 1998 looting, rape, and violence but we lived the era where we were subjected to politically motivated racism. Being raised unequivocally Indonesian, a proud one that is, the 1998 riot questioned my identity.

Through the Chinese Whispers, I want to reveal what politically motivated racism (PMR) could do to people, (and it) doesn’t matter how many years after it happened. PMR has real human costs, not just in Indonesia but the entire world today.

The Chinese Whispers se inspiró en mis experiencias personales de cómo la violencia racial en mayo de 1998 afectó mi sentido de identidad, y en el contexto histórico de mayo de 1998.

Me di cuenta que 1998 se convirtió en un asunto tácito importante entre los chinos indonesios que viven en Australia.

No puedo hablar de las experiencias de otras personas, pero puedo hablar de la mía. Mi familia y yo nos salvamos del saqueo, la violación y la violencia de 1998, pero vivimos la época en la que fuimos sometidos al racismo incitado políticamente. Me criaron inequívocamente como indonesia, muy orgullosa, y los disturbios de 1998 cuestionaron mi identidad.

A través de Chinese Whispers, quiero revelar lo que el racismo incitado políticamente pudo hacerle a la gente, y no importan los años transcurridos desde entonces. Ese racismo tiene costos reales humanos, no solo en Indonesia sino en todo el mundo de hoy.

Nos explicó por qué escogió el título Chinese Whispers para su novela:

During the creative process with the community, we talked about many things and everything. Yet, when I brought up the events that took place in 1998, of our whereabouts and what not, the voices in the room were reduced to whispers.

As a student of dramatic arts, I learned to observe tones, body languages, expressions. What I came across during the meetings and dramatic workshops, 1998 held a certain significance to the community.

Many said that the 1998 riot is something taboo to talk about. It remains sensitive, it’s hard to talk about the events, but taboo’s not the word to describe it.

Durante el proceso creativo con la comunidad, hablamos de mucho y de todo. Sin embargo, cuando saqué el tema de los sucesos que tuvieron lugar en 1998, de nuestro paradero y otras cosas, las voces en la sala se redujeron a susurros.

Como estudiante de arte dramático, aprendí a observar los matices, el lenguaje corporal, las expresiones. Lo que descubrí en las reuniones y los talleres dramáticos es que 1998 tenía importancia para la comunidad.

Muchos dijeron que el disturbio de 1998 es un tema tabú. Sigue siendo un tema delicado. Es difícil hablar de los hechos, pero tabú no es la palabra para describirlo.

Y esto es lo que espera lograr con su trabajo:

One day I attended a poetry reading by Mark Gonzales, one of his poems reads “We cannot heal what we will not face.” That rang true to me.

20 years on, 1998 is barely acknowledged. There [are] a lot of things to be done in terms of healing, to obtain some forms of justice. I’m not only talking about healing at the personal level, but also as a nation.

I want my readers to remember what 1998 entails and to be moved by the experiences of individuals who went through it.

In my work, my 12-year-old persona experienced having her identity torn apart by politically motivated racism.

I love how dramatic arts contributed in telling my personal stories. After all, despite the macro stories we hear everywhere, in the end, we are all human beings, we all have our micro stories and that is how we connect at the most profound level — from one person to another.

Un día asistí a un recital de poesía de Mark Gonzáles. Uno de sus poemas dice: “No podemos sanar lo que no enfrentamos”. Eso me pareció sincero.

Veinte años después, 1998 apenas se reconoce. Hay muchas cosas por hacer en términos de sanación, para obtener algo de justicia. No solo estoy hablando de sanación a nivel personal, sino también como nación.

Quiero que mis lectores recuerden lo que implica 1998 y se conmuevan con las experiencias de quienes lo vivieron.

En mi trabajo, mi ser de 12 años sufrió la destrucción de su identidad por el racismo incitado políticamente.

Me encanta cómo las artes dramáticas me ayudaron a contar mis historias personales. Después de todo, a pesar de las macrohistorias que escuchamos en todas partes, al final, todos somos seres humanos, todos tenemos nuestras microhistorias y así es como nos conectamos al nivel más profundo, de una persona a otra.

Una de las páginas de Chinese Whispers. Usado con permiso.

Actualmente, Chinese Whispers está disponible en indonesio. Su versión en inglés está prevista para finales de 2018. El trabajo de Rani se puede encontrar en su sitio web [2] y se le puede contactar en su página [4] de Facebook e Instagram [5].