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¿Los sirios tienen alguna opción? Últimos días de Guta, atrapados entre una muerte inmediata y una muerte lenta

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Siria, Derechos humanos, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Migración e inmigración, Mujer y género, Periodismo y medios, Política, Protesta, Refugiados, Relaciones internacionales, Respuesta humanitaria

Sirios camina entre edificios destruidos en el barrio de Jobar, suburbios de Damasco, la capital siria, el 9 de marzo de 2016. Foto de Sameer Al Doumy, usada con autorización.

¿El pueblo de Guta, Siria, tiene realmente alguna opción o intervención en su destino en sus últimos días ahí? Dadas las terribles y apremiantes condiciones que enfrentaron tras cinco años de agobiante asedio [1], los habitantes de Guta se dieron cuenta de que tenían solamente tres opciones: ir a otras zonas controladas por el régimen, quedarse en Guta bajo el control del régimen o inicar el desplazamiento forzado.

Luego del asedio y continuos bombardeos que paralizaron la vida y los obligó a vivir bajo tierra, el régimen sirio, con el apoyo de las fuerzas rusas, inició una ofensiva para entrar en Guta y tomar el control en toda la zona. En ese tiempo, los habitantes se vieron sometidos a bombardeos irrestrictos de muchos tipos de armas, incluidas armas químicas. Se vieron obligados a vivir en sótamos donde protegieron a sus hijos con la fe de que sus frágiles cuerpos podrían protegerlos. No habían elegido ninguna de esas opciones.

Los sobrevivientes de Guta relatan haber esperado un momento de tranquilidad entre dos ataques aéreos para salir de sus sótanos y buscar conexión a internet para poder contactar con el mundo fuera de sus asediadas zonas y leer noticias.

En zonas asediadas, el régimen inició una guerra psicológica con su aparato mediático. Una sensación general de derrota, impotencia y abandono prevaleció en círculos de oposición en medios sociales.

Ir a zonas controladas por el régimen

En febrero de 2018, el régimen lanzó una masiva ofensiva militar [2] en Guta, respaldado con fuertes ataques aéreos rusos dirigidos contra áreas residenciales y hospitales de campo. Las fuerzas del régimen dividieron la zona en tres secciones y luego bombardearon cada una fuerte y continuamente. Simultáneamente, abrieron pasajes especiales para salir de Guta y a refugios [3], y se permitió a los civiles salir de Guta exclusivamenet a esos refugios.

Esos refugios parecen más campos de detención. Dejaron entrar a las personas solamente después de registrar sus datos personales y confrontar sus nombres en listas negras de diversas ramas de seguridad del régimen sirio. No se permitía la salida de las personas sin un garante. Muchos jóvenes que salieron de Guta y fueron a esos refugios terminaron recutados a la fuerza en el servicio militar del Ejército del régimen. Además, los ocupantes recibieron asignaciones de comida de manera humillante, como quedó demostrado en videos filtrados en internet.

Medios de comunicación oficiales intentaron reflejar una imagen contraria, con videos que muestran a civiles sobresaltados que repiten cánticos impuestos [4] y lemas que alaban al presidente y al Ejército sirio que los salvó de los «terroristas».

Ahmad, 23 años, habla de cómo convenció a su familia (padres y tres hermanos menores) de salir por esos pasajes seguros:

My father is a peasant. He owns a farmland in Beit Sawa [5]. The offensive started with heavy and non-stop shelling, and the regime started penetrating the area from the side of Beit Sawa. My father got entrapped in the farm and we lost contact with him. When he finally managed to return to us he told us that he hid, along with a neighbor, in a hole under ground. When the shelling halted briefly, they got out of hiding and saw the Syrian army closing in, so they decided to flee, across the fields, back to Hamouriya.

The army advanced towards Hamouriya, but we were not able to flee to Irbeen, not with my little siblings, since the road was being heavily shelled and therefore there were no vehicles for crossing that long distance. That's when I started convincing my family to exit to the regime controlled areas. They opposed at first, but the regime was advancing steadily and my ability to protect my siblings and provide food was decreasing. After long arguments, accompanied by the sounds of heavy shelling closing in, I decided to walk all the way to Irbeen, while my family would exit through the passages to the shelters.

Mi padre es campesino. Tiene una granja en Beit Sawa [5]. La ofensiva comenzó con fuertes bombardeos incesantes, y el régimen empezó a penetrar en la zona desde el lado de Beit Sawa. Mi padre quedó atrapado en la granja y perdimos contacto con él. Cuando finalmente logró regresar, nos dijo que se escondió con un vecino en un agujero subterráneo. Cuando el bombardeo se detuvo brevemente, salieron del escondite y vieron que el Ejército sirio se acercaba, así que decidieron huir, por los campos, hacia Hamouriya.

El Ejército avanzó a Hamouriya, pero no pudimos huir a Irbeen, no con mis hermanos, pues estaban bombardeando el camino y, por lo tanto, no había vehículos para cruzar esa larga distancia. Fue ahí que empecé a convencer a mi familia para salir de las zonas controladas por el régimen. Se opusieron al comienzo, pero el régimen avanzaba firmemente y mi capacidad para proteger a mis hermanos y darles comida disminuía. Tras largas discusiones, acompañadas de los sonidos de fuertes bombardeos que se acercaban, decidí caminar ahsta Irbeen, mientras mi familia salía por los pasajes a los refugios.

Muchas familias se separaron por decisiones similares. Los hombres se quedaron en Guta por temor a ser arrestados o reclutados a la fuerza en el Ejército sirio, mientras muchas mujeres y niños huyeron a los refugios por temor a las ejecuciones sumarias cuando el Ejército incursionara en sus barrios.

Una mujer de 35 años que está en un refugio cuenta:

My husband, brother and I got separated. I came here with my mother and children, while the men stayed behind and later left to Idlib. I don't know if my decision to exit through the passages was right, and I don't know if I am going to regret it, but I was escaping a certain death. I don't know if I will ever be reunited with the rest of my family members, or when and where.

Mi esposo, mi hermano y yo nos separamos. Vine con mi madre y mis hijos, y los hombres se quedaron y partieron luego a Idlib. No sé si mi decisión de salir por los pasajes fue buena, y no sé si lo voy a lamentar, pero escapaba de una muerte segura. No sé si alguna vez me reuniré con el resto de mi familia, ni cuándo ni dónde.

Asentarse en Guta, controlada por el régimen

Muchos habitantes de Guta eligieron quedarse en sus casa y «asentar su posición política» mientras el Ejército sirio tomaba control de la zona, con temor de que ir a Idlib significaría ser sometidos a bombardeos y asedio de nuevo. Quienes optaron por eso incluyen campesinos que no quieren dejar sus tierras, los ancianos y los pobres.

Las fuerzas del régimen recurrieron al «asentamiento» como una alternativa a un enfoque político holísitico basado en negociaciones.

La táctica es que las fuerzas del régimen lancen una masiva ofensiva militar en una zona en manos de rebeldes. Con bombardeo excesivo, estratégicamente dirigido a instalaciones como escuelas y hospitales, y con un agobiante asedio, a los rebeldes les quedaron dos opciones: seguir una lucha inútil hasta la muerte, o acordar un asentamiento con el régimen, a menudo reforzado con apoyo ruso.

Las condiciones del asentamiento varían ligeramente entre las diversas zonas en manos de rebeldes, pero comparten los mismos puntos claves. Además de algunos detalles militares y relacionados con el campo, los rebeldes deben entregar sus armas a cambio de un cese al fuego y una salida garantizada hacia el norte de Siria (Idlib). Esta fue la elección de quienes no quieren vivir bajo el dominio del régimen, con temor de arresto o muerte. El régimen  aplicó ese escenario en decenas de zonas en manos de rebeldes.

Safaa, maestro de 30 años, habla de esa opción:

My decision depended on my parents and siblings. My brothers could not stay here because the regime will force all men into either military service or imprisonment. Both my parents are old, they cannot leave their hometown after spending 70 years here. My brother was martyred and left behind a wife and two little kids who are the center of our lives, but also our responsibility. Therefore my brothers left and I stayed behind with my parents and the family of my martyred brother.

I don't know what the future will be like. Maybe there will no longer be a stifling siege, maybe there will be no more shelling, but what about my brothers? Will we stay here? Will they force us to leave at some point? Will they allow me to keep on teaching? How will my parents be able to endure living away from my three brothers?

Mi decisión dependía de mis padres y hermanos. Mis hermanos no se podían quedar porque el régimen obligará a todos los hombres a entrar al servicio militar o prisión. Mis padres son ancianos, no pueden dejar su ciudad natal después de pasar 70 años acá. Mi hermano fue martirizado y dejó una esposa y dos hijitos que son el centro de nuestra vida, pero también nuestra responsabilidad. Por lo tanto, mis hermanos se fueron y yo me quedé con mis padres y la familia de mi hermano muerto.

No sé cómo será el futuro. Tal vez ya no haya asedio, tal vez no haya más bombardeos, pero ¿qué hay de mis hermanos? ¿Nos quedaremos acá? ¿Nos obligarán a salir en algún momento? ¿Me permitirán seguir enseñando? ¿Cómo podrán mis padres soportar vivir lejos de mis tres hermanos?

No hay garantía de seguridad por parte del régimen y sus fuerzas de seguridad para los que eligen «asentarse». A los hombres que se quedan los reclutan forzadamente en el Ejército y los envian a las líneas, y convierten a esas víctimas de bombardeos en cómplices de bombardeos a otros. Quien se quede puede enfrentar cárcel y tortura. La víctima más reciente de estos asentamientos en los barrios orientales de Alepo es el abogado Mahmoud Mihyo, que fue arrestado y murió luego por torturas.

Desplazamiento forzado

Casi 66,000 [6] personas partieron de Guta a Idlib o al norte, a la rural Alepo, para conservar la vida [7]. Maher, de 26 años, explica su decisión:

I cannot trust this regime enough to live under its rule. I know that there are people who actually settled with the regime in rural Damascus, but many of them were imprisoned, killed or dragged to forced recruitment in Assad army.

No confío en este régimen como para vivir bajo su mando. Sé que hay personas que se asentaron con el régimen en Damasco rural, pero muchos terminarin encarcelados, muertos o forzados a reclutarse en el Ejército de Assad.

Muhannad habla sobre elegir salir de Duma, la última zona en manos rebeles en Guta, mientras su familia se queda:

The question is should we stay in our land, under the pretext of settlement and reconciliation, but also under the control of a regime that has been killing us for seven years using all kinds of military, civil and social weapons? Should we leave the land of our childhood, where we grew up and had children of our own; where we built relationships with our neighbors and where we witnessed happiness and sadness? Should we leave it all behind and leave? How can I take my wife and four kids from a dark reality to an unknown one? Would we be living in a camp waiting for food aid boxes? Many questions and no definitive answers.

I took the bus of the forced displacement, alone. As the bus moved, I kept looking at my wife and children. I promised them that I will be reunited with them soon wherever I will be, maybe within a month, maybe within a year. Maybe I will not be able to see them ever again. I left them with enough means to help them survive and my prayers to stay safe. I bid my final goodbyes to my parents at their graves, then to my family, and I got on the bus of forced displacement and left.

La pregunta es: ¿deberíamos quedarnos en nuestra tierra, bajo el pretexto de asentamiento o reconciliación, y también bajo el control de un régimen que nos ha estado matando durante siete años con todas las armas militares, civiles y sociales? ¿Debemos salir de la tierra de nuestra niñez, donde crecimos y tuvimos nuestros hijos, donde construimos relaciones con nuestros vecinos y vimos alegría y tristeza? ¿Debemos dejar todo e irnos? ¿Cómo puedo llevar a mi esposa y mis hijos de una realidad oscura a una desconocida? ¿Viviremos en un campo donde esperaremos [que lleguen] cajas de comida asistencial? Muchas preguntas sin respuestas definitivas.

Tomé el bus al desplazamiento forzado, solo. Cuando el bus se movió, me quedé mirando a mi esposa e hijos. Les prometí que me reunirían con ellos cuando pudiera, tal vez en un mes, tal vez en un año. Tal vez no llegue a verlos más. Los dejé con suficientes medios para ayudarlos a sobrevivir y mis oraciones para que estén seguros. Me despedí de mis padres en su tumba, luego de mi familia y me subí al bus del desplazamiento forzado y partí.

Quienes enfrentan el desplazamiento forzado viven las dificultades de empezar de nuevo con escasez de recursos en las zonas que albregan a los desplazados, sobre todo en el norte de Siria. Esto se amplía por la falta de respuesta internacional a sus necesidades humanitarias.

Hassan, de 18 años, ha pasado toda su adolescencia bajo asedio y cuenta sus sueños:

«I want to continue my studies, but I also have to work to make a living. Until this moment I haven't been able to find a good job; neither did I get the chance to continue my studies. This is because I still haven't settled well. I am trying to focus on my new life, and to live through my longing to my family, friends and neighborhood.

Quiero continuar mis estudios, pero también debo ganarme la vida. Hasta este momento, no he podido encontrar un buen trabajo ni he podido continuar mis estudios. Es porque todavía no me he asentado bien. Estoy tratando de dedicarme a mi nueva vida y aguantar la falta de mi familia, amigos y barrio.

Ahmad describe su nuevo comienzo en Idlib:

With the money that I had, I started to sell vegetables on the street, which is my current occupation. I dream of growing my business to eventually own a supermarket so that I can make money and support my parents. There is nothing more bitter than living away from your loved ones, but I try not to think about it much so that I don't fall in depression. I try to fool myself by pretending that I am just like any traveler and that I will return home one day. Every night before I go to bed I flip through the photos of my parents, my brothers and sisters and my friends who were martyred in Hamouriya. I wipe my tears in hope that I will wake up in the morning to knowing that I can finally go home and be reunited with my family.

Con el dinero que tenía empecé a vender verduras en la calle, mi ocupación actual. Sueño con tener un negocio y tal vez tener un supermercado para ganar dinero y mantener a mis padres. No hay nada más amargo que vivir lejos de quienes quieres, pero trato de no pensar mucho en eso para no caer en depresión. Trato de engañarme y pensar que solamente soy como cualquier viajero y que regresaré a casa algún día. Todas las noches antes de dormir, miro las fotos de mis padres, hermanos y amigos martirizados en Hamouriya. Derramo lágrimas con la esperanza de despertar en la mañana y saber que puedo ir a casa finalmente y reunirme con mi familia.

La comunidad internacional sigue sin poder encontrar una manera de poner fin a la violencia fatal en Siria. Cientos de miles han muerto por torturas, hambre y frío en los campos de refugiados, en bombardeos extremos o en las líneas con las fuerzas del régimen.

Rafeef, veinteañera que salió de Ghuta, proclama:

Now that I am out of Ghouta, I will make it my life purpose to tell the world the story of our displacement, of who did this to us, why he did it and what he did to us before sending us to exile.

Ahora que salí de Guta, haré que el propósito de mi vida sea contarle al mundo la historia de nuestro desplazamiento, de quién nos hizo esto, por qué lo hizo y qué hizo antes de enviarnos al exilio.