¿Por qué ven los venezolanos reflejos de su país en “1984” de George Orwell?

«El Gran Hermano te observa» Montaje elaborado por César Courbenas, usado con permiso.

Para muchos dentro de las redes dentro y fuera del país, el Gran Hermano cierra el puño en Venezuela. Las menciones que comparan la popular historia de George Orwell con la situación de Venezuela no han sido pocas, aisladas o recientes.

En la obra, el personaje principal, Winston Smith, busca rebelarse y colaborar con la caída del gobierno, que controla y castiga brutalmente a los que delinquen así sea con el pensamiento.

Orwell logra con su novela un retrato de un gobierno totalitario que controla y dirige los aspectos públicos y privados de la vida de sus ciudadanos. Y más allá del libro y de su historia, la obra creó también un universo de símbolos y metáforas en los que se destaca el lenguaje y la Historia como parte de estrategias sólidas de control social.

El retrato totalitario de Orwell ha trascendido también a una universalidad que muy pocas obras logran. Los venezolanos no han sido los primeros en comparar 1984 con los regímenes bajo los que viven.

Sin embargo, la profunda crisis a varios niveles que Venezuela enfrenta actualmente y el colapso económico y social que se ha puesto como telón de fondo en la historia reciente del país ha hecho que muchos atribuyan características de la Oceanía de Orwell al sistema político instaurado por Hugo Chávez y continuado por su sucesor, Nicolás Maduro.

Un “Ingsoc bolivariano”

Caracas, 05 de marzo del 2014. Actos de conmemoración de la muerte del Comandante Hugo Chávez Frías. Foto: Xavier Granja Cedeño. Compartida bajo licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 2.0 Generic license.

1984 llegó a montarse en 2017 en una muy promocionada adaptación teatral. Sus productores sostienen que el objetivo de la adaptación está en el carácter universal de la obra, pero las comparaciones que rodean el contexto en el que llega a las tablas no podría sino plantear varias de estas preguntas al público. En Twitter, una de las redes sociales más populares en el país, las menciones a Venezuela y 1984 aparecen de modo regular:

Ahora, no son solamente quienes se reconocen en la oposición al gobierno los que ven reflejos de Oceanía en Venezuela. Las crisis alimentaria y de medicinas, así como la violencia de las protestas despiertan opiniones similares en algunas personas que apoyan al gobierno de Nicolás Maduro. La diferencia en este caso es que los culpables del control y de la represión vienen, bien de fuerzas extranjeras, bien de la oposición al gobierno. Así lo expresa Guillermo Moreno en el sitio colectivo generalmente de apoyo al gobierno, Aporrea:

…recordé las largas colas para un pote de leche, para un pañal, para una medicina Y no pude dejar de asociar ese sufrimiento y esa tortura como una forma mas de manipulación que ejerce un estado para lograr sus objetivos […] Y es que el antiguo estado capitalista en Venezuela aun mantiene intacto todo su poder. Ese que tiene para dejarnos sin la leche para nuestros hijos, sin sus pañales, sin las medicinas y que nos manipula a través de los medios de comunicación tratando de convencernos de que el enemigo es el estado socialista y popular

Una visión compartida por Pedro Patiño, desde el mismo portal:

El partido único de gobierno, la hegemonía comunicacional del estado político, la propaganda de guerra por parte de sectores nacionales y extranjeros opositores, el uso de tecnologías para avanzar en la disociación psicótica de los ciudadanos, todo esto nos lleva a decir que esta magnífica novela que está enmarcada en la «Distopía» es decir en la «anti utopía» nos cae como anillo al dedo.

«El Gran Hermano te observa»

Fotografía de valla con los ojos de Chávez tomada en Guarenas, en el centro norte del país. Imagen compartida por el usuario The Photographer, publicada bajo licencia Creative Commons CC0 1.0 Universal Public Domain Dedication.

Como Gran Hermano se conoce al líder supremo de Oceania en 1984. Su voz y rostro domina no sólo los medios de comunicación, sino que es omnipresente en la vida diaria. Si vive o no es indiferente, la suya es la cara del Estado. Para buena parte de quienes opinan en las redes el uso de la imagen de Hugo Chávez, en particular de sus ojos, en carteles, vallas, grafitis y hasta logos de entes gubernamentales en varias ciudades de Venezuela es también comparable con la omnipresencia del Gran Hermano de Orwell. Así lo observa Pedro Villa desde sitio Contenido Web:

Los ojos de Chávez se despliegan por toda Venezuela, en todas las instituciones, en vallas, en instalaciones militares y más. Todo con la misma intención que en la novela, decirnos: “Somos el poder y te estamos vigilando”. Lo más tétrico es que en la realidad venezolana el “Gran hermano” vigilante son los ojos de un muerto.

Las diversas estrategias de control de la información han sido también uno de los elementos que más han impulsado a esta identificación con el gobierno de Venezuela. En este artículo del medio Caraota Digital hay un análisis a partir del proyecto de ley que busca “regular el odio” en línea. El proyecto de ley no fue puesto a disposición de la ciudadanía, pero fue impulsado y aprobado por los representantes de la Asamblea Nacional en medio de protestas en las que se cuestionaba, entre muchas otras cosas, la legitimidad misma del organismo:

La Ley del Odio, recién aprobada por la ANC, cuenta con estructuras que permitirían acabar con los “traidores de la Revolución” […] De igual manera [se prohibe a] los usuarios de redes emitir mensajes que, de acuerdo con la interpretación de la ley, promuevan el odio o la intolerancia hacia un determinado grupo político.  

Guerra es Paz

Otras similitudes aparecen no solamente en la interpretación de proyectos de ley, del discurso o de los poderes. La creación del Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo en 2013 despertó numerosas críticas en redes y sonaron familiares a muchos lectores de Orwell. También han sido fuente de preocupaciones los cambios hechos a los textos escolares, particularmente en Historia de Venezuela. Estos cambios forman parte de varios esfuerzos que parecen buscar un replanteamiento de los movimientos de Independencia, así como y una nueva visión de la vida y obra de Simón Bolívar, su héroe patrio más importante. Algunas de estas iniciativas se han visto a través nuevas investigaciones sobre la muerte de Bolívar y de obras cinematográficas que recrean su biografía.

Al respecto, Veda Everdum, del diario El Nacional, señala:

Los que nacieron de 1980 a 1995 y vivieron en Venezuela saben perfectamente quién fue, qué hizo, y todo lo que «en realidad» pasó de 1998 al 2012 con el gobierno del ex-presidente […] el gobierno oficialista ha empezado, desde que murió el Presidente Chávez, a cambiar la historia, a cambiar el pasado; a pintarnos algo que en realidad sabemos que no fue así.

El uso de la lengua y los adjetivos dados a uno y otro grupo político también tienen lugar en estas conversaciones. Así, autores en línea como Andoni Abedul, desde su espacio en Medium, dicen:

Esto se puede ver claramente cuando llaman a los opositores [«golpistas»], pero el gobierno celebra el 4 de Febrero, una fecha en la que el ex-presidente [Hugo Chávez] hizo su primer intento de golpe de estado contra el presidente de aquel entonces. 

Finalmente, algunas visiones venidas de años atrás plantean preguntas elementales en cuanto al uso de etiquetas por parte del gobierno. Con años de símbolos y discurso ligados a rebeliones y contrapoderes venidos desde el gobierno ¿quiénes son los rebeldes y quién es el poder? Así lo plantea Adam Pervez:

One thing I wondered, though, was at what point does this propaganda stick and just become part of common knowledge, or when does it becomes ridiculous and embarrassing. Here, a lot of things are labeled “revolution” or “revolutionary”. […] Doesn’t the revolution become the powers that be at some point?

Algo que me preguntaba era en qué punto esta propaganda se queda y se vuelve simplemente parte del conocimiento común, o cuándo se vuelve ya ridículo y penoso. Aquí, muchas cosas están etiquetadas como «revolución» o «revolucionarias». ¿La revolución no se vuelve en algún punto ya parte del poder establecido?

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